Líderes serios para tiempos serios

NR – La campaña personalista destructiva con mentiras y engaños re-re-repetidos, de odios, rencores y envidias difamantes y selectiva Anti-Americana, es una costumbre comunistoide usada por el PPD (últimamente adoptada por los rotativos FR) en contra de Miguel Angel García Méndez, Luis A. Ferré, CRB, Pedro Rosselló y ahora a Luis Fortuño. También a nivel municipal y legislativo y gubernamental.

Líderes serios para tiempos serios

25 de junio de 2012 – OpiniónPolítica – 

“Cuando el candidato del PPD le dice al Pueblo que Fortuño no ha hecho nada, la gente sabe que está mintiendo”

Alejandro García Padilla. EL VOCERO / Archivo / Sebastián Márquez Vélez

Por: Adolfo Méndez Ríos
Autor y consultor

En los sistemas democráticos la alternabilidad en el mandato gubernamental es parte normal del proceso. El Pueblo tiene el poder del voto para cambiar gobiernos. La lucha política no es un conflicto entre buenos y malos. Lamentablemente, en los más recientes procesos electorales, el liderato del Partido Popular Democrático (PPD) ha quebrantado este principio democrático mediante campañas orientadas a asesinar el carácter y la reputación de sus adversarios políticos.

Cuando repasamos las campañas políticas desde Carlos Romero Barceló hasta el presente, vemos esa infame tendencia de los estrategas publicitarios del PPD de presentar a los candidatos del Partido Nuevo Progresista (PNP) como si se tratara de seres infernales y de personas sin escrúpulos.

Con CRB los PPD se botaron

A Romero Barceló lo tildaban de asesino por el incidente del Cerro Maravilla en que murieron dos jóvenes independentistas. A Carlos Pesquera lo llamaban ‘el mongo’ para tratar de proyectar ante el Pueblo que el hombre carecía de carácter. A Pedro Rosselló le endilgaron el calificativo de ‘corrupto’ por los casos de corrupción bajo su gobierno. Ahora, a Luis G. Fortuño el candidato opositor lo acusa de tener ‘cara de oveja’. Estos ataques desvirtúan la esencia de la democracia porque persiguen aniquilar la reputación del adversario político.

La estrategia de los publicistas del PPD se ha caracterizado siempre por copiar la filosofía maniqueísta. El maniqueísmo contradice la esencia de la democracia ya que concibe la lucha política como un conflicto entre buenos y malos. Los candidatos del PPD serían los buenos y los del PNP los malos. Los sobrenombres despectivos del candidato a la gobernación por el PPD, Alejandro García Padilla, en contra de Luis G. Fortuño, son una muestra del tipo de campaña que mancha el proceso democrático.

La experiencia nos ha demostrado que este tipo de ataque surge cuando los candidatos perciben que su campaña comienza a flotar y no se desarrolla con el éxito anticipado, por lo que recurren a los calificativos personales para avivar el entusiasmo de sus huestes. Es evidente que, a pesar de lo que reflejen unos sondeos de opinión en un momento dado, la figura de García Padilla es un enigma para un gran sector de nuestro pueblo que no acaba de convencerse de su capacidad para enfrentar los serios retos del Puerto Rico del Siglo 21. Esta realidad tiene muy preocupados a los cerebros de su campaña por lo que han optado por lanzarse al terreno del ataque personal como estrategia de combate.

En lugar de comprometer sus esfuerzos en este tipo de ataque que pone en entredicho y desmerece su propia imagen como una persona seria y bien intencionada, García Padilla debería concentrarse en ofrecer al Pueblo nuevas propuestas para enfrentar los problemas del País. Y digo, nuevas propuestas, porque muchos de los anuncios que ha hecho el candidato del PPD sobre sus planes de gobierno, constituyen iniciativas y esfuerzos que ya se están realizando bajo la administración del gobernador Fortuño. Esto también es un rasgo imperdonable de deshonestidad intelectual.

Todos reconocemos que estamos viviendo tiempos muy serios que demandan líderes serios. Cualquier persona que aspire a un cargo público tiene la obligación de mantener el debate político en un tono de altura y concretar sus argumentos al análisis serio de los temas que más preocupan al Pueblo. El insulto, los calificativos y las expresiones vejatorias no aportan nada positivo al debate político y no representa el estilo de liderazgo del Siglo 21.

Cuando los estrategas del PPD recurren al insulto y a los calificativos despectivos, ello evidencia que están convencidos que eso es lo que el Pueblo quiere escuchar. En este sentido hacen una pobre valorización de la inteligencia del Pueblo.

Este proceder sugiere que dichos asesores no han podido acoplarse a las exigencias de la época actual. En el mundo globalizado y tecnológico del presente, la gente ha desarrollado unas destrezas de percepción sumamente refinadas. El acceso a los acontecimientos a nivel mundial y local pone a la mayoría de nuestro pueblo en posición de analizar y comprender muchos de los asuntos que se discuten en los foros públicos. Nuestro pueblo reconoce que estamos viviendo tiempos muy duros y sabe que cualquier decisión para cambiar un gobierno por otro, debe hacerse basado en la garantía y la seguridad de que el que venga sea mejor en todos los sentidos. Esa determinación no se va a hacer porque el candidato García Padilla le diga al Pueblo que Fortuño tiene “cara de oveja”. La gente espera mucha más profundidad de un candidato opositor, pero sobre todo, aspira a que el debate público se conduzca dentro de un mayor nivel de respeto.

Cuando el candidato del PPD le dice al Pueblo que Fortuño no ha hecho nada, la gente sabe que está mintiendo. Si algún gobernador ha hecho mucho, considerando el desastre que encontró en las finanzas públicas cuando asumió la gobernación, ha sido Fortuño. El Pueblo sabe que bajo las dos más recientes administraciones del Partido Popular los asuntos públicos se manejaron de una manera irresponsable y hasta llegó a decretarse un cierre del gobierno que causó un grave daño a la economía de la Isla y afectó la confianza de las casas evaluadoras y de los inversionistas. La tarea de García Padilla para borrar esa pésima imagen de los dos gobiernos Populares, y recuperar nuevamente la confianza del elector puertorriqueño, no puede reducirse a una campaña de calificativos ofensivos. En estas circunstancias es casi imposible que nuestro Pueblo le brinde al PPD y a su candidato una nueva oportunidad de regresar al poder gubernamental.

En vista que los estrategas del PPD no pueden desmejorar la imagen pública del Gobernador con ataques de ‘asesino’, de ‘corrupto’, ni de ‘mongo’, se han inventado lo de ‘cara de oveja’ por aquello de seguir enlodando el debate político en nuestra isla. Al mismo tiempo, apuestan ciegamente a que nuestro Pueblo le va a comprar el insulto en contra de Fortuño como si se tratara de una gran propuesta gubernamental.

Las viejas mañas del anquilosado liderato del Partido Popular vuelven a ponerse de manifiesto. La consigna es ganar las próximas elecciones sin importar las reglas de decencia en el debate ni la autenticidad de sus propuestas de gobierno. Es alcanzar el poder para poner en acción su plan separatista y acabar de enterrar las aspiraciones de progreso de nuestro pueblo. Es desbarrar en contra de sus opositores políticos para convertir la discusión pública en un vertedero maloliente.

Por su parte, Luis Fortuño ha demostrado ser una persona respetuosa y equilibrada. No es el tipo de político capaz de arremeter con insultos en contra del adversario. Por el contrario, se ha esforzado por restaurar y fomentar los valores en el Pueblo para que podamos convivir dentro de un clima social de mayor sosiego y tolerancia. En contraste, el liderato Popular ha cedido nuevamente a la tentación de conducir la discusión pública dentro del pantano del ataque personal.

Pero lo peor de todo, es que insisten en visualizar la lucha política como si se tratara de un combate existencial en el que hay que exterminar al adversario como única salida a sus pretensiones de regresar al poder gubernamental.Por ese camino, mal los veo, pues el Pueblo es mucho más inteligente de lo que ellos piensan.

Comentarios a: mendezrios@coqui.net

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Foto del perfilMario Ramos  
“Creo que el voto de cambio es importante, porque si votan ‘no queremos cambio’, creo—con todo respeto a aquellos que dicen ’vamos a votar por quedarnos igual’ y luego ‘negociamos un cambio’—, eso es un mal uso del idioma”, resaltó el congresista.“Si ustedes le dicen a Estados Unidos ‘no queremos cambio’ y después vienen y dicen ‘queremos negociar un mejor Estado Libre Asociado’ , pues entonces el comentario de aquel que se le hace fácil ignorar a Puerto Rico como lo ha hecho por tanto tiempo, va a decir, pero no dijiste que no querías un cambio”, planteó.
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