Bad Bunny símbolo del retroceso y deterioro social de Puerto Rico. – Por Dr. José M. Saldaña

08/02/2022 | Filed under: Izquierdistas | Posted by: Francisco

1ro. de Agosto 2022.
Bad Bunny símbolo del retroceso y deterioro social de Puerto Rico.
Puerto Rico está viviendo una seria etapa de deterioro social que amenaza la forma y manera de vida que habíamos tenido hasta hace unos años.
Éramos un pueblo extremadamente pobre -todavía lo somos, aunque no tanto- pero con unos valores morales y aspiraciones de ser un mundo mejor que nos permitió reconocer el camino para salir adelante. Asi lo hicimos por un tiempo.
Pero algo paso, quizás la llegada y el uso de las drogas ilegales por parte de grandes sectores de nuestra población particularmente en la población más joven, junto con el desarrollo tecnológico en las comunicaciones que ha permitido que lleguen rápidamente influencias nocivas del exterior y nuestra población al sentirse parte de un mundo enorme y diferente haya perdido su sentido de pertenencia e importancia, sintiendo que para salir del anonimato producto de ese mundo, considere necesario hacerse sentir de manera chocante y llamativa.
De ahí los abundantes y llamativos tatuajes por todo el cuerpo de los jóvenes, los metales colgando de las distintas partes de la cara, el pelo pintado de azul, violeta, verde y otros colores contrarios a la naturaleza.
Sin pretender ser sociólogo, creo que estamos ante una etapa de fuerte e intenso cambio social que puede determinar nuestro futuro, que no necesariamente pudiera ser uno de lo que hasta hace poco creíamos debía ser un modelo positivo de vida sana pródiga en valores morales y progreso social en un sistema democrático.
En este ambiente han surgido con gran estridencia unos intérpretes de una música que es más ruido que música, con unas canciones con letra llena de suciedades, vulgaridades, rencor y hostilidad. Uno de estos y posiblemente el más exitoso es el llamado Bad Bunny.
Este individuo producto de unos genios de las relaciones públicas se ha convertido en un fenómeno, en un ídolo de esos sectores de la población que destilan incultura, rencor, hostilidad y una necesidad patológica de trascender del anonimato y lograr reconocimiento.
Esto lo tratan de lograr exaltando, idealizando, aplaudiendo y repitiendo la letra sucia de las canciones de este sujeto.
Este rapero boquisucio dice lo que ellos quisieran decir para hacerse notar, pero que socialmente individualmente no se atreven o no pueden hacerlo.
Ahora bien, he notado últimamente que este rapero no solo quiere por medio del éxito en sus presentaciones, generar riquezas y con la letra de sus canciones influir sobre el estado de ánimo de los individuos, sino que parece además pretender inmiscuirse e influir en el sistema político de Puerto Rico. En sus últimos tres conciertos este individuo ha lanzado fuertes críticas al gobierno y al gobernador con palabras sucias que dejan entrever una nociva intención político ideológica. Aparenta ser que como individuo tiene interés en algún puesto político o ser parte integral de una bien pensada estrategia urdiéndose por los grupos de la izquierda ideológica de la isla para tratar de subvertir el orden y repetir el verano del 2019.
Es sorprendente como la mayor parte de la ciudadanía hoy no parece percatarse de esta posible intención.
Desafortunadamente esto aparenta ocurrir por la realidad de que nuestro pueblo lee muy poco, no se informa, está parcialmente enajenado en el baile botella y baraja, en lo inmediato, en las novelas de televisión , en el ruido y escenografía de las presentaciones de este rapero, asi cómo por el giro que sectores de nuestra prensa antiamericana pretenden darle al éxito de los conciertos, desviando la atención de lo que cada día parece ser más una estrategia política ideológica para subvertir el orden en Puerto Rico.
Desde hace un tiempo vengo señalando por distintos medios que desgraciadamente el ciudadano promedio y particularmente la juventud, está desilusionada con los dos principales partidos políticos en Puerto Rico, PNP y PPD y está guardando un peligroso silencio en cuanto a qué ruta habrá de tomar en las próximas elecciones.
Ante esta situación, hace unas semanas ha roto el silencio que por años había guardado nada más y nada menos que Rubén Berríos Martínez, Presidente vitalicio del Partido independentista Puertorriqueño ( PIP), por tercera vez presidente honorario de la Internacional Socialista, amigo íntimo, asesor del dictador comunista de Nicaragua Daniel Ortega y amigo íntimo también de Nicolas Maduro (dime con quien andas y te diré quién eres), para presentar una propuesta de alianzas –o “acciones concertadas”, como prefiere llamarlas– con organizaciones políticas separatistas como el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), con el objetivo de acelerar el rompimiento del dominio histórico de los partidos Nuevo Progresista (PNP) y Popular Democrático (PPD).
Tenemos que tener mucho cuidado con esas concertaciones de Rubén Berrios y con quienes se hacen. Esas no son otra cosa que mogollas ideológicas cuyo objetivo es tratar de mover a Puerto Rico hacia la independencia y la república socialista por medio de la destrucción del sistema de dos partidos fuertes. Esto lo que permitiría es que se elija al gobierno una mogolla (un desgobierno) que permita a los separatistas socialistas, comunistas ganar un poder que de otra manera no obtendrían.
Tengamos mucho cuidado con las posibles intenciones de este personaje Bad Bunny pues mediante sus presentaciones se promueve el retroceso, el deterioro a la fibra moral de la población y a la desesperanza que hace que se pierda la fe en las instituciones sociales existentes – principalmente gobierno, la política- y se busquen otras alternativas y opciones para probar. No se le ocurra a este pueblo apoyar a un Bad Bunny para un puesto político pues las consecuencias serían desastrosas.

OPINIÓN

Bad Bunny y su presunto arte

Mario Ramos Méndez, Historiador 05/08/2022 Comments

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El reguetón no tiene antecedentes porque no es música. —Pablo Milanés.

Históricamente el arte se ha visto como un elemento iconoclasta. No solo critica las normas establecidas, sino que busca romper estereotipos, costumbres, conductas y prejuicios. En Anna Karenina, Tolstoi hizo una crítica mordaz de la sociedad rusa del siglo XIX. La prohibición del divorcio, el que el padre fuera quien se quedara con el hijo de ambos en caso de disolución del matrimonio por la iglesia —como era la costumbre— o por separación definitiva, independientemente de la permanencia del vínculo matrimonial.

El verdadero arte —plástico, musical o literario— transgrede los esquemas sociales. Es retante y todo lo cuestiona. La obra artística sale del espíritu mismo del autor, pero su protagonismo es temporal. Al convertirse en pasado salen los historiadores para analizar su impacto en el tiempo, pues las artes y los géneros solo nacen “cuando el reloj del sol del espíritu permitía leer que había llegado su hora, y cada género tenía que desaparecer cuando los prototipos de su ser dejaban de erguirse en el horizonte”. (Véase Georg Lukács, Teoría de la novela).

En los últimos años hemos visto la evolución de una de las artes: la música. A partir de los sesenta se da una diversificación extraordinaria. En nuestro caso surge el género de la Salsa, fenómeno que ocurre en Nueva York, luego se extiende a todo el Caribe hispano y hoy reconocido por la Unesco como un fenómeno mundial.

Esa década sesentista nos da a los Beatles y su canción “Yesterday” —la más escuchada en el siglo XX— y el concierto de Woodstock, un acontecimiento musical que marcó un punto como evento definitorio de la generación de la contracultura, a la que también perteneció Bill Clinton. En los setenta ya todo ello había echado raíces hondas. Es la época donde ya había jóvenes fumando marihuana, los colores de la ropa y el ambiente de las universidades cambian y atacar al gobierno por la guerra de Vietnam es un deber.

En el devenir histórico la música se convierte en un objeto de consumo y en una actividad económica. Grandes espectáculos generan exorbitantes ganancias en dinero que tienen ramificaciones en algunas actividades comerciales de la sociedad. Estos son los efectos secundarios dados dentro de una economía capitalista e incide, por supuesto, en que este tipo de arte se degenere y su calidad artística como producto del espíritu se torne banal.

La cosificación de la mujer en las canciones de estos grandes exponentes de la música y el arte comercial ha sido una constante en la llamada música urbana. La mujer como objeto sexual comienza a manifestarse en la década del sesenta y hoy día, con todos los derechos alcanzados en igualdad con el hombre, los adjetivos hacia ellas asesinan la lírica.

Bad Bunny es un fenómeno cultural local y mundial, es un actor en extremo taquillero y es producto de su generación. Tiene una aceptación intergeneracional impresionante y es parte de la corriente musical donde el actor principal es la banalidad, que con palabras e imágenes vulgares se desdibuja a la mujer, con la consabida suerte de su parte porque los grupos feministas no reaccionan al contenido de sus melodías. Por eso, “cuando la gente acepta la futilidad y el absurdo como algo normal, la cultura es decadente”. (Véase Jacques Barzun, Desde el amanecer hasta la decadencia).

Su figura será estudiada por historiadores por su impacto en la historia de la música. Pudiera ser parte de la historia de las mentalidades. Esta última, tal vez, sugeriría cómo podemos llegar a la destrucción de un ecosistema social usando como herramientas el vulgarismo y las palabras soeces que ya son representativas de esta época.

Algo impresionante en Bad Bunny es su poder de seducción. Por la antipatía del pueblo hacia los partidos políticos, puede destronar gobiernos, formar grandes marchas y protestas y luego devenir en la anarquía de una sociedad que, en estos momentos, es lo que menos necesita. Por algunas expresiones de interpretación múltiple los independentistas y el arzobispo de San Juan lo han celebrado, y en privado reconocido que ellos no tienen el poder de convocatoria que él posee.

El éxito de Bad Bunny evidencia la decadencia de nuestra sociedad y sus valores, donde la espantosa canción El Apagón, cantada por todos en sus conciertos, cercenó la belleza espiritual del arte, que ha sido sustituido por la imagen fugaz y la estridencia verbal del artista y, a su vez, reflejo claro del deterioro de nuestra fibra moral y estética.

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Mario Ramos Méndez

Carlos E Chardon

Eres un atrevido al citar a Barzun y Lukacs y mencionar a Tolstoy en un artículo para el público general. No te redime en nada que comiences con Pablo Milanés aunque izquierdoso que nació en 1943.

En Puerto Rico, no tenemos un Trump !pero tenemos a Bad Bunny! Los estadistas tenemos suerte que es un ejemplo magnífico de capitalista por lo que no se postulará para Gobernador! Tampoco Ricky Martín ni los Cabra.

Bad Bunny no ha necesitado que la UNESCO lo proclame de valor incalculable como hizo con la salsa. Su fortuna y paso lo han convertido en un fenómeno mundial.

Sin excepción, estos jóvenes tienen mejor capacidad para arrastrar un sector importante de la población que cualquier político. Tiene mucha más credibilidad en el ambiente por decir lo que muchos piensan. El Reverendísimo dice que son juglares del pueblo, con lo que estoy de acuerdo.

Si RR hubiera macharreado cantando en el chat públicamente, todavía estaría en la gobernación.

Hoy en día, al igual que en nuestra época, el generar endorfinas y sumirse en el estupor (lo hacíamos con una plena, un merengue, hasta un danzón, como con el twist o el disco y antes el rock) se hace con el ritmo insistente y sonsonete con el volumen a todo lo que da, de los nuevos artistas.

Esta generación no está perdida, cuando se encuentra, busca otra cosa. Hicimos lo mismo. Atormentamos a padres y abuelos.

Me temo que los que te leen y celebramos somos prediluvianos, ahora somos eso, padres y abuelos.

Carlos