“El próximo 6 de noviembre todos tendremos la única oportunidad y obligación de rechazar la condición territorial actual”

Para los que nos fascina la historia, hay solamente una cosa que supera el placer de leerla: hacer historia. El martes 6 de noviembre tenemos la oportunidad de hacer historia cuando se nos hagan dos preguntas trascendentales: (1) ¿queremos mantener la condición política territorial actual? y (2) ¿cuál de las tres alternativas de estatus apoyadas por los tres partidos principales y aceptables tanto bajo el Derecho Constitucional como el Derecho Internacional favorece?

El momento es histórico por varias razones, pero tal vez la más relevante es que a los puertorriqueños NUNCA se nos ha pedido el consentimiento específico al estatus actual. Pueden haber discrepancias sobre si Puerto Rico ha dado su consentimiento genérico al estatus actual, pero no hay discrepancia en cuanto a la falta de consentimiento específico. En las consultas realizadas en el pasado a Puerto Rico lo único que se le planteó fue: (i) si quería una Constitución o no (1951), (ii) si quería la Constitución según aprobada por el Congreso (1952), o (iii) si quería cambiar la condición política actual (1967 y 1993). En cuanto a las consultas del 1967 y 1993, digo que lo que se planteó fue si queríamos cambiar la condición política actual porque el ELA que ganó en esas consultas no es el ELA que hemos tenido ni el que hoy tenemos (véase columna del Dr. Carlos Colón De Armas, ‘Referendos y Plebiscitos Anteriores’, publicada aquí el 25 de noviembre de 2011, página 23). Respecto a la consulta del 1998 en que sí estaba la condición política actual como opción, no tiene valor de consentimiento alguno dado la alocada opción que prevaleció; a saber, ‘Ninguna de las anteriores’. Y digo alocada opción porque metafísicamente no es posible que como pueblo rechazáramos vivir como estamos pero que no queramos ningún cambio. Es el equivalente al disparate de que no queremos existir.

Hasta los que históricamente han defendido el estatus actual, como el Partido Popular Democrático, han reconocido esa falta de consentimiento específico: “Lo esencial es que las competencias gubernamentales que Estados Unidos ejerza en Puerto Rico surjan por el consentimiento específico y no genérico del pueblo de Puerto Rico” (Véase página 171-172 bajo el subtema Estado Libre Asociado Soberano del Programa de Gobierno del PPD 2009-2012). Y consentimiento específico en el contexto de las relaciones entre Puerto Rico y Estados Unidos es consentir a vivir bajo la condición política territorial actual.

¿Y por qué el consentimiento es importante? Porque el consentimiento es uno de los requisitos fundamentales y elementales de cualquier acuerdo, pacto o contrato entre las partes. El consentimiento es tan vital que está presente en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en el aspecto individual, familiar, comercial y político. Nuestro quehacer humano está lleno de toma de decisiones que requieren nuestra aceptación o rechazo. Estar solo o acompañado, casado o soltero, ser padre (procrear o adoptar) o no serlo (no procrear o no adoptar) o dejar de serlo (dar en adopción), comprar o no comprar un carro, tomar o no tomar un préstamo, votar o no votar por tus gobernantes son ejemplos vivos y presentes de los situaciones en que constantemente consentimos o rechazamos.

El próximo 6 de noviembre todos tendremos la única oportunidad y obligación de rechazar la condición territorial actual votando ‘No’ en la primera pregunta de la papeleta del plebiscito. Es lo que TODOS los partidos políticos han estado planteando durante décadas. Es por eso que resulta irónico que el PPD, que bajo su Programa de Gobierno vigente busca cambiar la condición territorial actual por falta de consentimiento específico, ahora esté llamando a sus seguidores a votar por un ‘Sí’. NO CAIGAMOS EN ESE EMBELECO.

Twitter: @YesefY