¿Cómo puede realmente conseguir ese voto en el Congreso?
—No es fácil. No ha sido fácil. Más que depender de cabilderos, que ha sido un error histórico, porque son mercenarios, pero no necesariamente sufren o padecen las consecuencias de las decisiones del Congreso sobre Puerto Rico. A todos ellos los voy a visitar para educarlos de la responsabilidad de ellos con Puerto Rico, que no han ejercido a cabalidad. Estados Unidos ha abandonado a Puerto Rico durante los últimos 50 años. Los presidentes casi siempre van más a Costa Rica y a República Dominicana que lo que vienen a Puerto Rico en sus términos, y eso es inaceptable.
Hay quienes piensan que la gestión del comisionado residente es pedir o “exigir” fondos para Puerto Rico. ¿Cómo ve esta función?
—Veo el rol del comisionado como uno dual. El fiscalizar al Gobierno estatal para asegurarse de que los fondos federales que se asignen sean utilizados a plenitud. Segundo, qué oportunidades hay que nos correspondan y no las tenemos ahora por caprichos de algún congresista. Lo otro es volver al tema político.Nos hemos dado cuenta de que el Estado Libre Asociado está roto, más que como estadistas, vamos a hablar como puertorriqueños. Vamos a resolver este problema y a buscar una solución que sea digna para Puerto Rico y para Estados Unidos a la misma vez.
Ha mencionado que el Plan Tennessee es cosa de otro tiempo. Su compañero de papeleta, Pedro Pierluisi, lo favorece al incluirlo en su proyecto de consulta de estatus para la isla. ¿Están sus ideas sobre el asunto encontradas?
—Debemos buscar algo que no sea de otros, sino algo propio. El mecanismo de presión que podemos utilizar puede ser distinto de los mecanismo de presión de aquella época. Cuando yo usé el término para describir el Plan Tennessee, si te quedas ahí, es más que el nombre y no tiene ningún sentido, porque estás resumiendo un problema complejo en una frase. Lo que propone Pierluisi es que, de no darse los proyectos de ley en el Congreso, propone que se dé una consulta en abril de 2017 sobre la admisión de Puerto Rico como estado y la elección de delegados especiales al Congreso; ese es el vínculo. Su propuesta es que PRFAA debe pagar los gastos de estas personas.
¿Y qué usted haría con la Oficina de Asuntos Federales de Puerto Rico (PRFAA, por sus siglas en inglés)?
—Lo que voy a proponer es que PRFAA se convierta en otra oficina distinta de lo que es hoy. Y se debe llamar algo como Puerto Rico Statehood Congressional Delegation Office. Esos funcionarios yo los pondría a trabajar en una especie de comisión para que atiendan esas oportunidades de presión. Algunos de ellos que breguen con la diáspora puertorriqueña. Otro se puede encargar de la relación con los grupos hispanos. Otro se puede encargar del sistema de acceso directo a los portales del Congreso y Casa Blanca. Hay que visualizar los mecanismos de presión con presencia física allí con unas acciones consistentes. PRFAA cambia cada vez que viene un gobierno y cambia el perfil. El plebiscito le dará un mandato a esa oficina para que se reorganice.
¿Para cuándo se puede proyectar esa autodeterminación que propone?
—Para el 2020. Hasta ahí llegamos. Esa es la fecha límite que Puerto Rico tiene para convertirse en estado. Eso es un mecanismo de presión. Ese es el símbolo al que tenemos que agarrarnos para usarlo como motivación.
Ya se ha dado por sentado en un sector de su colectividad que Jenniffer González ganará la contienda por Washington, ¿qué cree usted?
—Pregúntales a ellos hoy a ver qué te van a decir. Si se hace una encuesta hoy, van a decir que ese no es el caso. Yo sé más de la teoría de la política que de la práctica.
¿Cómo se enfrentará directamente a la candidata?
—Estoy seguro de que, si hacen contrastes contra ella o cualquier otro candidato anunciado del partido opositor, todo el mundo va a decir que yo tengo más oportunidades que los otros tres. Eso es así hoy.
¿Por qué no debe ganar Jenniffer González esa contienda?
—Porque no tiene experiencia en Washington. No tiene experiencia haciendo que las cosas pasen. No tiene experiencia haciendo que las cosas se den. Francamente, pongan los récords de los dos y que ustedes decidan.
¿Aunque en la experiencia de las contiendas electorales pasadas usted no ha prevalecido?
—Si mi intención fuera prevalecer en contiendas electorales, no habría escogido la candidatura a la comisaría residente. Te lo aseguro.
Del Partido Popular Democrático, ¿quién sería su contrincante más fuerte?
—Sin lugar a dudas, para mí el más fuerte es Héctor Ferrer. Con ese es con el que quiero debatir porque es una excelente persona, porque va a ser un debate de altura, porque vamos a traer ideas. Le deseo la mejor salud a él y que estemos juntos en ese debate.
Usted fue parte de la administración Rosselló y se le reconocía como el supersecretario. ¿Por qué ahora le da la espalda a su hijo Ricardo Rosselló?
—-Esto no tiene que ver nada con Pedro Rosselló. Esto tiene que ver con quién está mejor preparado y quién tiene mejor equipo, y ese equipo pues lo tiene Pierluisi y Pesquera.
Usted sería una cara nueva para una generación joven, pero también habrá quienes lo recordarán por los asuntos del pasado. ¿Cómo compaginaría la memoria histórica con el reto de darse a conocer?
—Es un reto para mí. La conexión con la juventud es un asunto que tengo que atender, porque, por más que yo piense que todo el mundo me conoce, ni cuando era secretario de Transportación y Obras Públicas me conocían. Además, después de 15 años, definitivamente, hay reducción del factor reconocimiento. Obviamente, me corresponde revertir eso.
Sobre lo ocurrido en la Oficina de la Procuradora de la Mujer, cuando irrumpió para poner la bandera estadounidense y terminó fichado, ¿se arrepiente?
—Arrepentirse es una palabra muy fuerte. Yo no debí haber permitido caer en esa encerrona. Son cosas de las que me arrepiento, no tanto por lo que hice, sino por lo que permití que otros me hicieran. Obviamente, eso es algo que no se va a repetir.
Esta situación contrastó de alguna manera con el mote que utilizaron durante su campaña para la gobernación en 2000 cuando lo calificaron de “mongo”. ¿Qué valoración hace de esos ataques personalistas?
—Si tú les enseñas a unos padres hoy mi desempeño, lo que he hecho, ¿no crees que a ellos les gustaría tener un hijo mongo? Yo estoy orgulloso de mi desempeño. Que vengan muchos mongos, cuantos mongos hagan falta para resolver nuestros problemas. Yo lo que he hecho es resolver problemas. Si tú me pones a mí con los atributos positivos en comparación con otro candidato, lo supero. Los estilos del pasado y la maldad del pasado se reactiva ante un acto de desesperación.
¿Qué cree de los partidos
nuevos y las candidaturas
independientes?
—-Mi consejo, si tú quieres ser gobernador de Puerto Rico, tienes que aspirar bajo una de las insignias de los partidos principales.
¿Por qué?
—Porque no es eficaz. De otra forma, no funciona.
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