Tres figuras del PPD, Eduardo Bhatia, César Miranda y David Bernier, han expresado públicamente que el ELA es una colonia que fracasó; pasó su tiempo; no le sirve a Puerto Rico; y hay que cambiar con urgencia esa condición colonial. Como dirían en nuestros campos, “parió la mula”.

Tardaron mucho, pero reventaron. El tiempo y la verdad los acorralaron. Tuvieron que admitir lo que los estadistas venimos denunciando hace décadas: que el ELA es una colonia y que el único destino inevitable para las colonias es la pobreza, la desigualdad, el discrimen y la crisis. Sus expresiones, además, constituyen sus admisiones de que siempre mintieron cuando alegaban lo contrario. También mienten, cuando dicen que ahora fue que se dieron cuenta. Mienten cuando no se atreven decir lo que quieren. Así son. Hasta para decir la verdad, mienten. Hoy, los hechos de la crisis colonial son crudamente evidentes a los ojos de todo el mundo. Reventaron porque no pueden tapar la magnitud de la crisis colonial.

Estos tres jinetes del apocalipsis estadolibrista, también coincidieron en que el ELA debe ser cambiado a “otra cosa” u “otra alternativa”. No dicen a qué, pero coinciden e insisten en que la ruta del PPD es a “otra cosa”. Ya no hablan de mejoras al ELA. No mencionan buscarle culminaciones o más poderes. Saben que el ELA no es reparable, ni mejorable mientras esté sujeto a la colonial Cláusula Territorial de la Constitución federal. Saben que cualquier otro adefesio que se inventen, mientras esté sujeto a esa cláusula, tiene que conformarse con continuar siendo una colonia subordinada a los poderes unilaterales del Congreso para imponernos la desigualdad, las desventajas y el discrimen, aunque sea en contra de la voluntad de los ciudadanos americanos de Puerto Rico. Saben que, dentro del derecho constitucional federal y el Derecho Internacional, las únicas tres maneras posibles para sacar a Puerto Rico del colonialismo son la estadidad, la independencia total o la libre asociación (república asociada). Lo saben, se dirigen a la separación, pero no se atreven decirlo.

Una vez más, el tiempo y la verdad los acorralarán. Tarde o temprano tendrán que decir qué es esa “otra cosa” que quieren distinta al ELA. ¡Alerto a los populares que creen en la unión permanente! Estos personajes hablaron y dieron señales claras de que van camino a la separación de los Estados Unidos. A lo que Rubén Berrios llama la “Soberanía Nacional” en sus dos versiones: “la independencia total o la independencia en libre asociación”. Podemos anticipar que, en sus acostumbrados juegos de palabras, los líderes populares insistirán en llamarle “ELA Soberano”. Tratarán de engatusar a los populares vistiendo con esa seda a la mona de la separación con la libre asociación. No les queda de otra. Cada vez son demasiado riesgo para Puerto Rico.

Lo que tratarán de venderle a este pueblo es que el ELA Soberano tendrá más o menos los mismos poderes que tienen países soberanos como la Venezuela chavista del imbécil Maduro. Un pueblo inteligente que cayó presa de los engaños “nacionalistoides” de una ganga de rufianes políticos. En Venezuela no aplica la ley federal de cabotaje, pero no hay alimentos en los colmados ni medicinas en las farmacias, aunque se tenga el dinero para compararlos. Venezuela tiene soberanía de sobra, varias líneas aéreas, barcos, petróleo, tierras, minerales, gente productiva, tratados comerciales con todo el mundo, pero viven en la desesperación.

Lo más insultante a la inteligencia de este pueblo y, principalmente, de los populares, fueron las expresiones de David Bernier. Siempre, hablando en gris. Dijo que “el ELA ya no es alternativa de futuro para Puerto Rico” y que hay que crear otra alternativa, otra cosa. Estamos a solo cinco meses de unas elecciones en las que Puerto Rico, literalmente, se juega la vida. Bernier, sin embargo, nunca le dijo a la prensa qué sería esa “otra cosa” ni cuándo la anunciaría. Bernier, habla en gris porque sabe que tan pronto mencione “ELA Soberano” o “Libre Asociación”, se le acaba de vaciar el PPD. Quiere mantener ese discurso gris para pescar votos independentistas y tratar de mantener en sus filas a los populares que creen en la unión permanente. La pregunta es ¿a cuál de los dos grupos terminará engañando Bernier? Todos sabemos que a los dos grupos no se les puede complacer con la misma cosa.