“Los pueblos que se autoevalúan, tienen la oportunidad de crecer y desarrollarse”

Dr. Ricardo Rosselló Nevares – Catedrático Auxiliar RCM

En el proceso o la expectativa de cambio, es importante ver cuán dispuesto está el Pueblo a cambiar.  Por lo tanto, hay que analizar tres factores importantes: (1)  Cuántos quieren cambiar;  (2) Cuán afincados estamos a nuestra opción; y (3) Cuántos estarían dispuestos a ser convencidos a cambiar de posición.

El primer factor ya lo hemos atendido.  En dos encuestas independientes anteriores, vimos que solamente el 39% de la población aprueba el estatus actual, mientras que el 50% se opone.  También vimos la diferencia entre la ‘marca’ de un estatus y lo que verdaderamente significa esa opción.

En esta encuesta de Boricua ¡Ahora Es!, atendemos el segundo y tercer factor: ¿Cuán afincados estamos a nuestra opción? y ¿Cuán dispuestos estamos a cambiarla? En una muestra poblacional de 1,535 personas, con un margen de error de 2.5%, preguntamos la afinidad del Pueblo con cada opción. Los resultados son los siguientes:

• ¿Cuánto apoyas el ELA?

Totalmente  33%

Bastante 9%

Algo 12%

Poco  14%

Nunca lo Apoyaría 24%

No Contestó 8%

• ¿Cuánto apoyas la Estadidad?

Totalmente  39%

Bastante 10%

Algo 9%

Poco 11%

Nunca la Apoyaría 26%

No Contestó 8%

• ¿Cuánto apoyas la Independencia?

Totalmente  5%

Bastante 2%

Algo 4%

Poco 11%

Nunca la Apoyaría 71%

No Contestó 8%

• ¿Cuánto apoyas el ELA soberano?

Totalmente  12%

Bastante 6%

Algo 11%

Poco 13%

Nunca lo Apoyaría 45%

No Contestó 13%

• Podemos hacer varias observaciones. La suma de Totalmente + Bastante, representaría el siguiente desglose:

Estadidad: 49%

ELA: 42%

Independencia: 7%

Soberanía: 18%

Esos números son muy similares a los de la columna previa, en términos de favorecer la opción o no (Estadidad 51%, ELA 45%, Independencia 5%, Soberanía 15%). Existe también un segmento poblacional que aprueba “algo o poco” una de estas alternativas, que ronda entre 15% y 25%.  Esto sugiere que, aunque posiblemente no favorezca esa alternativa, no está del todo opuesto a ella.

Igualmente, una cuarta parte de la población nunca apoyaría ni la Estadidad ni el ELA. Mientras, un 45% nunca apoyaría el ELA soberano, y un 71% nunca apoyaría la Independencia.  Interesante notar que en el ELA, la Estadidad e Independencia, solo un 8% no contestó; pero con el ELA soberano ese número sube a 13%. Esto sugiere que todavía esa fórmula no está clara ante los ojos del Pueblo.

Considerando esta distribución, ¿Cuánta gente en Puerto Rico estaría dispuesta a cambiar la fórmula que favorece?

Para atender esta interrogante preguntamos: “¿Estarías dispuesto a cambiar la opción de status que favoreces si te demuestran que hay otra que es mejor o que conviene más?  Los resultados son:

Sí: 42%

No: 47%

No Sabe/No contestó: 11%

Estos resultados se pueden analizar de dos formas: preocuparse porque hay mucha gente que nunca cambiaría; o considerar que existe el potencial de convencer a al menos a 4 de cada 10 puertorriqueños, dada una mejor alternativa.

Yo lo veo desde el segundo prisma. Esa variabilidad puede ser un factor contundente en cambiar la trayectoria de Puerto Rico. Y, ¿quiénes serán estos entes de cambio? Interesantemente, no hay diferencia significativa cuando se segmenta por partido. De hecho, tanto el PPD como el PNP tienen números exactos: 50% No; 42% Sí. El PIP: 48% No, 44% Sí. Tampoco hay diferencia entre géneros:

Mujeres: No 47% / Sí 42%

Hombres: No 48% / Sí 43%

Entonces, ¿dónde, si en algún lugar, están las diferencias?  En las generaciones.  Los resultados segmentados por grupo generacional (edad) son los siguientes:

Edad:

18-24: Sí 55% / No: 33% / No Sabe: 11%

24-35: Sí 47% / No: 42% / No Sabe: 11%

35-44: Sí 46% / No: 41% / No Sabe: 13%

45-54: Sí 43% / No: 47% / No Sabe: 11%

55-64: Sí 35% / No: 53% / No Sabe: 12%

65>:    Sí 33% / No: 57% / No Sabe: 10%

Entre la juventud, los más adultos y envejecientes, hay una diferencia significativa de hasta 20% o más.  Es decir, más de la mitad de la juventud demuestra disponibilidad a evaluar su opción y cambiarla, ante la evidencia de una mejora. También, casi la mitad de los adultos entre los 24 y 44 años están igualmente dispuestos a considerar un cambio de postura. En los grupos de edad más avanzada, solo 3 de cada 10 considerarían cambiar.

En columnas previas y en mi libro establezco un análisis crítico del sistema actual. Comparo el ELA con las otras alternativas descolonizadoras, y comparo a Puerto Rico con otros países, otros estados, y la condición de los puertorriqueños en otras partes del mundo. La evidencia apunta a que el sistema actual nos está afectando adversamente en el bolsillo, el desarrollo de oportunidades, la desigualdad social, el costo de vida, la eficiencia de la educación, la condición del niño, la violencia, y la salud del pueblo, entre otro sinnúmero de parámetros. Hice ese ejercicio porque los pueblos que no se autoevalúan, tienden a fracasar; aquellos que sí lo hacen, tienen la oportunidad de crecer y desarrollarse.

Ante este panorama, y de cara al plebiscito del 6 de noviembre, espero que todos los puertorriqueños dispuestos a evaluar y cambiar su postura actual internalicen los datos que evidencian que este sistema no sirve porque no tenemos los poderes plenos y porque el modelo es uno arcaico. En particular, la nueva generación de jóvenes -los líderes del futuro- tendrán una oportunidad histórica para cambiar la trayectoria de Puerto Rico y transformar nuestro destino a uno próspero y de apoderamiento ciudadano.

El 6 de noviembre, tenemos todos la oportunidad de autoevaluarnos. ¿Queremos quedarnos con la condición territorial actual? La contestación, para un mejor Puerto Rico, es un voto por el ‘NO’ en la papeleta del plebiscito. El poder está en nuestras manos.

@boricuaahoraes

@ricardorossello

boricuaahoraes.com

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