Ramón, a los populares nos tienen como al pueblo de Israel, vagando por el desierto, sin rumbo y nunca falta el que nos quiera enganchar los diez mandamientos. Ya en 2012 Alejandro García Padilla presentó sus diez mandamientos de desarrollo del ELA. En el anuncio de su candidatura, David Bernier presentó los suyos. Obviamente, en una coyuntura histórica de desasosiego para el PPD, en el que no se ve en el horizonte la tierra prometida del fin del coloniaje estadounidense y sin un camino definido al respecto, Héctor Ferrer sacó su Moisés a pasear y trajo sus diez mandamientos, pero en una sola tabla.

La tabla de Héctor Ferrer adolece de varias deficiencias. En primer lugar, no señala si esas “aspiraciones” y esa relación con EE.UU. se promoverían dentro o fuera de la cláusula territorial de la constitución de dicho país. Eso es tangencial, toda vez que las actuaciones antidemocráticas y coloniales de los últimos días, como por ejemplo la Ley Promesa y la Junta de Control Fiscal que quiere cortarles 20% de los ingresos a los empleados públicos, son fundamentadas jurídicamente porque se nos considera territorio no incorporado bajo dicha cláusula. En segundo lugar, el presidente del PPD tiene que aclarar si esas aspiraciones recogidas en dichos puntos se alcanzarían mediante legislación del Congreso de EE.UU. De ser así, el problema principal de la relación actual persistiría. Me refiero a la incertidumbre y carencia de control respecto a las variables macroeconómicas debido a que la legislación que pueda enmarcar un plan de desarrollo económico a mediano y largo plazo estaría a expensas de un Congreso extranjero que cambia su composición cada dos años y respecto al cuál no tenemos poder de puja. Esa incertidumbre es la camisa de fuerza que nos ha sumergido en casi once años de decrecimiento económico.

Iván, ese anuncio no ha sido distinto al de los demás presidentes del PPD desde el 1952.

Recordemos los “traspiés” de David Bernier en el tema del estatus. Primero, dijo que no recordaba cómo votó en la consulta de estatus del 2012 para evitar “ronchas” internas. Luego, apoyó mover al ELA hacia un estatus no territorial ni colonial. Más adelante, propuso una consulta Estadidad Sí o No. Finalmente, terminó diciendo que el tema del estatus no era importante y que lo atendería luego de las elecciones. Claro, quien trata de complacer a todos termina molestado a todos. Ferrer ha decidido repetir la doctrina oscura del ELA que ha maculado la lucha histórica de nuestro pueblo para terminar la relación colonial.

Ferrer utilizó el 25 de julio para anunciar un “nuevo ELA” que, además de ser jurídicamente imposible, deja más interrogantes que respuestas. Primero, tanto el informe del presidente Obama de 2011 como el informe del secretario del Departamento de Justicia de Trump, concluyen que el llamado “ELA mejorado” es imposible. El ELA es un estatus amparado en la cláusula territorial de la constitución de Estados Unidos. Ello implica que los poderes sobre Puerto Rico recaen en el Congreso y así lo reafirmaron el caso Pueblo v. Sánchez Valle y la legislación Promesa. Bajo cualquier ELA, ningún Congreso podría limitar o socavar los poderes de otro Congreso de asumir el control sobre Puerto Rico, como lo hizo el año pasado el Congreso con la Junta de Supervisión Fiscal.

Ferrer, convenientemente, deja de explicar lo más importante: ¿Su ELA es bajo la cláusula territorial? De ser así, no es un “nuevo ELA”, pues estaríamos, como hoy, bajo los poderes plenarios del Congreso sin representación democrática. Si no lo es, estaríamos hablando de la Libre Asociación, que tanto Ferrer y las administraciones de Obama y Trump han reconocido que son modalidades de la Independencia. Luego de los casos federales Texas v. White en 1869 y Tuaua v. United States el año pasado, queda claro que la unión permanente y la ciudadanía americana solo las garantiza la Estadidad.