Ese poder que tiene cada estado, con sus representantes y senadores, es lo que queremos aquellos que estamos en contra de la colonia.

Hace años coincidí con líderes del gobierno en Washington que estaban cabildeando asuntos importantes para la Isla. La experiencia fue sencillamente denigrante. Ver como funcionarios altamente cualificados e inteligentes mendigan fondos para Puerto Rico con congresistas que casi no tienen tiempo para nosotros pero tienen el inmenso poder del voto congresional, fue ejemplo perfecto de lo que es vivir en una colonia sin poder alguno.

Ese poder que tiene cada estado, con sus representantes y senadores, es lo que queremos aquellos que estamos en contra de la colonia. No queremos estar mendigando, queremos sentarnos en la mesa donde se toman las decisiones y poder negociar lo mejor para Puerto Rico con el mismo poder que los representantes de los demás estados. Ejemplo, el representante de Florida quiere nuestros votos para un proyecto de infraestructura para su estado, se lo damos si nos apoya en nuestra solicitud de un nuevo hospital para los veteranos. Ese poder bajo el ELA no existe. Ahora imagínese esos congresistas, cada uno con mil cosas pendientes de su estado y de la Nación, y entran los líderes de Puerto Rico para hablarles cinco minutos de los problemas de la Isla. En la lista de sus prioridades, ¿en qué posición usted cree que colocaron nuestra petición? Última, por supuesto.

Evalúen el poder que tienen los congresistas puertorriqueños y compárenlo con el poder que tiene la Oficina del Comisionado Residente.

No estamos sentados en la mesa, estamos de rodillas esperando que nos tiren con un bocado. ¿Es esto digno? ¿Se siente usted orgulloso de esto? La Estadidad acaba con esta condición de subordinado, la Independencia también. Este siempre ha sido el reclamo de los independentistas y con mucha razón. Lo increíble es que aun hoy en día, los defensores del ELA no se atreven a reclamarle poderes al Congreso. Quieren mantener el estado actual sin cambios y sin poderes. ¿Acaso no hay talento e inteligencia aquí para tomar nuestras decisiones ya sea bajo la Estadidad o la Independencia?

Donde la mente colonizada bota la bola es con los colonialistas que quieren y hasta disfrutan participar y votar en las primarias presidenciales, pero no quieren votar por el Presidente de la Nación ni por sus congresistas. El ELA es igual a estar casado, pero las decisiones de su hogar las toma el vecino.

Por eso, bien o mal redactado, con o sin el aval del Congreso, el plebiscito representa una oportunidad para que su voz de protesta se escuche votando ‘No’ a la colonia. Créanme, si votan ‘Sí’ a la colonia, el Congreso y las esferas de poder en Washington lo utilizarán de excusa para no hacer ningún cambio al status actual; pero lo más vergonzoso, seremos el hazmereír del mundo ya que en pleno Siglo 21 votamos por ser colonia.

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  Luis Anthony http://www.youtube.com/playlist?list=PL75B69012BC0CEDEE

  

  ★FORTUÑO – OBRAS y PROGRESO★

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