Un candidato a gobernador escogió un reconocido restaurante del área de Santurce para reunirse, según se informó, con un grupo de líderes sindicales y comunitarios. Mientras la conversación dentro del local giraba, imaginamos, entre propuestas y promesas, afuera se desarrollaba otra historia que interrumpiría abruptamente la reunión que se llevaba a cabo a puerta cerrada.

Según fuentes de El Vocero, un convicto federal transitaba junto a dos mujeres en su vehículo por una calle aledaña al restaurante cuando desde otro auto lo atacaron a tiros. Cuatro personas –los ocupantes del vehículo y una mujer que caminaba por una acera aledaña- sufrieron heridas de bala.

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Pero dentro del restaurante nadie resultó herido, a pesar de que algunas de las balas del tiroteo lograron acceder al interior del lugar. Al escuchar las detonaciones, David Bernier, candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático, y sus acompañantes, unas 15 personas, se lanzaron al suelo en busca de refugio.

Lo que Bernier vivió la noche del pasado 29 de septiembre nos recuerda que a pesar de lo que nos sugieren los oficiales de seguridad de la actual administración, el crimen en Puerto Rico sigue tan descontrolado como en años anteriores. Tomando como certeras las estadísticas de la policía, el panorama nos lo pintan con bajas históricas en la actividad criminal. Pero eso no es lo que se siente en la calle, donde vivimos con la preocupación constante de que en algún momento, más tarde que temprano, me va a tocar a mí.

Estos últimos días han sido particularmente violentos. Por ejemplo, el lunes, cuatro personas perecieron baleadas a plena luz del día en distintos sectores de Carolina y Ponce. De estos hechos, sin lugar a dudas el más destacado, por el nivel de violencia, se desarrolló en la Avenida Monserrate en Carolina, donde una lluvia de balas de rifles AK-47 alcanzaron el conductor de una camioneta quien murió, ya fuera por los tiros, o calcinado cuando el vehículo estalló en llamas. Más temprano ese día, una pareja fue ultimada a balazos en un sector de la Urbanización Country Club, ubicada en Río Piedras.

A pesar de que este año ya se cuentan 500 asesinatos -un aumento de 73 hechos de sangre comparado con el año pasado- el tema de la criminalidad es apenas mencionado en las campañas políticas tan enfocadas en si Ricardo Rosselló fue favorecido en una plaza de profesor en la Universidad de Puerto Rico o si el arroz de Bernier es el mejor.

Los seis candidatos a la gobernación de Puhan participado en múltiples foros y debates donde el tema de la criminalidad ha brillado por su ausencia. ¿Conoce usted cuáles son los planes de estos candidatos para atajar la actividad delictiva en la Isla?

Sin embargo, son las personas que hoy nos gobiernan los que tienen la responsabilidad legal y moral de que todos los puertorriqueños podamos sentir seguridad cuando transitamos en las calles, al visitar un restaurante o en la intimidad de nuestro hogar. Desafortunadamente en el gobierno de Alejandro García Padilla no parece haber un plan claro y coherente para atajar el creciente número de asesinatos, y de procesar a aquellos involucrados en estas matanzas. En cambio, sucede todo lo contrario. Al pasado mes de septiembre, la estadística de radicación de asesinatos se encontraba en -35 por ciento en comparación con los casos radicados en 2014.

Como hemos escrito antes en este espacio, el problema es complejo y las soluciones no son sencillas. Pero de todas las soluciones posibles, la inercia no es una de ellas.

Continuemos exigiendo de nuestros líderes, actuales y futuros, un plan de seguridad robusto que le asegure a nuestro pueblo su derecho a vivir en paz y a circular por las calles sin temor a que una lluvia de balas acabe con su vida.

Sr. Gobernador exija acciones contundentes inmediatas.