Uno de los desastres ambientales más dañinos y desagradables es un derrame de petróleo en el mar que llegue a alguna costa. Reduciendo esto a lo más básico, la única manera de evitar desastres de petróleo en el mar es dejando de enviar petróleo al mar. Podremos dejar de hacerlo cuando abracemos definitivamente la abundante energía renovable: energía gratis, de sobra, pero que no aprovechamos. La desperdiciamos irresponsablemente. En Puerto Rico no poseemos combustibles autóctonos. Los tenemos que importar. Para nosotros, importar combustible es exportar dinero que nunca regresará a la Isla.La imagen puede contener: 1 persona, exterior

Según información suministrada por “Diálogo UPR”, durante un pasado año, la AEE reportó contratos por $907,915,000 y $842,100,000 con la compañía Petrobras América por compra de combustible #6 o Bunker C, que se utiliza en las plantas de Aguirre, Costa Sur y Palo Seco. Para suplir combustible #2 a las centrales de Aguirre, San Juan, Cambalache y Mayagüez se reportó un contrato con Puma Energy por $335,602,800. Para suplir a Costa Sur y Vieques el contrato fue de $1,008,271 con la compañía Peerless Oil. Eso alcanza la inverosímil suma de $2,086,626,071 “just roughly over $2 billion dollars.”La imagen puede contener: 2 personas, texto

Gastamos $5,716,783 diarios en combustible para generar energía eléctrica, sin contar lo que gastamos en gasolina para mover nuestros vehículos, obligados por la falta de un buen sistema de transportación masiva. Eso representa un viaje “one way” hacia la pobreza. Sin regreso. Lo sabemos, pero rehusamos entenderlo; y nos estamos haciendo daño irreparable. Nos dijo Lisa Donahue que el 80% de los gastos totales de la AEE están relacionados con la compra de combustible. Nos costó solo $46 millones que la señora Donahue nos dijera eso. Se nos derrama a borbotones la sensatez. Nuestros economistas nos lo pudieron haber dicho por el costo de una pizza.

Otra insensatez es el dichoso costo de la matrícula de la UPR. Ninguna universidad se sostiene solo con lo que le genera el costo de la matrícula que pagan sus estudiantes. Ninguna. En una clase de biología de 20 alumnos, el costo de los 20 microscopios que esos estudiantes usan en clase rebasa por mucho lo que ellos pagaron en matrícula para asistir a esa clase. Eso sin contar los costos de los audiovisuales en que presentamos nuestros powerpoints, ni los costos de los acondicionadores de aire, ni de las copiadoras que se usan en todos los recintos, ni lo que costaron los regimientos de computadoras disponibles para buscar y recibir información.No hay texto alternativo automático disponible.

Esos costos no son capricho de la universidad. Son requisitos que le imponen las agencias acreditadoras que determinan si la universidad está equipada para ser acreditada como universidad o no. Corresponde a la universidad cumplir con los requisitos de acreditación.

El reducido costo de matrícula en nuestra UPR es un regalo político que hacen las diferentes administraciones gubernamentales que buscan aplacar a los huelguistas ilegales para que no monten huelgas ilegales de esas que se permiten sin represalias. La educación universitaria cuesta. Y mientras los educandos universitarios no la quieran pagar, la tenemos que pagar todos los contribuyentes, lo que es aceptable hasta cierto punto. Pero cuando la inmensa mayoría de los estudiantes están siendo La imagen puede contener: 13 personas, personas sonriendosubvencionados por becas Pell y otras que les cubren sus gastos, no entendemos su resistencia a que la universidad busque cubrir algunos gastos con una ayudita del costo de matrícula. Resultaría prohibitiva una matrícula que cubriera todos los gastos operacionales de mantener una universidad con acreditación total. “There are no free lunches.”

Nuestra gente a veces nos demuestra que desean recibirlo todo, pero que no le cueste nada. Sinceramente pienso que esos tiempos ya se nos terminaron.