Por José M. Saldaña| Expresidente de la UPR
Desde hace varios años el amigo Jaime Benson y este servidor hemos señalado en distintos foros que hay una estrategia ideológica malsana y maquiavélica por parte de sectores del liderato del actual gobierno para llevar a la quiebra a Puerto Rico y así convertirnos en un problema para el Congreso para de ese modo alejarnos de los Estados Unidos y de la posibilidad de la estadidad. Ante la actual crisis económica y fiscal, la presente administración estratégicamente ha volcado la responsabilidad en el gobierno federal para “ayudarnos a resolver la situación”.
Han recurrido a ponerle presión al Congreso y a la presidencia para que actúe con premura y a tiempo para supuestamente evitarnos una “crisis humanitaria”. Esto lo hacen a sabiendas de que los procesos para legislar en el Congreso toman tiempo. Pero la idea es que ante la falta de rápida acción congresional, responsabilizar a “los americanos” por la hecatombe que se nos viene encima de manera que los malos sean aquellos del norte con el resultado que antes hemos expresado.
La Soberanía Separada nos Haría Iguales a Cuba o Venezuela
Ante esta situación el ejecutivo y la legislatura se pusieron de acuerdo para pisotear la Constitución del ELA mediante legislación aprobada sin vistas públicas, de madrugada y a la cañona, convirtiendo a una persona inmadura, irresponsable y de limitado intelecto en un dictadorzuelo. Mediante la Ley de Moratoria de Emergencia y Rehabilitación le han entregado a AGP múltiples poderes absolutos para hacer y deshacer a gusto y voluntad.
Entre los poderes delegados a AGP está la opción de expropiarle a aquellas empresas privadas que por las razones de peso que sean, se niegue a continuar prestándole servicios al gobierno durante la actual “declaración de emergencia”. Es decir que si los transportistas a los que el gobierno les debe millones de dólares teniéndolos al borde de la quiebra, se negasen por razones de viabilidad económica a seguir prestando servicios, se le pueden expropiar sus propiedades para obligarlos a seguir prestando servicios.
Cualquier persona que retire todo o una parte sustancial de los depósitos en el Banco Gubernamental de Fomento incurrirá en delito grave y podrá ser multado por $25,000 o un año de cárcel. Esto quiere decir que aquellas instituciones que tengan los dineros depositados en el BGF se tienen que hundir con este pues no pueden remover su dinero del banco so pena de multa y cárcel.
Al día siguiente a la aprobación de este engendro y el Gobernador convertirlo en ley, el presidente del Senado Eduardo Bhatia arremetió contra Alejandro y su equipo económico, por lo que a su juicio ha sido “un manejo pésimo en explicar” la ahora ley que viabiliza la moratoria en el pago de la deuda pública de Puerto Rico. Hay que preguntarse por qué Bhatia no proveyó para que hubiera vistas públicas en el Senado que él preside para que hubiesen explicado y clarificado todos los extremos del proyecto antes de aprobarlo a la carrera y de madrugada.
Cabe también preguntarle a Bhatia si él leyó el proyecto antes de aprobarlo. ¡Partida de irresponsables!
Obviamente esta ley habrá de ser impugnada en los tribunales por los bonistas y otros perjudicados, pero ese proceso tomará tiempo. Mientras tanto el gobierno apuesta a que seguirá funcionando en precario hasta las elecciones y le dejarán el desastre fiscal y económico a la próxima administración.
Los separatistas comunistoides de nuestro pueblo -que todo lo protestan- están de plácemes con estos acontecimientos pues los ven como un paso importante en la lucha por convertir a nuestra isla en una república socialista al estilo de Cuba y Venezuela. Ahora no protestan ante lo que a todas luces es una crasa violación de la Constitución.
Es necesario llamarle la atención a nuestro pueblo respecto a que estos procesos confiscatorios de la Constitución que se han iniciado en Puerto Rico -por razones de supuesta necesidad apremiante del estado- formaron parte de los inicios de los regímenes dictatoriales tanto en Cuba como en Venezuela. Tenemos que preguntarnos si la mayor parte de nuestro pueblo está tan enajenado con Fatmagul, con el baile, botella y baraja que no siente ninguna preocupación ni indignación por lo que está sucediendo frente a sus narices y ante la ruta por la que se nos pretende llevar.
Ante este monumental nefasto esquema emplazo a los que pretenden gobernarnos a llamarle enérgicamente la atención a nuestro pueblo respecto al inminente peligro que lo que está sucediendo representa. ¡Puerto Rico muévete, indígnate y protesta!
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