Puerto Rico flag in concrete wall

El historiador y periodista Antonio Quiñones Calderón, en su excelente libro La Década Ideológica: los años ’60 del siglo 20 puertorriqueño, acertadamente afirma que los años sesenta del siglo pasado fueron de efervescencia ideológica por las tres corrientes históricas de Puerto Rico: Estado Libre Asociado, Estadidad e Independencia. La creación de la Comisión de Estatus, compuesta por representantes de los tres partidos inscritos y del presidente de los Estados Unidos, y la celebración del plebiscito de 1967, así lo atestiguan.

Esa década fue de transformaciones políticas. Un Partido Popular que obtenía en las elecciones de 1964 el sesenta por ciento de los votos y cuatro años después sufría una división donde su gobernador organizaba el Partido del Pueblo y le llevaba sobre cien mil votos; un Partido Estadista Republicano que sufría un éxodo masivo hacia la fundación del Partido Nuevo Progresista; una merma dramática en el Partido Independentista Puertorriqueño, que lo llevó a perder su franquicia electoral, y un Partido Acción Cristiana que fue fundado en 1960 como reacción a la política de Luis Muñoz Marín referente al control de la natalidad.

Ismaro Velázquez Net, secretario de prensa de Luis Muñoz Marín y Roberto Sánchez Vilella, en su libro, Muñoz y Sánchez Vilella, hace una crónica analítica del período de 1964 a 1968 cuando este último era el gobernador de Puerto Rico. Su narración revela los entresijos del poder durante esos años. Las ambiciones, las traiciones y los abusos cometidos dentro de su partido, de los cuales Sánchez fue la principal víctima de manos de Muñoz Marín, que años después le pidió perdón y reconoció que todo aquello era una resistencia a un cambio generacional que ya estaba en ebullición.

Antonio Quiñones Calderón, que ha tratado los temas que muchos de los historiadores -por consideraciones ideológicas- no tratan, publicó un texto indispensable para el cabal entendimiento de estos años y que debe de ser lectura obligada para todo aquel que milite dentro del movimiento estadista. Su título es sugestivo, pues es una síntesis de la historia de los sesenta: Del Plebiscito a La Fortaleza. Narra y documenta todo lo sucedido en el estadoismo desde la asamblea del Partido Estadista Republicano en enero de 1967 en el hotel San Gerónimo, hasta las elecciones de 1968 con el triunfo de Luis A. Ferré y el Partido Nuevo Progresista.

Un libro que ha pasado inadvertido y casi nadie lo ha mencionado es, Luis Muñoz Marín: un hombre acorralado por la historia, de César Andreu Iglesias. Es una compilación de artículos publicados en el periódico El Imparcial a principios de los sesenta. El autor, respetado periodista, que militó en la década del treinta en el Partido Comunista Puertorriqueño, analiza la figura de Muñoz y su tránsito del independentismo al estadolibrismo. Hace una crítica del líder del popularismo en el sentido del lenguaje ambiguo que usó para explicar el Estado Libre Asociado y su crecimiento y desarrollo.

No debe pasar inadvertido que, el Tomo V de Historia Constitucional de Puerto Rico, de José Trías Monge, revela sucesos que de otra manera nunca se hubieran sabido. Un texto que es fuente primaria para el historiador de turno.

La historia política de los años sesenta es una plétora de hechos históricos. Es época de transición. Tres nuevos líderes surgirían y dominarían la política por los próximos veinticinco años: Carlos Romero Barceló, Rafael Hernández Colón y Rubén Berríos Martínez. La historiografía pertinente sobre este período de la historia está por hacerse.