Fue Abelardo Díaz Alfaro, en su cuento “Santa Cló va a la Cuchilla” -parte del conjunto de cuentos que vive en Terrazo, su obra cumbre- quien planteó que esta figura “no es parte del santoral puertorriqueño”. Y cuando fue introducida en la sociedad puertorriqueña su rechazo por parte del pueblo fue evidente, porque los Reyes Magos, montados a caballo y no en camellos, eran representatividad de lo que es la Navidad, que desde sus inicios tiene un fervor y significado religioso, por ser el nacimiento de Jesús lo que le da un sentido no pagano.
Con el pasar del tiempo las costumbres evolucionan, porque las culturas están en perpetuo cambio. Una costumbre, una tradición, surge, se desarrolla, va cambiando con el devenir del tiempo, en cada generación la gente le incorpora cosas nuevas hasta que se convierte en una costumbre y una tradición de nuevo cuño. Estas cosas salen del pueblo y es el pueblo mismo quien las define y significa transmitiendo ese acervo a las generaciones subsiguientes.
Santa Cló no es una figura religiosa, es festiva y es parte de la personalidad cultural del puertorriqueño. En estas navidades he transitado con mi esposa por distintos lugares de Puerto Rico; el área metropolitana y pueblos de la montaña. La cantidad de adornos que he visto en ambas zonas geográficas con este personaje es impresionante. Aparece acompañado por jíbaros, con caneca de pitorro en mano, asando lechón en una vara, con los Reyes Magos, en pantalones cortos y gafas de sol. También, en motora con “camisa playera” y trullando por los pueblos. Evidencia de que ha sido puertorriqueñizado, pues al decir de José Luis González, la cultura puertorriqueña asimila, no es asimilada. O sea, el elemento foráneo lo hace suyo al incorporarle elementos, sentido e interpretación criolla.
Debemos significar que este personaje, que fue introducido en Puerto Rico luego de la Guerra Hispano-cubana-americana, tiene una carga comercial considerable, pues en tiendas y comercios en general se le usa como medio publicitario para atraer al público y para la proliferación de ventas. Aunque, su aparición fue 9 de enero de 1899 en el Teatro La Perla de Ponce cuando “se presentó por primera vez una persona disfrazada de Santa Claus junto a un árbol de Navidad y reparto de juguetes.” (Véase a Marcelino Canino Salgado, La Navidad en la tradición de Puerto Rico).
En los países hispanoamericanos como Colombia, Panamá, Argentina, Venezuela, México, Chile, Costa Rica, El Salvador, Paraguay, Brasil, Cuba, México y Guatemala celebran a este personaje vestido de rojo y blanco que se transporta en trineo. Esto demuestra que la cultura ya es un fenómeno globalizado y que se fortalecen en el contacto de unas con otras. Los elementos exógenos son incorporados y pasan a ser parte consustancial de la nacionalidad cultural de cada país. (Véase a, National Geographic, “Global Culture”. August, 1999 y Nestor García Canclini, La Globalización Imaginada).
Santa Cló es una figura mundial. Venido de Europa a América por los colonizadores, comenzado en las trece colonias -lo que hoy son los Estados Unidos de América- se esparció por el mundo entero y fue aceptado en nuestro entorno hemisférico para la celebración en cada Navidad. Cada hogar, cada oficina de gobierno, muchas iglesias y en todo el continente lo ponen de adorno navideño sin que eso menoscabe o devalúe la cultura navideña local, porque ya él es parte de ella.
En el Puerto Rico actual la figura de Santa Cló tiene un fuerte arraigo en el pueblo. A través de los años en cada generación la estima hacia él es más fuerte que en la anterior y menos que en la siguiente. Los padres les inculcan a sus hijos, con sus acciones, que este personaje es parte de la familia y de la tradición puertorriqueña, cada vez que llega la Navidad. Es una figura que llegó y se insertó para siempre en nuestro folklore y que en la cotidianidad navideña tiene papel conspicuo en los adornos que vemos en cada uno de los pueblos.
La puertorriqueñidad o la nacionalidad cultural, como se llama en los estudios culturales, es algo en continuo cambio. El arroz y habichuelas ya no es la comida de mayor consumo en Puerto Rico, es la de los llamados “Fast Foods”. Esto es parte de nuestro mestizaje gastronómico. Como estas comidas, la figura de Santa Cló es parte protagónica del paisaje cultural puertorriqueño, que cada año vemos adornando los hogares de toda esa gran familia puertorriqueña.
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