Como he mencionado anteriormente, Puerto Rico está inmerso en una crisis económica, fiscal y social de gran magnitud, con una deuda gubernamental de $73 billones, una deuda de los sistemas de Retiro de $50 billones y daños debidos a la devastación del huracán María ascendentes a $90 billones. Esta es la deuda y crisis económica/fiscal más grande que pueblo alguno haya padecido. Desgraciadamente —exceptuando el huracán María— esta crisis en gran medida ha sido de nuestra propia hechura. Por décadas algunos de nuestros políticos populistas creyentes en el estado benefactor todopoderoso, irresponsablemente nos endeudaron para cumplir promesas políticas demagógicas de campaña y demandas irrazonables por parte de una población mal acostumbrada, que trabajaba poco y exigía cada vez más.
Esta situación ha tenido un impacto nocivo de tal magnitud en toda nuestra sociedad que pudiera llevarnos a tomar decisiones equivocadas en términos de nuestro futuro político e ideológico. Es precisamente de este tipo de crisis económica, fiscal y social que los políticos populistas de la izquierda se aprovechan para llevar su mensaje demagógico, utópico, de necesidad de cambio hacia un futuro idealista, irreal y hacia una “justicia social” basada en un socialismo que supuestamente distribuye equitativamente la riqueza para eliminar la actual pobreza. La experiencia es que esa opción socialista siempre termina en mayor pobreza distribuida entre todos. Ahí están en nuestro vecindario los casos de Cuba y Venezuela. La actual situación se exacerba diariamente por el activismo ideológico por parte de sectores de la prensa, radial y televisiva, por la jerarquía de la iglesia católica, por sectores de las artes y académicos, independentistas, antiamericanos, socialistas contrarios a la actual administración. Este escenario pone en peligro que en noviembre de 2020 suceda aquí lo que ha ocurrido en otras sociedades: un cambio por un gobierno populista que nos conduzca a la libre asociación/independencia que propone el PPD y paulatinamente sin marcha atrás, al socialismo del siglo 21 de la Venezuela de Chávez y Maduro, objetivo político y meta existencial de la alcaldesa Carmen Yulín Cruz. Ante esa posible nefasta coyuntura, los que creemos en la democracia liberal —la libertad, la propiedad privada, la igualdad ante la justicia, el capitalismo— no podemos asumir una actitud pasiva… tenemos que estar informados, activos y combativos.
A los que argumentan que lo señalado es con el propósito de atemorizar al pueblo sin fundamento ni razón porque señalan que los EE.UU. no van a dejar que nada de eso ocurra, les recuerdo lo que el presidente George W. Bush manifestó cuando se empeñaron en sacar la Marina de Vieques y Roosevelt Roads: “They are our friends and neighbors, but they don’t want us there …so we leave.”
Exhorto a todos a escuchar y ver los mensajes de Axel sobre los peligros del populismo de izquierda y de la prédica igualitarista de los proponentes del socialismo del siglo 21.
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