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. (Eric Rojas / EL VOCERO)

En este último mes, transitando varias veces por la carretera 31 que va de Juncos hasta Naguabo, mi esposa y yo nos encontramos a muchas brigadas trabajando en el afectado tendido eléctrico. Además de los eficientes empleados de la AEE, vimos empleados de los estados de Pennsylvania, Florida, Indiana y hasta de Kansas, cuya capital Topeka tiene ahora una alcaldesa puertorriqueña: Michelle de la Isla. Primera alcaldesa hispana de la ciudad. Luego de varias visitas, como parte de su trabajo en FEMA, llegamos a un punto donde la curiosidad ya no pudo ser disimulada, pues queríamos saber cómo ha sido la experiencia tenida por estos empleados de otros lugares que nos han visitado en tiempos de infortunio.

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La posición de RR y JGo de defender los Empleos en las Empresas Foráneas ha sido la de LAF de favorecer los beneficios contributivos hasta que se implemente la Igualdad de la Estadidad o ajustes en la transición o Acta Habilitadora.

Fue en jurisdicción de Naguabo donde vimos a una brigada de cinco personas a la orilla de la carretera número 3, y bajo una pequeña carpa -eran cuatro hombres y una mujer-, lo que nos llamó la atención y nos obligó a estacionarnos, y entablar conversación. La tablilla de sus vehículos nos indicaba su lugar de origen: Kansas. Al preguntarles qué idioma hablaban, a coro respondieron: “English”.

Fue la primera frase la que nos desarmó: “People are wonderful here.” Estos ciudadanos de Kansas se encontraron con un pueblo en extremo hospitalario y, como dijera Antonio Machado en su poema Retrato, “en el buen sentido de la palabra, bueno”. Donde quiera que iban a realizar sus labores algún lugareño salía en su auxilio humano a ofrecerles café con galletas, almuerzo y hasta un vaso de agua fría. Fue un encuentro con un mundo totalmente distinto al que viven en su estado de Kansas. Y todo en medio del dolor de la gente por la falta de energía eléctrica y por los daños a la propiedad causados por el huracán María.

El sabor de las comidas, la alegría de la música afroantillana que escuchaban en cada cafetín que entraban que evidencia que los días de silencio y desesperanza se están diluyendo en el pasado, la bullanguería de la gente que siempre está alegre y dispuesta a la fiesta, y la bondad espontánea del puertorriqueño los conmovió sobremanera. “I would like to live here”, dijo el más joven de ellos. A lo que mi esposa le recomendó que se casara con una puertorriqueña. “Somos bien trabajadoras, y bien celosas”, dijo, y todos rieron.

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Cada Estadista podría dedicarle unas horas diarias a Hablar con el Amigo Vecino Familiar q todavía no entiende q la Ciudadanía Americana es un Forma, un Estilo de Vida q Mejor atiende a la Naturaleza Humana Derechos Libertades Comercio Interacciones Político Sociales Óptimas.

Las historias contadas por muchas de estas personas que han venido de otros lugares a trabajar con nosotros dicen mucho sobre Puerto Rico y el puertorriqueño. Además de cómo nos vemos y cómo realmente somos, también nos percatamos de cómo nos ven los demás. Y esa es la parte que nos indica que, como pueblo, seguimos teniendo una idiosincrasia de hospitalarios y solidarios, entre nosotros mismos y con los demás.

Estos rasgos de hospitalidad y el ser solidarios se vieron entre los trabajadores de las distintas jurisdicciones que nos visitaron y los de la AEE, mayormente los de la Utier. Como muy bien nos indicó Edwin Rivera, ingeniero puertorriqueño radicado en Orlando y enviado a Puerto Rico por la General Electric, el entusiasmo de los empleados de la Utier y su responsabilidad con los trabajos es manifiesto. Inconformes hasta que a la comunidad les llegue la luz, trabajan sin descanso día y noche, y han entablado una relación de camaradería y compañerismo con los empleados de las otras jurisdicciones. Después de todo, son colegas que se encuentran en el lugar de trabajo y se dan la mano.

Si en El Satiricón, Petronio afirma que “de la pobreza viene el talento”, creo que del infortunio también. No hay mucha distancia entre ambos. Esa es la parte que hemos visto en la tragedia donde el pueblo mismo, conociendo la incompetencia de sus instituciones, ha sacado la mejor herramienta que ha tenido a través de su historia: la solidaridad y bondad. Lo que ha conmovido a los que nos visitan, que han conocido a una gente que, como rasgo cultural, tiene todas esas virtudes.

Mario Ramos, Historiador