No existe en Puerto Rico mayor peligro para nuestro bienestar y relación con los Estados Unidos que la presencia en nuestro panorama político de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz. Esta persona está obsesionada con lograr que Puerto Rico se independice de los Estados Unidos y se convierta en una república socialista/comunista al estilo Cuba y la Venezuela chavista de Maduro. Para esto pretende -aunque ahora lo niegue- convertirse en gobernadora. Con el fin de adelantar su candidatura, utiliza sin escrúpulos el presupuesto de San Juan, miente y difama sin reparos de clase alguna. Mantiene y cultiva estrecha relación con Melissa Mark Viverito, la izquierdosa/socialista presidenta de la Asamblea Municipal de Nueva York, con el congresista independentista Luis Gutiérrez, con los puertorriqueños independentistas de la llamada diáspora en los Estados Unidos, con el senador socialista Bernie Sanders y con el ala de la extrema izquierda del Partido Demócrata Nacional. Esa ala se encuentra en guerra abierta contra el presidente Trump, cosa que ella ha aprovechado para también abrirle fuego al presidente. Para esto abandona sus funciones en San Juan, viajando constantemente a los Estados Unidos a participar en reuniones y en programas de televisión nacional con el fin de crearse una imagen de celebridad dentro de estos grupos y en la prensa nacional. Todo esto, al extremo que la revista Time increíblemente la haya considerado como candidata a ser la Persona del Año.
Yulín estudió en la Escuela Superior de la Universidad de Puerto Rico, prosiguiendo estudios universitarios en los Estados Unidos, graduándose allí de bachillerato y maestría. Se expresa bien tanto en español como en inglés. Es inteligente y más que eso, mañosa, populista, persona sin escrúpulos para decir lo que sea a quien sea con tal de lograr adeptos a su causa. Para ascender en la política -al igual que muchos de su ideología independentista- se unió al Partido Popular Democrático aspirando desde allí a las distintas posiciones que hasta hoy ha ocupado. Allí se ha convertido en la líder de lo que engañosamente le llaman el soberanismo, por no llamarle lo que es independentismo, pues saben que esto último tiene connotaciones negativas entre nuestro pueblo. Por su arrojo ha desplazado a su hoy insípido presidente Héctor Ferrer, quien sabe que su presidencia y candidatura están en precario.
Ante la actual realidad local, muchos conciudadanos descartan que Yulín pueda convertirse en la candidata a la gobernación y eventualmente en gobernadora de Puerto Rico. Esto no se puede descartar, pues hay que verlo desde la realidad de que el 80% de las decisiones políticas que se toman para elegir a un funcionario tienen que ver más con la emoción que con la razón y nuestro pueblo -con baja escolaridad- se deja llevar mucho más por la emoción que por el uso critico de la razón. Para esto Yulín cuenta con una prensa local antiamericana de izquierda, que la ha hecho su niña consentida a la que todo lo que hace se le publica y celebra.
Esto hace cada vez más importante que el actual gobierno prevalezca como uno viable y vigoroso para continuar gobernando en el próximo cuatrienio. Para esto es necesario que las normales diferencias de criterio internas se resuelvan mediante el dialogo sosegado sin convertirlas en pugnas divisorias. De igual manera es necesario que el gobierno logre una relación armoniosa con la Junta de Supervisión Fiscal. Hay una realidad que no podemos soslayar: somos un territorio bajo los poderes plenarios del Congreso, que por décadas no ha sabido hacer buen uso de los recursos que hemos tenido, los que mayormente han sido provistos por los contribuyentes del norte. Por tal razón, tenemos bien ganada la junta.
La situación de caos en que nos encontramos requiere la unión de voluntades, de esfuerzos y la más estrecha colaboración entre todos los creyentes en nuestro sistema democrático de gobierno para salir del hoyo negro en que nos encontramos. Puerto Rico lentamente se levantará, pero no por sí solo, sino con billones de dólares y ayudas federales. Dejemos a un lado las posiciones intransigentes pues, mientras seamos colonia, el Congreso puede hacer lo que quiera con el territorio… hasta tomar control del gobierno, con o sin la junta.
El pueblo está harto de las luchas de poderes que consumen recursos y energías que debieran utilizarse para el trabajo arduo necesario para salir adelante. Es vital que entendamos que quien único se beneficia de estas luchas es Carmen Yulín y que lo que está en juego es demasiado importante y peligroso como para ponerlo en manos de esta populista, socialista, chavista.
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