Lcdo. Iván Rivera

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Ramón, en la mentalidad del colonizado el anuncio de la visita del presidente de ordinario es celebrada aunque algunos desempolvarán sus “piquete kits”. La realidad es que aunque se han podido observar cambios en las estrategias de comunicación de la Casa Blanca buscando mayor empatía y simpatía de la ciudadanía, Donald Trump continúa siendo una figura discordante para muchos sectores liberales que de ordinario son los más activos en la protesta.

En ese aspecto la pregunta es: ¿Quiénes ganan y quienes pierden con la visita de Mr. Trump? De seguro, el propio presidente gana al poder vender una imagen de solidaridad con los damnificados por el huracán. El gobernador ganará dado que por lo general para el colonizado el hecho de que el líder de la tribu reciba al “gran hombre blanco” o al “ídolo de la tribu”, lo consolida como tal, toda vez que demuestra su capacidad de comunicarse con las deidades. Total, así surgieron los líderes políticos primitivos. El presidente del PPD perderá toda vez que para él por aquí no pasó nada y Mr. Trump no es una figura tan simpática como para comerse junto a él un “media noche” y una croqueta. Paréntesis, creo que Alejandro se equivocó en eso. Debió haber pagado el almuerzo y evitar que Obama sacara el billete de cien. Pero pues, pagó el precio de la ignorancia, cierro paréntesis.

Héctor Ferrer hará todo lo posible por decir que Trump es el anticristo y el hecho de que el gobernador esté a su lado lo convierte en un acólito del infierno. Ganarán los piqueteros profesionales porque tendrán una gran oportunidad de engrosar su curriculum vitae con una marcha-protesta adicional. Ahí ganará Carmen Yulín que se pondrá el pañuelo en la cabeza y marchará junto a ellos.

Aunque Mr. Trump puede perder en algo. Si lo llevan a visitar Loíza, cuando se diseminen en EE.UU. las fotos junto con las caras lindas de nuestra gente negra, sus amigos del KKK y supremacía blanca no estarán muy contentos. Hablando de cultura negroide, en medio de toda esta emergencia, ¿y la junta a‘onde está?

Lcdo. Ramón L. Rosario Cortés

Twitter: @SecAsuntosPR

Iván, creo que la visita de cualquier presidente de los Estados Unidos es buena para Puerto Rico. Ciertamente, eso no borra el hecho de la opresión política y de la injusticia de nuestro estatus colonial precisamente porque ese gobierno federal ejerce poderes imperiales. Pero, la visita abre una vía importante para reclamarle al presidente de los Estados Unidos sobre los problemas estructurales de Puerto Rico.

La realidad es una, somos una colonia sujeta a los poderes del Congreso y del presidente Trump; nos guste o no. Podemos seguir la pelea pequeña del estatus en el 100 x 35 de la Isla o llevarlo a otros foros y presionar al colonizador. El gobernador Ricardo Rosselló está implementando una estrategia abarcadora de poner presión en todos los foros nacionales e internacionales. Ejemplo de ello es el plebiscito de estatus y la Comisión Igualdad así como las posiciones del gobierno en foros internacionales como la Organización de Naciones Unidas. La llegada del presidente nos da otra oportunidad para levantar nuestra voz y decirle que basta de discrimen y coloniaje.

De igual forma, es una oportunidad perfecta para hablarle de otros problemas locales como la emergencia creada por eventos atmosféricos. Ese es un asunto serio aunque Héctor Ferrer entienda que “no les pasó absolutamente nada” a decenas de personas que perdieron sus hogares y los daños en Puerto Rico que rondan los $1,000 millones.

Tuve la oportunidad de estar con el gobernador en reuniones con altos funcionarios de Casa Blanca y del Congreso la semana pasada en Washington, D.C. En la capital hay interés en Puerto Rico, y en el caso de la respuesta federal al huracán, hay que reconocerle al presidente Trump su acción inmediata. Yo personalmente tengo muchas diferencias con el presidente. Ello no puede ser pretexto para no reconocer que ha ayudado a Puerto Rico en el huracán Irma. Iván, eso es lo que no pudo hacer Héctor Ferrer con el señor gobernador.

Lamentable ver al presidente de la oposición, Héctor Ferrer, minimizar el trabajo del gobernador cuando todos sus alcaldes y legisladores lo alabaron. No reconocer los aciertos de los demás se llama cobardía. Punto.