Los Ricos

«No se hace a los pobres ricos, haciendo a los ricos pobres» – Abraham Lincoln

Los Ricos

Por: Arturo J. Guzmán

 Afectado por su dolor intenso, un familiar cercano a una de las víctimas inocentes de la criminalidad que nos está devastando exclamó, “en Puerto Rico solo hay justicia para los ricos”. Anteriormente también he comentado sobre las frecuentes expresiones de determinados sectores socio-económicos que van desde el estudiantado universitario hasta las uniones laborales instando a “que paguen los ricos”.

Pobreza

Estos comentarios y reclamos forman parte de una estrategia extremista que tiene el objetivo de fomentar las luchas de clase para socavar y destruir el sistema capitalista y radicalmente alterar nuestro sistema de gobierno sustituyéndolo por un régimen comunista-socialista al estilo venezolano o cubano.

No hay duda de que esta iniciativa ha surtido efecto entre los mediocres, envidiosos, frustrados, etc. que tratan de imponer sus complejos e insuficiencia en toda sociedad. También existen centenares de “tontos útiles” que repiten esas consignas porque le “suenan bien”, “están de moda”, o porque influencian su opinión ya que son incapaces del más simple análisis o escrutinio antes de repetirlas ciegamente como papagayos.

Sin embargo, vale la pena lanzarles el reto para que nos provean con ejemplos concretos  y pruebas específicas que lo que demandan es legal, justo, cierto, y que contribuiría al bienestar común. Por ejemplo, tomemos la primera expresión de que solo “hay justicia para los ricos”. ¿Podrían ofrecernos algunas muestras?

Por el contrario, conocemos de crímenes que también han afectado con igual frecuencia a las clases altas y que continúan pendientes de que se les haga justicia tanto a las víctimas como a sus familiares. Por ejemplo, los asesinatos de la esposa de un juez del Tribunal Supremo de Justicia, los familiares de un ex-gobernador, el padre de un ex-alcalde de San Juan, el de un amigo personal por robarle un reloj Rolex, y así sucesiva e interminablemente hasta probar que tanto la justicia como la injusticia no tienen demarcaciones sociales o económicas.

Lo mismo ocurre con la demanda de “que paguen los ricos”. Son precisamente las clases más pudientes las que por generaciones han cargando un peso desproporcional e injusto del fisco. ¿Será posible que los fanáticos ideológicos que demandan mayores imposiciones puedan ocultar que llego el momento donde se le va a “quebrantar el lomo” al proverbial camello?

La llamada “fuga del capital”, precipitada aun más por la nueva economía global, no es nada más que el éxodo de inversionistas a otras sociedades que representan mayor seguridad, mejores recompensas y un sistema de incentivos y ganancias que no penaliza sino que recompensa el éxito empresarial e individual.

Cabe preguntarle a los facinerosos social-comunistas quienes serán los que invertirán y crearan empleos. ¿Los estudiantes que no muestran siquiera la capacidad de subsanar sus deficiencias económicas con sacrificio y mayor empeño? ¿Las uniones? ¿Hugo Chávez o Fidel Castro?

“Los ricos” incluyen como todas las clases socio-económicas, buenos, malos y mediocres, pero debemos reconocer colectivamente a quienes crean fundaciones benéficas, subsidian empleados, ofrecen becas, y muchas veces le proveen un techo y alimentación a los desamparados. A los que legan y mantienen museos, auspician albergues, protegen a deambulantes,  aportan a asilos de desvalidos y envejecientes, y en general reciben  a cambio mucho menos de lo que aportan a nuestra sociedad.

Recuerden que “donde existen ricos, existen pobres; pero donde no existen ricos, solo existen pobres”.