Enajenación peligrosa. Por Dr. José M. Saldaña

2 junio 2023

Enajenación peligrosa. Por Dr. José M. Saldaña

El futuro de nuestro pueblo en gran medida habrá de decidirse en las próximas elecciones generales que ya están a escasamente un año y medio de distancia. Para que nuestra gente en ese momento tome la mejor decisión debe de estar bien informada.

En Puerto Rico en cuanto a este asunto de información ciudadana, nuestra población se divide en varios sectores. Unos están bien informados y otros no.

La información que sigue a continuación es para hacérsela llegar de la forma y manera que se pueda a un sector de nuestra población que desgraciadamente vive desentendido de lo que ocurre a su alrededor

Somos una isla de 100 por 35 millas situada en el caribe con pocos recursos naturales más allá de la belleza de nuestra naturaleza. Algunos señalan que nuestro mayor recurso es nuestra gente, pero yo añadiría que sólo lo es aquel por ciento que trabaja, que está bien educado, preparado e informado.

Desgraciadamente un gran porciento de nuestra población  (60%) vive diariamente sin trabajar esperando las ayudas del gobierno para subsistir, enajenado de lo que ocurre social, económica y políticamente más allá de su ambiente inmediato.  Podemos señalar que gran parte de ese sector no lee o lee muy poco, no se informa, está parcialmente enajenado en lo inmediato, en los conciertos de reggaetoneros, en los deportes y en las novelas de televisión, en resumidas cuentas, en el baile botella y baraja.

El otro sector que estudia y/o trabaja, está compuesto por personas que a pesar de que su tiempo en gran medida lo consumen sus estudios, su trabajo y la realidad del hogar, están bien informados. Sin embargo, otros de ese mismo sector por las razones que sea -intensidad de los estudios, del trabajo, la problemática del hogar, etcétera- no lo están.

Por este medio quiero llegar con alguna información básica pertinente a esos sectores pues es hora de que se esté bien informado de lo que está sucediendo a su alrededor y no se está dando cuenta…y cuando lo haga puede ser muy tarde. Vamos a darle alguna de esa información básica para que de cara al futuro haga la mejor decisión para nuestro Puerto Rico.

Desde 1917 con la Ley Jones los puertorriqueños somos ciudadanos americanos al otorgarnos dicha ciudadanía por el congreso. Esto entre muchas otras cosas, nos otorga el derecho a recibir, aunque en forma menguada una serie de ayudas federales y libre acceso a cualquier parte de la nación. Le pido a los lectores que den un vistazo en la televisión a los noticieros nacionales y locales para que vean cuántos miles de personas se mueven diariamente desde los países de centro y sudamérica hacia los Estados Unidos exponiendo su vida para tener acceso a lo que nosotros tenemos. Allí se encuentran abarrotando los terrenos alrededor de la frontera para tratar de entrar a la nación de la que somos ciudadanos y a la que nosotros tenemos libre acceso.

Es necesario que comprendamos que para movernos hacia adelante y salir del hoyo negro fiscal y económico en que estamos metidos luego de la devastación causada por el huracán María y la enorme quiebra que hemos sufrido, la única opción y solución real, es la igualdad que nos provee la estadidad. Lo demás, lo que nos plantean los populistas separatistas de izquierda a través de sectores de la prensa, son cuentos chinos, patrioterismos, románticos nacionalistas, para movernos hacia una independencia socialista a la que le llaman libre asociación que solo servirá para institucionalizar la pobreza general.

Ahora bien, la igualdad en la estadidad no vendrá sin lucha, esfuerzo y sacrificio. No podemos seguir pensando que el congreso va a actuar sin que se sienta forzado. Ese cuerpo político no actúa a menos que lo sienta necesario, a menos que reciba una fuerte presión de la opinión pública. El primer paso en esa agenda de presión debe ser lograr por ley lo que ya casi tenemos de facto, el territorio incorporado. Lo que ahora tenemos es el territorio no incorporado –colonia- creación de una época de racismo que fue una lacra para el prestigio de la nación que se vanagloria de ser el exponente supremo de la democracia liberal.

Hasta principios del siglo 20 todas las posesiones adquiridas por los Estados Unidos pasaban a ser territorios incorporados -Ordenanza del Noroeste -o sea estaban en ruta a convertirse en un estado de la unión.

En 1898, como resultado del Tratado de París tras la Guerra Hispano- americana, España le cedió Puerto Rico a los Estados Unidos.

En el 1900 el Congreso promulgó la Ley Orgánica (P.L.56-191) también conocida como la Ley Foraker, para establecer en Puerto Rico un gobierno popular republicano limitado. La isla estaba dirigida por un gobernador nombrado por el presidente y una Asamblea Legislativa electa.

En 1901, el Congreso influenciado por el Tribunal Supremo de la nación y ambos por la teoría racista de supremacía blanca de Abbott L. Lowell – expresidente racista de la Universidad de Harvard- determinó que, para fines de la Cláusula de Uniformidad de la Constitución, Puerto Rico no era parte de Estados Unidos. Pertenecíamos a, pero no éramos parte de. El juez White en su opinión concurrente estableció el concepto de “no incorporación” cuando opinó que el Congreso tiene discre­ción para decidir si se incorporaba o no un territorio a los Estados Unidos, y cuándo. El Congreso entonces definió a Puerto Rico como un territorio “no incorporado” y por lo tanto concluyó que la Constitución y Carta de Derechos de Estados Unidos no se aplicaban íntegramente a la isla. Asi se nos impuso un estatus de territorio no incorporado. A pesar de que esa posición jurídica se pensó que sería por un tiempo (Downes & Bidell), ese no ha sido el caso.

Como expresé anteriormente, en el 1917, con la Ley Jones (39 Stat.951) el Congreso de Estados Unidos les otorgó la ciudadanía estadounidense a las personas nacidas en Puerto Rico. Dicha ley también modificó la estructura del poder legislativo para incluir un Senado y una Cámara de Representantes.

En Balzac vs. Porto Rico 1922 el TS declaró que había una segunda clase de ciudadanos americanos que a pesar de haber nacido americanos no podían disfrutar de los mismos derechos constitucionales de los demás ciudadanos por haber nacido en el territorio no incorporado, esto a pesar de la opinión disidente del Juez John Marshall Harlan advirtiendo que ese estatus en forma indefinida crearía un sistema colonial horrendo y extraño a los principios constitucionales de igualdad. Y asi ha sido. Asi lo ha reafirmado el Congreso con la ley PROMESA.

Ahora, luego de la devastación causada por el huracán María nuestros conciudadanos del norte han tomado conciencia de qué en Puerto Rico vivimos 3.2 millones de ciudadanos americanos que hemos sido discriminados y que es tiempo ya de acabar con esa situación. Asi lo demuestran las más recientes encuestas nacionales. Este es el momento de que le pongamos toda la presión necesaria al congreso para que, descartando esa política de prejuicio contra ciudadanos americanos, apruebe una resolución para convertir la isla en territorio incorporado -lo que ya es casi una realidad- como un primer paso irreversible para lograr la estadidad.

No estar enterado de todo esto (mantenerte enajenado) propicia el que te conviertas en víctima de los partidos separatistas que agresivamente pululan por nuestro ambiente y utilizan sectores de la prensa para influir sobre ti y llevar al congreso una imagen falsa de nuestra realidad para lograr la separación (por más bonita que te la pinten) que significa la pobreza generalizada.

 Comparte lector esta información básica inicial sobre nuestra situación política con aquellos de tus familiares amigos y conocidos que estimes necesario que la tengan.