KEYNES EN PUERTO RICO

KEYNES EN PUERTO RICO

Por: Carlos A. Colón De Armas – Profesor de Finanzas UPR
En Puerto Rico, como regla general, muchos conocen las diversas teorías económicas que existen. No todos, sin embargo, las aplican en el contexto correcto. Tómese como ejemplo la teoría que se le atribuye al reconocido economista británico John Maynard Keynes a los efectos de que la política fiscal puede ayudar a mitigar los efectos de recesiones y depresiones, y que el gasto público puede servir de instrumento para reactivar una economía.

Para Gobernar hace falta mas que saber leer

En Puerto Rico, esa teoría se trata de aplicar en el marco de la discusión del Presupuesto General del Gastos del gobierno estatal. Con esa teoría como base, se han tratado de criticar acciones dirigidas a reducir los déficits presupuestarios del gobierno con el argumento de que, al reducir esos déficits y reducir el gasto público, se debilita la economía. Quienes así piensan, sin embargo, parecen ignorar de dónde provienen los recursos para cubrir el gasto público que tanto defienden.

En términos generales, los que apoyan el gasto público como herramienta económica argumentan que esas erogaciones sirven para inyectar nuevos recursos al sector privado de la economía, lo que a su vez producirá desarrollo económico. Lamentablemente, en esa argumentación se olvidan de que para poder llevar a cabo ese gasto público el gobierno tiene que obtener recursos.
Los recursos que necesita el gobierno para sufragar sus gastos se pueden obtener solamente de dos formas: imponiendo contribuciones o tomando dinero prestado. Los impuestos los pagan personas y compañías del sector privado. De igual forma, el dinero para los préstamos proviene de bancos o inversionistas privados. Por lo tanto, los impuestos y los préstamos tienen el efecto de sacarle recursos al sector privado y transferírselos al gobierno.

El resultado neto de ese esfuerzo es un círculo vicioso en el cual, por un lado, el gobierno le saca recursos al sector privado, mediante impuestos o préstamos, y por el otro lado se los inyecta a través de sus gastos. Como consecuencia, el efecto que esa secuencia de eventos pueda tener en el desarrollo económico es prácticamente inexistente.

Gobierno y desarrollo económico
Gobierno
Sector
Privado
Desarrollo
Económico

Lo anterior sugiere que las discusiones relacionadas con el Presupuesto General de Gastos del Gobierno de Puerto Rico, el cual se nutre del Fondo General, no deben girar en torno a argumentos económicos usando como base las teorías de Keynes. Por
el contrario, esas discusiones deben enmarcarse solamente en una consideración de las actividades que, como sociedad, hemos entendido que es mejor llevar a cabo a través de entidades públicas, y en proveerles a éstas los recursos necesarios para realizarlas. Esto es así porque, aparte de esos servicios que la sociedad ha escogido que provea el gobierno, los impactos económicos de los gastos operacionales del gobierno contenidos en ese Presupuesto son bastante limitados.

Contrario al Presupuesto General de Gastos del Gobierno de Puerto Rico, el impacto económico de las inversiones llevadas a cabo por las corporaciones públicas es diferente.

Las corporaciones públicas del Gobierno de Puerto Rico como, por ejemplo, la Autoridad de Energía Eléctrica, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados y la Autoridad de Carreteras y Transportación, tienen sus propias fuentes de ingresos y sus
presupuestos son aprobados por sus respectivas juntas de directores. Esa independencia financiera les permite obtener fondos en los mercados financieros localizados fuera de la Isla y canalizarlos hacia proyectos de inversiones en obras de mejoras capitales. Esto resulta en beneficios económicos para Puerto Rico por dos formas principales.
En primer lugar, las obras de mejoras capitales usualmente tienen una vida útil de varios años. Por lo tanto, su efecto multiplicador y, por consiguiente, su impacto económico, es mucho mayor que el de cualquier gasto operacional en que incurra el
gobierno. En segundo lugar, los fondos provenientes de los mercados financieros representan recursos nuevos que entran a la Isla y, por lo tanto, no forman parte del círculo vicioso que representan los gastos operacionales que se cubren del Fondo General.

Fondos nuevos vs. reciclaje de fondos
Fondo
General
Sector
Privado
Corporaciones
Públicas
Mercados
Financieros

En términos comparativos, mientras cada $1.00 de gasto operacional incurrido por el gobierno representa $1 o menos de impacto en la economía de Puerto Rico, cada $1.00 de inversión financiada a través de los mercados financieros, a base de una emisión de bonos financiada al 6% de interés por 30 años, puede llegar a representar hasta $13 de impacto en la economía de la Isla.
En síntesis, los gastos operacionales del gobierno estatal no representan la actividad del sector público que mayor impacto tiene en la economía de Puerto Rico. El mayor impacto proviene de las inversiones en proyectos de mejoras capitales realizadas por las corporaciones públicas y financiadas a través de los mercados financieros. Esto sugiere que devolverle la salud fiscal a las corporaciones públicas, tal como se hizo con el Fondo General, es importante. Esto debe hacerse manteniendo las cargas impositivas en la sociedad a un mínimo posible.

Una forma de hacerlo podría ser proveyéndole nuevas fuentes de ingresos recurrentes al Fondo General, lo cual permitiría reducirle aún más las contribuciones sobre ingresos a las empresas y a los individuos. Esto podría lograrse, por ejemplo, convirtiendo el impuesto a las empresas foráneas a uno permanente y fijándolo en 4% en lugar de irlo reduciendo paulatinamente. A la misma vez, las reducciones en contribuciones sobre ingresos podrían venir acompañadas de aumentos en algunos renglones que nutren a las corporaciones públicas y que les permitirían llevar a cabo la actividad económica que hoy en día no tienen la capacidad de realizar. De esta forma, se mantiene la integridad fiscal del Fondo General y se fortalece la condición financiera de las corporaciones públicas con poco o ningún impacto al bolsillo de los ciudadanos.

Movernos en esa dirección debiera ser el enfoque durante el proceso de evaluación del presupuesto que se está llevando a cabo en estos días en la Asamblea Legislativa. Para abonar hacia el logro de ese objetivo, sin embargo, no es suficiente esbozar argumentos basados en teorías económicas. Debemos también estar seguros de que esas teorías se aplican dentro del contexto adecuado.
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Nota: Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 11 de mayo de 2012, página 23.