La semana pasada fue una tumultuosa para la Policía de Puerto Rico; por unos momentos varios de los capos de la corrupción policíaca pensaban que se habían salido con la suya. De un momento a otro se anunciaría la salida de la recién estrenada superintendente de la policía, Michelle Hernández Fraley.

La superintendente supuestamente había instituido una orden de “mordaza” en la Policía de Puerto Rico el 17 de enero. No pasaron horas en que mi queridísimo amigo y propulsor de que yo esté en la radio, Rubén Sánchez, le cayó atrás.

Los asesores del gobernador Ricardo Rosselló fallaron crasamente en no informarle al gobernador de dónde venía esta llamada “mordaza” y le aconsejaron una decisión totalmente política y errada. En cuestión de minutos el gobernador estaba desautorizando a la superintendente de la policía.

Todo el aparato FEDERAL se levantó en contra de las acciones del gobernador y sus consejeros, ya que esta llamada “mordaza” es parte de la “sentencia” o acuerdo entre el ELA y el Departamento de Justicia Federal en la sala del juez Gelpí. Osea, que esa llamada “mordaza” es una parte medular de la reforma de la policía. Como dirían en México, ¡¡¡Híjole!!! ¿Quién no se ha leído el acuerdo? ¿Quién no se ha leído la reforma de la policía? Lleva casi tres años ahí.

El problema es que el juez Gustavo Gelpí fue bien “lenient”, fue bien “suave”, bien condescendiente o flojo con su mallete con la pasada administración, y los becerritos que viven de la reforma y de la corrupción en la policía pensaban que todo iba a seguir igual de “chévere”. Pues NO. Todo parece indicar que el “velvet judge” no va a seguir siendo así. Y… ¡qué bueno!

Muchos de ustedes se preguntarán: ¿y qué tiene que ver esto con la venta de altos rangos en la Policía de Puerto Rico?

Mucho.

Desde que la superintendente entró en la Policía, ha hecho muchísimos cambios y retirado a otros tantos. Los cambios han sido súbitos, necesarios e inesperados. Y de paso, rompen la costumbre interna de la Policía de vender los rangos y traslados a diestra y siniestra. Con Michelle Hernández Fraley eso no se iba a seguir dando.

Recordemos que durante la superintendencia de Caldero fue que se dieron los ascensos mas rápidos en menos tiempo. El súper Caldero no estuvo ni tres años y dio más de 300 ascensos, muchos de ellos empujados desde Fortaleza.

Mis fuentes me indican que el menú de venta era el siguiente:

– Traslados- $1,500
– Sargento- $2,500
– Teniente- $3,500.00 – $5,000
– Capitán- $6,000
– Inspector- $6,500
– Comandantes- $ 7,500
– Teniente Coronel- $9,000
– Coronel- $10,000

Mis fuentes también me indican que el proceso era similar en el departamento de Corrección.

Lo más interesante es la forma tan innovadora de pago.

Para un policía, no importa su rango, el levantar esa cantidad de dinero y arriesgarse a que lo dejen “pillao” como ha ocurrido con algunos, es bastante fuerte, desesperante y conlleva mucho, pero mucho sacrificio. No solamente en levantar el dinero, pero cómo lo pago.

¿Cómo lo pago sin que me cojan? ¿Cómo lo pago bajo una reforma y un oficial de probatoria al pendiente? O ¿cómo avanzo y lo pago antes que esta ráfaga de ascensos se acabe?

No solo se utilizó el famoso método “cash”, sino que también se utilizó de manera frecuente los famosos “Gift Cards”. Estas maravillosas tarjetitas que “supuestamente” no dejan rastro. Pero, para pena de muchos sí dejan rastro. Las cámaras de seguridad de donde se venden.

No tengo duda que los federales van tras la pista de muchos, tanto de los que las cogieron como los que las compraron.

Ahora es que empiezo a entender el por qué el oficial de probatoria de la reforma policíaca, Arnaldo Claudio, estuvo jorobando tanto a Caldero con los ascensos, y de paso el por qué el juez Gelpí ha decidido ser un poco más “estricto” en su sala con la reforma.

El “cash”, las “gift cards”, carros y relojes caros no eran las únicas formas de pago. También se utilizaba el SEXO para lograr ascensos y traslados. Lo podríamos llamar como una red de prostitución para lograr ascensos y otras “cositas” más.

Es prácticamente IMPOSIBLE que con la corrupción que permea en Puerto Rico y el respaldo de los políticos de ambos partidos, es IMPOSIBLE que esto se limpie.

Con todo esto, los consejeros del gobernador siguen insistiendo en sacar a Michele Hernández Fraley en los próximos meses. Ella podrá tener todas las mejores intenciones para enderezar la policía, pero políticamente no hay la VOLUNTAD.

La venta, el sexo, la corrupción, los “gift cards”, los relojes y los carros europeos seguirán en aumento.