Un nuevo día entre Estados Unidos y Cuba (horizontal-x3)
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, disfrutó del juego entre los Rays de Tampa Bay y una novena de Cuba junto a su homólogo cubano, Raúl Castro. (Especial para GFR Media / J. Ismael Fernández Reyes)

LA HABANA, Cuba – Barack Obama se marchó de Cuba y dejó a su paso una estela de momentos históricos, marcados por una frase que encierra la esencia del mensaje que quiso dejar en la isla, en Estados Unidos y en el mundo: “es un nuevo día en las relaciones entre nuestros dos países”.

El paso del presidente de Estados Unidos por Cuba, el primero desde 1928 y desde que se estableció el bloqueo o embargo económico a la isla, no satisfizo el hambre voraz de los extremos en polémica en el caso cubano.

Por un lado, no hubo denuncias extremas de violaciones a derechos humanos, repudio al sistema de gobierno o apoyo incondicional a los “disidentes”, como hubiesen esperado los sectores más críticos del Gobierno de Cuba. Y por el otro, tampoco elogió o validó en demasía al sistema en Cuba, sí reclamó mayores libertades democráticas y retó al pueblo cubano a ser quien decida por sí mismo su futuro, como se hubiera querido aquí.

Visita de Barack Obama a Cuba

Así, el presidente se manejó con una delicadeza increíble en este periplo habanero, pero dejando establecidos tres preceptos fundamentales: las relaciones entre Cuba y Estados Unidos deben seguir mejorando sustancialmente dentro de los puntos que los acercan y no los que los dividen, el bloqueo o embargo debe acabar y se hace necesario en el país un proceso de actualización acorde con lo preceptos democráticos occidentales.

“Es un nuevo día en las relaciones entre nuestros dos países”, dijo Obama en su declaración conjunta junto a Castro. Ese mensaje se reforzó durante toda la visita, incluso ayer, cuando realizó un discurso sin precedentes en el Teatro Alicia Alonso de La Habana, en el cual pidió, ante la plana mayor del gobierno cubano, el fin del embargo o bloqueo económico y llamó a respetar la libertad de expresión en la isla.

La escena era inconcebible. El presidente Obama sólo en un podio en Cuba, ante una sala repleta, en su mayoría de personal del gobierno cubano, incluyendo su presidente Rául Castro.

Allí, el mandatario estadounidense hizo gala de sus dotes de orador y dijo que “he venido aquí para sepultar el último vestigio de la guerra fría en las Américas”.

“A veces los cambios más importantes comienzan en pequeños lugares… Ha llegado el momento de mirar hacia el futuro”, indicó el dirigente, quien se dirigió al Congreso para que tome acción sobre el embargo o bloqueo.

“He llamado al Congreso para que elimine el embargo… Es una carga de antaño sobre el pueblo cubano”, indicó. “Aunque levantemos el embargo, los cubanos no podrán darse cuenta de su potencial sin cambio continuo aquí en Cuba”, añadió.

Fue entonces que vino el reclamo democrático de parte del presidente.

“Debe haber internet libre en toda la isla… Yo creo que los ciudadanos deben ser libres de hablar sobre lo que piensan sin temor alguno. Y sí, creo que losvotantes deben elegir sus gobernantes en elecciones libres y democráticas”, sostuvo con contundencia y recibió fuertes aplausos de la audiencia.

Obama piropeó al pueblo al señalar que “creo en el pueblo cubano. El cubano inventa en el aire”. Apeló a mirar hacia delante con su famoso lema “sí, se puede” y dijo que las relaciones entre ambos países tienen gran futuro porque “todos somos americanos”.

El viaje de Obama será recordado por la evidente complicidad que existe entre él y el presidente Castro, quien lo despidió personalmente ayer luego de participar juntos en un partido entre los Rays de Tampa Bay y una selección cubana de béisbol. Antes del juego, Obama se reunió con líderes de la disidencia cubana, como Berta Soler y Elizardo Sánchez, a quienes recalcó que su gobierno no está de acuerdo en varios temas de derechos humanos con su contraparte cubana, pero tampoco dijo que echará para atrás su política de acercamiento.

En el partido de béisbol el pueblo evidenció su respeto por Obama, a quien vitoreó cuando hizo su aparición en el Estadio Latinoamericano de La Habana para ver el juego de béisbol.

“El presidente Obama nos ha traído esperanza. Creemos que el bloqueo por fin va a caer, el pueblo siente que él es nuestro amigo”, expresó Yunieski Torres, un trabajador estatal de 35 años.

También se recodará por el reclamo por los presos políticos hechos por la prensa estadounidense a Castro, el cual se transmitió por televisión nacional, un hito en este país.

“Yo nunca había visto una cosa así, que le hicieran esas preguntas a nuestro presidente, pero eso es positivo, ver cómo se manejan las cosas en Estados Unidos”, dijo a El Nuevo Día una habanera residente del barrio de Vedado, quien prefirió no identificarse.

Este capítulo histórico por demás, ha quedado cerrado. La lógica de los acontecimientos indica que se abrirá otro. ¿El de Castro en la Casa Blanca? Esa fue una pregunta que se hizo pero su respuesta quedó en el aire.