AGP y el ELA: demasiado el riesgo para Puerto Rico

AGP y el ELA: demasiado el riesgo para Puerto Rico

10 de julio de 2012 – OpiniónPolítica – 

“El nuevo jockey ha demostrado ser incapaz y ni siquiera reconoce que el caballo está viejo, enfermo”

EL VOCERO/ Archivo/ Ángel L. Vázquez

Elegir a Alejandro García Padilla como gobernador de Puerto Rico y avalar la continuidad del ELA territorial este próximo 6 de noviembre, sería lo equivalente a tirarnos todos por un risco o cometer un suicidio colectivo. Seguramente, algunos me acusarán de ser alarmista, recurrir a la exageración extrema y apelar a la sinrazón para meter miedo infundado. Sin embargo, un análisis sosegado y desapasionado de la actual coyuntura política y económica que enfrentamos y los potenciales escenarios futuros resultantes, confirmarán que mi pronóstico no tiene nada de alarmista, exagerado o sensacionalista.

Veamos. El ELA territorial que nunca ha sido plenamente funcional en sus 60 años de existencia como modelo sociopolítico, lleva 40 años de disfuncionalidad aguda, de los cuales los últimos 12 años han sido de disfuncionalidad extrema. Las continuas crisis económicas que hemos experimentado desde mediados de la década del 70 del siglo pasado -que se intentaron aplacar sin éxito con el crecimiento desmedido del empleo gubernamental para compensar la falta de dinamismo del sector privado-, el aumento en las transferencias federales y las exenciones contributivas federales y locales a la inversión directa externa, a partir del comienzo del nuevo milenio ( el año 2000), han degenerado en una depresión económica permanente dando pie a la hoy celebre década pérdida.

El estancamiento y la contracción económica se tornan permanentes al ya no poder contar con los tradicionales mecanismos institucionales para compensar o mitigar la crisis: el aumento en el empleo gubernamental ya no es posible ante la crisis fiscal y de deuda pública local, la exención contributiva federal es eliminada en el 1996, la conversión a empresas foráneas no rinde los resultados esperados y el flujo de fondos federales (con excepción de los $7 mil millones que recibimos en fondos ARRA entre el 2009 y el 2011) se ve afectado ante la crisis fiscal federal. Si a esto le añadimos, ocho años (2001-08) de dos malas administraciones Populares, caracterizadas por la incompetencia, la corrupción, el derroche y mal manejo de fondos públicos y la falta de un proyecto de futuro, podemos entender el desastre económicofiscal que hereda la actual administración de Luis Fortuño cuando toma posesión en enero del 2009: 5 años de estancamiento económico, 3 años de contracción económica agravados por la crisis financiera internacional que estalla a fines del 2008, un déficit fiscal de $ 3,300 millones y una deuda pública a punto de ser degradada a ‘chatarra’.

Luis Fortuño pudo muy bien seguir jugando el mismo juego de la politiquería, hacerse de la vista larga y continuar el derroche de fondos públicos y llevarnos al colapso total: degradación de la deuda a ‘chatarra’, perdida de acceso a los mercados capitales, quiebra del Sistema de Retiro, pérdida de nuestros ahorros y de nuestras residencias, el despido de sobre 150 mil empleados públicos y de otros cientos de miles más en la empresa privada, así como aumento de la tasa de desempleo por encima del 25%. Afortunadamente, tuvo la integridad y gallardía de tomar el toro por los cuernos, hacerle frente a la situación y tomar las acciones pertinentes por más impopulares y antipáticas que fueran. Con todo y la cacofonía de ataques, desinformación y cubierta abiertamente hostil y sesgada de parte de la mayoría de los medios de comunicación. A pesar de los paros generales, las marchas y las movilizaciones por los sindicatos, el PPD y el PIP; y las tomas violentas y cierres forzosos de los recintos universitarios por grupos políticos radicales con el aval de los medios de comunicación y el liderato Popular, que por poco resultan en la pérdida de acreditación de 10 de los 11 recintos de la Universidad de Puerto Rico.

Complementadas las medidas de ajuste fiscal con la llegada de $7 mil millones en fondos ARRA, en cuatro años los resultados han sido espectaculares: reducción de 90% en el déficit fiscal de $3,330 millones a $334 millones, reclasificación de la deuda de casi ‘chatarra’ a grado de inversión, restablecimiento del crecimiento económico luego de seis años consecutivos de contracción económica. Fortuño ha hecho de tripas corazones, pero no puede hacer milagros con la camisa de fuerza institucional y la falta de poderes políticos bajo el ELA territorial.

Todavía no hemos salido completamente del hoyo en que nos metieron el desgaste del ELA territorial y las incapaces y corruptas administraciones Populares. Por ello, nuestro gobernador nos convoca a un plebiscito transparente, inclusivo, justo y democrático para que por primera vez en nuestra historia le digamos ‘NO’ al territorio colonial y le exijamos al Congreso y al Presidente la igualdad en poderes políticos y derechos ciudadanos. Para ponerle fin a la nube sobre nuestro futuro político que representa nuestra actual indefinición política, y que como señala el presidente Obama en el prefacio al Informe de Casa Blanca sobre nuestro status político, es el responsable de nuestro perenne estancamiento político, económico y social.

Ante tal panorama, no podemos elegir como gobernador a alguien que no solo no ha demostrado los dotes de nuestro actual gobernador para asumir los retos y la envergadura de los problemas que enfrentamos, sino que peor aun, ni siquiera los reconoce. Alejandro García Padilla, en sus limitadas y controladas comparecencias públicas, nunca ha reconocido que nos encontramos en una delicada y seria situación económica fiscal, más allá de achacarle politiqueramente el origen y la responsabilidad a la actual administración de algunos de los actuales problemas fiscales y económicos que confrontamos. Ha criticado y se ha comprometido a revertir la política de prudencia y responsabilidad fiscal de la actual administración, sin ofrecer alternativas y prometiendo ‘villas y castillas’ (aumentos de salarios a los empleados públicos, proveerle gratuitamente el College Board a los estudiantes de escuela pública, eliminar la cuota de $800 anuales a los estudiantes de la UPR) sin explicar seriamente cómo va a financiar dichas iniciativas. Peor aun, no reconoce que el ELA territorial está totalmente desgastado y promueve el voto por el ‘Sí’ a mantenernos como estamos, bajo la premisa totalmente falsa y demagógica que realmente es un voto contra Fortuño.

Quien se esconde y no da cara y cuando la da no habla claro, es demasiado riesgo para una sociedad como la nuestra que se encuentra en una encrucijada estratégica para definir su futuro político y en una delicada posición fiscal. Con cambiar el jockey (gobernador) cuando el problema lo es el caballo (el ELA territorial) no solucionamos nada. Más aun, cuando el nuevo jockey ha demostrado ser incapaz y ni siquiera reconoce que el caballo está viejo, enfermo y tiene sus cuatro tobillos fracturados. Hay que mantener el buen jockey y conseguir un nuevo caballo brioso y saludable (el Estado 51). Lo otro es tirarnos al desperdicio si optamos por un jockey mediocre y un caballo incapacitado. Literalmente, cometer un suicidio colectivo.

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