Congreso

A preguntas de Jenniffer González, personal de LUMA reconoció que nunca pidió a la American Public Power Association la colaboración de su personal para trabajar durante la emergencia por Fiona. >Suministrada

As long as we have faith in our own cause and an unconquerable will, victory will not be denied us.

–Winston Churchill

El proyecto dirigido a atender la centenaria condición de inferioridad política de Puerto Rico fue aprobado de manera sorpresiva. Con una votación de 233 votos a favor y 191 en contra, logró pasar los obstáculos levantados por los detractores. Salvo dieciséis, prácticamente todos los republicanos votaron en contra. La no inclusión del Estado Libre Asociado hubiese sido impensable unos años atrás.

Desde que en 1998 se aprobó el Proyecto Young por un solo voto -gracias, a última hora, al noble gesto del congresista de Dakota del Norte, Earl Pomeroy- no había sucedido algo como esto. En aquel entonces estaban todas las alternativas ideológicas existentes en nuestro paisaje político. Hoy, como evidencia del paso del tiempo, el cambio de épocas y de la realidad histórica, son solo tres: estadidad, independencia y libre asociación.

Lo importante del proyecto aprobado por la Cámara fueron los comentarios de varios congresistas sobre la realidad política de Puerto Rico. Para el congresista James McGovern, “es tiempo de reconocer que los puertorriqueños no quieren seguir siendo colonia.” Nos impacta que en el mismo hemiciclo congresional uno de sus miembros se refiera a nuestra isla como una colonia, aun cuando históricamente -desde su fundación e insertado en la Constitución- la nación americana solo reconoce que tiene territorios. Ese fue uno de los argumentos que levantó Daniel Patrick Moynihan a mediados de la década del setenta cuando era embajador de los Estados Unidos en las Naciones Unidas y recibían embestidas de Cuba por el caso de Puerto rico.

La propuesta de la estadidad fue vista con recelo por el congresista Guy Reschanthales, quien criticó que no se incluyera el Estado Libre Asociado y que la propuesta de los estadistas debía verse con reservas. Otros republicanos también criticaron que no se celebraron vistas públicas sobre el proyecto de estatus.

Sin embargo, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, fue más allá de lo que cualquier congresista hubiera ido, tal vez en la historia. En su turno afirmó: “Durante más de un siglo, Puerto Rico ha sido gobernado bajo un sistema político impuesto por fuerzas externas en lugar de uno establecido por su propio pueblo.” Lo irónico de todo esto es que en el registro congresional hoy hay prueba -para uso de futuros historiadores- de que la opinión de muchos miembros del Congreso es que los Estados Unidos es una nación que tiene colonias.

La oposición de los republicanos a que Puerto Rico sea estado siempre es de esperarse. Lo expresó el senador Lindsay Graham en la campaña senatorial por Georgia, donde apoyó a su correligionario Herschel Walker. Lo expresado fue que tanto nosotros como Washington D.C. no podemos ser estados porque diluiríamos el poder político del Partido Republicano. Esto porque hay la creencia de que con este estatus elegiríamos congresistas demócratas, lo que no sería del todo cierto, pues en la Isla hay un sentir general cónsono con la filosofía conservadora de ese partido.

Por lo visto, en las últimas dos elecciones congresionales -las de 2020 y las de 2022- la composición del senado de los Estados Unidos ha sido un virtual empate. En la Cámara, aunque ha habido repetidas alternancias en el poder, la diferencia siempre ha sido reducida. Un detalle que evidenció la inferioridad política de los puertorriqueños es que su representante en el Congreso no tiene derecho al voto para decidir proyectos fundamentales para la vida diaria de sus compatriotas. Cuando llegó al hemiciclo, Jenniffer González no pudo votar por el proyecto, del que ella fue coautora partícipe. Sin embargo, siempre ha dedicado tiempo a luchar por la igualdad de derechos, los que nunca tendríamos en la actual condición política.

Este proyecto de estatus -con carácter enteramente vinculante- se debe al ejercicio de los buenos oficios de la comisionada residente y las congresistas puertorriqueñas en Nueva York, Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio Cortés, que lucharon con tesón para que los puertorriqueños, ciudadanos americanos, pudiéramos tener la oportunidad de decidir su futuro y salir de una vez y para siempre de las estancadas aguas del colonialismo.