Puerto Rico rechazó el ELA – Thomas Rivera Schatz, Presidente del Senado

OPINIÓN

Puerto Rico rechazó el ELA

Plebiscito
>Archivo / EL VOCERO

Cuando en la “Primera Pregunta” de la papeleta del plebiscito del 6 de noviembre de 2012 nuestro pueblo rechazó mayoritariamente la “actual” condición colonial y territorial que se conoce como ELA, alumbró ante los ojos del mundo que en esta isla ha existido un régimen colonial impuesto a la brava —unilateral y antidemocráticamente— por el gobierno federal. Somos colonia en contra de nuestra voluntad. Estamos condenados al discrimen, la desigualdad, la pobreza y la crisis.

Oficiales del gobierno de los Estados Unidos, por distintas motivaciones racistas o politiqueras, se cubren diciendo que, antes de atender el asunto colonial, primero hay que atender la economía, la ley Promesa y el discrimen de algunos “otros” funcionarios federales contra la Isla en los procesos de recuperación. Como si aquí no supiéramos que nuestra economía está en quiebra, que Promesa no sirve y que el discrimen contra Puerto Rico es el resultado de nuestra condición colonial por décadas.

Si el gobierno federal alegaba —como lo hizo durante décadas— que con la aprobación del ELA en el referéndum de 1952 los puertorriqueños consintieron a ser colonia, ese “cuento” se les acabó en el plebiscito de 2012. La contestación mayoritaria de este pueblo a la “Primera Pregunta” en ese plebiscito es muy clara y contundente.

La “Primera Pregunta” fue: ¿Está usted de acuerdo con mantener la condición política territorial actual? Una sólida mayoría de 54% de los electores votó que NO, rechazando el “actual” ELA. En esa “Primera Pregunta”, nadie puede cuestionar confusión, baja participación electoral ni papeletas en blanco. Los electores estaban claros de que esa pregunta sencilla los confrontó con el “actual” estatus colonial. Casi 1,800,000 electores, equivalentes a una altísima participación de 78% del total de 2.4 millones inscritos en esa fecha, marcaron la papeleta y votaron en esa “Primera Pregunta”. Legitimidad electoral más que suficiente para acatar el mandato anticolonial.

El referéndum para la aprobación del ELA en 1952, sin embargo, tuvo una participación de 51.8% del total de los electores inscritos ese año, mucho menos que el 78% que participó en el plebiscito de 2012. En 1952, el ELA obtuvo 374,649 votos, una tercera parte de los 970,910 que lo rechazaron en 2012. Debo subrayar que si usamos la misma vara de los que critican los triunfos de la estadidad, el 58% del total de inscritos en 1952 votó en contra del ELA, votaron en blanco o no les interesó ir a votar. Así fue como se estableció la supuesta legitimidad del ELA que se nos impone hasta hoy.

En el caso de la “Segunda Pregunta” de la papeleta plebiscitaria de 2012, podrá viciosamente alegarse todo tipo de manipulaciones estadísticas para cuestionar sus resultados, como lo han hecho los colonialistas y algunos de sus compinches en el Congreso. Esa “Segunda Pregunta” era la que indicaba a los electores: “Irrespectivamente de su contestación a la Primera Pregunta: conteste cuál de las siguientes opciones no territoriales usted prefiere”. La inmensa mayoría que votó lo hizo a favor de la estadidad. Esos son los hechos.

Las acciones y omisiones del gobierno federal y de gente como el congresista Raúl Grijalva han privado a los ciudadanos americanos de Puerto Rico de participar plenamente en el gobierno federal que rige sus vidas, de votar por su presidente y elegir a sus representantes con voz y voto en su Congreso federal. También los priva de su reclamo en los plebiscitos de 2012 y 2017 para asumir iguales deberes que sus conciudadanos en el sostenimiento de nuestra nación, y de trato igual en las oportunidades para fortalecer el desarrollo socioeconómico y la calidad de vida que deben disfrutar todos los ciudadanos americanos, independientemente de su origen. Esa desigualdad tiene que terminar.

Si en Washington D.C. le adjudican legitimidad a la imposición del ELA en 1952 —hace siete décadas y con pocos votos— entonces ¿cuál es la excusa para no aceptar el mandato de rechazo colonial que hicimos en 2012 con más participación electoral y tres veces más votos que en 1952? Sencillamente, no la hay. Tenemos que insistir en hacer valer ese mandato de rechazo a la colonia y abrir camino a la descolonización con la estadidad. Es la única alternativa de salvación para Puerto Rico.

Thomas Rivera Schatz

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