Por: José Augusto Acevedo, Asesor de Mercadeo y Comunicación Pública
Hay que asumir que la economía no mejorará. Quien crea lo contrario vive estúpidamente desarraigado de la realidad. No creo menos de los ávidos participantes de concursos de erudición que se entretienen replicando explicaciones sobre las causas de la crisis y sus efectos.
Sin negar la importancia fundamental de entender el problema, me parece que estamos tarde para comenzar a trazarnos estrategias de sobrevivencia inmediata. Me refiero a las acciones individuales, a la auto-gestión práctica que posibilite o se concentre en responder, en medio de una inescapable condición de precariedad, a la responsabilidad personal y familiar de proveer alimento, un techo, educación y una condición de salud estable.
Concretamente, hay que preguntarse qué hacer mientras ofrendamos talento, tiempo y una buena cuota de rabia en la protesta cívica.
Primero, debo recomendarte no dar NADA por sentado. Ni tu trabajo ni negocio actual, según sea tu caso, debes percibirlo como algo seguro. Sé que es un ejercicio antipático y hasta estresante, pero hay que aceptar esa desestabilización económica. Y entonces, a partir de esa incertidumbre, REACCIONAR convirtiéndote en alguien tan valioso para tu empleador o para tu cliente, como para que no exista razón para que te despidan o te dejen de comprar. El nuevo ambiente económico requiere un cambio hacia la MENTALIDAD EMPRENDEDORA y eso implica, si eres un empleado, una responsabilidad mayor a la que dicta la mera descripción de tus roles en el trabajo, y si eres empresario, una propuesta más creativa, innovadora y competitiva en tu negocio.
Segundo, te sugiero que rompas con la justificación emocional de tus circunstancias. Es decir, aún a sabiendas de qué y quiénes han sido responsables de gran parte de tu problema económico, concéntrate en reconocer dónde residen tus talentos y destrezas más destacables y adáptalas o actívalas en actividades que puedas “monetizar”.
Tercero, acepta que es la hora del “cuentapropismo” inteligente. Lo más poderoso que puedes hacer es descubrir cómo generar dinero nuevo. Puedes considerar tener un segundo empleo o, preferiblemente, iniciar un negocio de medio tiempo. Ten una reunión con tu familia sobre tu carrera y las finanzas y hazles saber que necesitan unirse y hacer real esa llamada “comunidad de bienes”.
Cuarto, sé más activo. Encuentra formas de hacer más en el mismo tiempo o menor tiempo posible. De hecho, limita el tiempo que usas en reuniones de trabajo o en otras actividades que te quitan minutos valiosos. Pon tu trabajo en tracción fijando cuotas de rendimiento en incrementos mensuales. Calendariza actividades concretas proyectando un plan anual.
Quinto, usa los medios sociales electrónicos. Escribe diariamente, en tus “walls”, o en tu propio blog, crea publicidad y campañas de marketing de correo directo. Son recursos baratos y mucho más efectivos que los medios tradicionales porque alcanzan públicos pertinentes afines a tus ofertas, y puedes medir el alcance de tu inversión -que es ínfima- de forma precisa y exacta.
Sexto, insiste en actuar. No se trata del falso triunfalismo que pregonan tantos “coaches” de pacotilla por ahí. No se trata de positivismo pusilánime, sino de asertividad valiente, de lucha sin cuartel por una sobrevivencia digna, inspirados por la necesidad y no por pajaritos preñados de avivamiento estúpido.
Dale, mete mano. Lo anterior no agota las alternativas. Tú mismo(a) debes tener algunas más y me interesa conocerlas. Esa es la conversación que hace tiempo nos hace falta a todos.
You must be logged in to post a comment Login