gobernador Pierluisi

Con la debilidad que significa haber ganado con un treinta y tres porcientos y una legislatura controlada por el Partido Popular, Pedro Pierluisi ha hecho un trabajo que a cualquier candidato le serviría para revalidar como gobernador de Puerto Rico, sin dificultad alguna. Sin embargo, muchos piensan que lleva las de perder y que su proyección pública es deficiente, lo que ha redundado que encuestas y sondeos recientes -públicas algunas y privadas otras- sean cónsonas en que él no tiene las mejores consigo.

Pierluisi ha sido un buen gobernador, pero los ataques internos y externos al PNP han abonado a que la gente lo vea como un candidato débil. Esto se debe a que su estilo es atípico; no es como el de los gobernadores anteriores donde la agresividad era parte consustancial del liderato. Su hablar es pausado, comedido, no antagoniza ni entra en controversias con la oposición ni con los medios, los ataques que recibe no los contesta y el dolor que estos le causan los canaliza de manera filosófica. Es algo que la gente nunca había visto en un gobernante, lo que explica por qué el pueblo lo mira con sensación de rareza.

La hoja de servicios del gobernador es abultada. El desempleo ahora mismo es el más bajo de nuestra historia. Las carreteras están siendo repavimentadas y mejoradas; se ha legislado para que los servidores públicos tengan una retribución y reclasificación para actualizar su perfil laboral acorde estos tiempos; un sobrante en el presupuesto fue utilizado para ser distribuido equitativamente entre los empleados del gobierno que en once años no han recibido un aumento en su salario; las agencias que combaten la corrupción diligencian los casos con premura; el Departamento de Salud ha sido proactivo en sus ejecutorias, incluyendo el manejo del covid que se ha hecho con eficiencia; el Secretario de Hacienda ha convertido su agencia en un ente facilitador y el crédito y la imagen de Puerto Rico se ha ido restableciendo en la capital federal.

A todo esto, hay que añadirle el aspecto político. Los municipios, los precintos y las unidades electorales están reorganizadas. El equipo electoral está completo y altamente adiestrado. Un ejército de abogados ya está preparado para atender el proceso electoral el año que viene. Los recaudos del gobernador para su campaña de reelección son un éxito rotundo. Sus apariciones en público son certeras, que incluye las entrevistas radiales donde él se proyecta de manera campechana y jovial, demostrando que ese es su lado más fuerte.

Esa suma de éxitos no ha sido suficiente para detener las ambiciones personales de Jenniffer González, que azuzada por sus allegados está haciendo todo lo que esté a su alcance para destronar a Pedro Pierluisi dentro de su propio partido. Comentario tras comentario hecho a través de los medios, críticas solapadas que nunca había dicho y las dice ahora, y sustituir el “nosotros” por el “yo”, entre otras cosas, son las herramientas para ella proyectarse como que es la verdadera líder del PNP. En realidad, eso está por verse.

El Trabajo arduo, honesto, constante es sobrio y permanente

Como presidente del PNP Pedro Pierluisi ha sido efectivo en el contacto con la base de su partido. Jenniffer González también lo ha sido. Por lo que la efectividad del primero pudiera ser neutralizada por la efectividad de la segunda; sin embargo, la presidencia le da unas ventajas que ella no pudiera tener. Puede adelantar reuniones, encomendar trabajos, crear comités y establecer agendas para lograr objetivos de la colectividad que sean de beneficio para todos. Eso es algo que la comisionada residente no puede hacer por ahora y que todo pronunciamiento que haga pudiera ser visto con sospecha dentro de un sector de su propio partido.

En el tiempo que queda para las elecciones es a Jenniffer González a quien la gente mirará. Su discurso tiene que ser cuidadosamente elaborado para no crear fricciones ni enajenar electores. No puede caer en la estridencia ni arrogancia que demostró en las vistas de la Comisión Anticorrupción e Integridad Pública de la Cámara de Representantes, donde desperdició la oportunidad de proyectarse como la líder del nuevo Puerto Rico y prefirió ser una política de barricada más.

A medida que pasen los meses será Jenniffer quien sufrirá el mayor desgaste, pues por su posición de retadora es de quien más se espera. Tendrá que hilar fino en todo pronunciamiento para que su temperamento no la traicione en esta carrera de larga distancia donde Pedro Pierluisi parece que tendrá las de ganar.