¿Por quién doblan las campanas?

¿Por quién doblan las campanas?

Por: Arturo J. Guzmán

 El título de la famosa novela de Hemingway sirve de marco para preguntarnos por qué nadie aboga por la investigación de todos los asesinatos, actos de terrorismo y violencia que se han cometido en Puerto Rico o por puertorriqueños radicados en el resto de la nación.

Nuevamente ha comenzado una campaña para que se re-investigue la muerte del terrorista Filiberto Ojeda Ríos la cual sus colegas comunistas denominan “asesinato¨ muy a pesar de que rehusó rendirse y entregarse

El héroe de los izquierdistas

voluntariamente junto con su esposa. Ahora, a  pesar de que durante el sitio de su madriguera disparó en múltiples ocasiones contra  las autoridades, hiriendo a un oficial federal igual que lo había hecho anteriormente en Luquillo, nos quieren hacer creer que plácidamente tocaba la trompeta aunque nadie escuchó una sola nota. Nos quieren hacer creer que las autoridades cruelmente permitieron que se desangrara sin asistencia, a pesar de que la única ayuda que Ojeda pidió fue a base de disparos. ¿Se acuerdan de aquello de que “al que a hierro mata a hierro muere”?

Gracias a que vivimos en una sociedad democrática, muy distinta a la dictadura comunista que Ojeda nos quería imponer a la fuerza, no me opongo a que se re-investigue su muerte siempre que también se disemine públicamente su historial terrorista. Tampoco me opongo a la insistente y periódica petición de que se re-investiguen las muertes de otros comunistas como la del agente encubierto de la dictadura castrista, el hijo de un líder comunista, etc.

Ahora bien, si vamos a re-investigar no debemos hacerlo selectivamente. Vamos a investigar también muertes y actos terroristas cuyos responsables nunca han enfrentado la justicia ni pueden continuar exentos de ella.

Comencemos por investigar quienes fueron los responsables de colocar artefactos explosivos en correos, supermercados, etc. y que tenían como meta matar a personas inocentes. De paso, vamos a investigar a los que fabricaban y colocaban bombas en Chicago y New York, y muy especialmente a los que cometieron un horrendo acto terrorista colocando un explosivo en Fraunces Tavern.

De paso vamos a investigar quién fue quién asesinó aquí en Puerto Rico al conocido abogado laboral Alan Randall, cuya muerte provocó la doble tragedia del suicidio de su viuda que como resultado de su depresión se lanzo al vacío desde la azotea del condominio en que vivía en el Condado.

También vamos a investigar quienes fueron los que cobardemente emboscaron y asesinaron a personal administrativo y desarmado de nuestra marina de guerra cuando eran transportados a su base en Sabana Seca.

Por supuesto no debemos de excluir a los que participaron en el atentado contra la Base Muñiz que resultó en la costosa pérdida de varios aviones de nuestra Guardia Nacional, y mientras más investiguemos más debemos de aclarar cuál fue la participación activa o pasiva de Filiberto Ojeda en algunos o todos estos actos.

¡Si vamos a buscar la verdad, vamos a buscar la verdad completa! ¡Y si vamos a adjudicar actos ilícitos, atentados y crímenes vamos a adjudicarlos todos, no solo los que les conviene al Colegio de Abogados, al Ateneo, y a los comunistas!

Como epílogo, repito la frase del poema que Hemingway citó en su novela: “No preguntes por quién doblan las campanas, porque las campanas doblan por ti”