El Hernández-Colonialismo y el territorio incorporado

Seminarios

El Hernández-Colonialismo y el territorio incorporado

16 de julio de 2012 – OpiniónPolítica – 

Parte 16 de ‘La Nueva Escuelita Estadista’

Archivo

Cada vez que se discute el asunto del status emergen en la discusión pública los síntomas claros de una enfermedad sicológica que aqueja a muchos en nuestro Puerto Rico: la mentalidad colonial. Una columna reciente de Rafael Hernández Colón nos permite comenzar a discutir esos síntomas. Hagamos el diagnóstico.
Comencemos por plantear la condición general: el colonialismo es más que una relación política indigna por la cual una sociedad se mantiene en una situación de sujeción e inferioridad política con relación a otra dominante; el colonialismo se internaliza por los individuos engendrando una enfermedad que aqueja al espíritu. Los habitantes de la colonia afectados por esa dolencia son los colonizados. Características principales de las personas que se ven taradas por la aflicción colonialista son: el sentimiento de minusvalía, la angustia del determinismo, la percepción de impotencia y la distorsión de la realidad. En los argumentos de RHC podemos demostrar los síntomas de la enfermedad colonialista.
Primero y fundamental: los afectados por la enfermedad colonialista piensan que ellos (y todos los puertorriqueños) son inferiores. Por tal razón, piensan que, aun cuando todos los territorios que han permanecido bajo la bandera americana tanto tiempo como nosotros se han convertido en estado, nosotros no tenemos esa opción. Dicen que porque somos diferentes, pero en realidad es porque piensan que somos inferiores. Nos dicen que no podemos ser americanos porque somos puertorriqueños sin explicarnos como puede el chicano de Texas ser americano pero sin dejar de ser tejano, ni chicano. O como el hawaiano de ascendencia japonesa no se desnaturaliza por ser americano sino que contribuye a la sociedad americana brindando gloria a sus ascendientes. No, no lo pueden explicar porque el problema de los colonialistas es que piensan que todos los que no sean los del grupo étnico tradicionalmente dominante en la metrópoli somos inferiores.

Hernández Colón podrá decir que tiene la ciudadanía americana y sus hijos, usando las palabras de Sila Calderón, podrán decir que la atesoran, pero ninguno de ellos dirá que es americano porque se sentirían avergonzados de que alguien los acusara de tratar de pasar por algo que es superior a ellos. No es el orgullo de su etnicidad puertorriqueña lo que los domina sino el sentido de no poder (impotencia), por su propia naturaleza (determinismo), ser parte de los que mandan (minusvalía). De hecho, no quieren ni la Estadidad ni la separación (ya sea como independencia plena o como república asociada) porque se sienten menos y, como tal, no piensan que puedan libremente escoger ser iguales, iguales a todos los americanos o a todas las naciones del mundo. El colonizado se percibe inferior e impotente y eso lo hace ser inferior e impotente.

Otra manifestación de la mentalidad colonialista es el argumento fatulo de Hernández Colón desde el plebiscito de 1993, de que la Estadidad no está en la papeleta sino el ‘territorio no incorporado’ por 50 o 60 años. Aquí podemos observar otra de las características de la mentalidad colonialista que mencioné arriba: la tendencia a la distorsión de la realidad como mecanismo de compensación ante la angustia de la inferioridad y la impotencia. Para los Hernández-Colonialistas la Estadidad no está en la papeleta porque piensan que, en nuestra impotencia, aunque la pidiéramos no nos la darían. Explica que, confrontado con una petición de Estadidad, el Congreso lo que haría, en vez de hacernos estado, sería hacernos ‘territorio incorporado’ haciéndonos además pagar contribuciones federales.

Veamos las medias verdades y distorsiones que hay en ese argumento. Nadie en su sano juicio, que no haya sido afectado por la ceguera del colonialismo puede negar que la Estadidad está en la papeleta plebiscitaria. Para ver la mentira basta con leer el texto que aparecerá en la propia papeleta de acuerdo a la ley del plebiscito. Además, los informes del Task Force Presidencial sobre el status de Puerto Rico y toda la discusión en el Congreso sobre este asunto han reconocido que es apropiado que esa opción aparezca en la papeleta. Y, la mayoría de los electores de Puerto Rico quieren votar por ella. ¿Por qué entonces RHC niega que la Estadidad esté en la papeleta?

Lo niega porque sabe que la Estadidad es superior y le ganará al ELA en el plebiscito. Pretende sustituirla con un concepto localmente extraño para distorsionar lo que esa opción significa. No habría nada extraño en ser territorio incorporado. Para todo propósito práctico ya Puerto Rico ha sido tratado como tal por décadas. Que el Congreso estableciera que Puerto Rico es un territorio incorporado cambiaría muy poco nuestra condición política y haría definitivo que el destino político de Puerto Rico es convertirse en un estado, algo que, de todas maneras, ya es bastante claro. ¿Que habría que pagar contribuciones federales si fuéramos territorio incorporado? Sí, en su momento, según progresemos en convertirnos en un estado y teniendo claro que en la misma proporción que paguemos impuestos se aumentarán los beneficios hasta alcanzar la paridad con los estados. Por todo lo anterior, queda claro que el territorio incorporado es una opción de status muy superior a el ‘ELA’.

Pero no es el territorio incorporado lo que los puertorriqueños pedimos sino la Estadidad según aparece en la papeleta: en igualdad con los otros 50 estados. En los casos más recientes de admisión de estados (Alaska, 1959; y, Hawaii, 1960), antes de ser admitidos a la Unión como estados, fueron territorios incorporados. La realidad, sin embargo, es que nada hay en la Constitución ni en la tradición que obligue a una entidad política a ser territorio incorporado antes de ser estado. Vermont y Texas (por no hablar de los 13 estados originales) fueron directamente de ser repúblicas soberanas a ser estados de la Unión. Nada impide que Puerto Rico pueda ir directamente de su condición actual a ser un estado de la Unión sin pasar por la condición de territorio incorporado. Por la Cláusula de Admisión (Constitución de EE.UU., Art IV, Sec. 3 Pár. 1), el Congreso tiene el poder para admitir nuevos estados y no se le impone limitación alguna a este poder ni se establece condición alguna que debe cumplir el territorio que se admite a la Unión (a menos que sea parte de un estado ya existente).

Una vez los puertorriqueños votemos a favor de la Estadidad y la peticionemos en el Congreso comenzará el proceso de admitirnos a la Unión con la aprobación de una ley habilitadora que trazará el curso del proceso, ya sea como territorio incorporado o bajo la presente condición. Sobre ese proceso y los otros descabellados argumentos económicos de RHC serán mis próximas columnas. No se las pierda.

Para trabajar por la Estadidad: https://estado51prusa.com Seminarios-pnp.com https://twitter.com/EstadoPRUSA https://www.facebook.com/EstadoPRUSA/

You must be logged in to post a comment Login

Para trabajar por la Estadidad: https://estado51prusa.com Seminarios-pnp.com https://twitter.com/EstadoPRUSA https://www.facebook.com/EstadoPRUSA/
Para trabajar por la Estadidad: https://estado51prusa.com Seminarios-pnp.com https://twitter.com/EstadoPRUSA https://www.facebook.com/EstadoPRUSA/