“El PNP ofrece quebrar el ELA e ir a exigir la Estadidad”

Dentro de tres días Puerto Rico estará en el umbral del inicio de una nueva revolución social que tomará años, sino décadas en culminar. Llevamos 520 años atrapados en los distorsionantes espejos de la dependencia, la sumisión, la impotencia y el coloniaje. Nunca antes habíamos estado tan cerca de romper esa cortina de espejos.

El martes 6-N tendremos la única oportunidad de reivindicar las decenas de generaciones atrapadas en esos cinco siglos de vasallaje. Por primera vez en nuestra historia celebramos un plebiscito electoral, no para elegir nuevos capataces que administren la caótica hacienda, sino para ordenar el destino que habrá de tomar esta patria en referencia a su condición política final. La mayoría de los puertorriqueños elegiremos un equipo de gobierno dispuesto a ejecutar ese sagrado mandato plebiscitario

Si el pueblo votara por el ‘No’ a la colonia y por la Estadidad con una mayoría, por primera vez quebraríamos los espejos del Estado Libre Asociado colonial, con la garantía de que ese desgastado molde nunca más nos vendrá a condenar. El reto es grande. Tenemos que romper primero los espejos del temor y el miedo.  Terrores ancestrales que han condenado a esta bendita tierra a votar una elección tras otra para no cambiar.

Las papeletas que conforman la orden de mandato democrático, nos plantean dos visiones opuestas de ver la sociedad y entender la gobernanza. Una sola fórmula y un solo partido representan la unión permanente con Estados Unidos, la culminación de los derechos de nuestra ciudadanía americana, el reclamo de que se nos brinda la igual protección de las leyes y las exigencias para que se nos entregue lo que en derecho nos toca: los fondos y las herramientas necesarias dentro de un marco de igualdad para implantar las reivindicaciones y rectificaciones económicas, políticas y sociales que tanto necesita este país.

El partido colonialista Popular representa la visión opuesta del ningunismo, del estancamiento, del estatismo centralizador, del derroche de gasto público, del gobierno interventor, de la hacienda chupadora de impuestos, del paraíso de los señoritos sindicales, de las universidades politizadas de izquierda, de las políticas del mantengo, del paternalismo y del padronazgo. El Partido Popular representa, el apego al pasado y la podredumbre del presente económico.

Los otros cuatro partidos, el PIP, el PPT, el PPR y el MUS, son entidades esencialmente separatistas, con una visión política social de izquierda, de gobiernos centralizados, de estructuras estatistas, de economías dirigidas, de intereses creados, de familias oligárquicas, de profundo antiamericanismo, de nacionalismo asfixiante, y del embuste de que podemos vivir con progreso y calidad de vida, sin recibir ni participar de los beneficios de la integración a la economía y Nación americana.

La decisión fundamental estará en elegir, primero, el destino y el rumbo y segundo, cónsono con ese destino, el equipo partidista que habrá de llevarnos a él.

En cierto sentido, la campaña electoral nos ha presentado un cuadro claro de las opciones que tenemos de frente.

El Partido Popular ofrece un novato inepto, sin visión y sin perra idea de lo que es gobernar un país en la depresión económica global del siglo. La campaña de la Pava ha sido monotemática. El mismo sonsonete de hace 40 años: la corrupción de todos los gobernantes PNP. Los complicados temas de la economía, el empleo, el crecimiento económico, el control de las finanzas públicas, el billonario déficit del Retiro y la estrategia para minimizar los inminentes recortes federales, han quedado al resguardo y al olvido. En cuanto al estatus, el PPD se avestruzó. No van a defender el ELA como está, pero tampoco van a defender el ELA soberano que tanto han pedido. Quieren cambio, pero quieren que se vote ‘Sí’ para no cambiar.  Luego piden un cheque en blanco para ellos cambiar la Constitución a su antojo para complacer a sus amigotes de la izquierda vegetariana. Tiraron al medio a los soberanistas, para luego pedir desesperados el ‘meloneo’.

El PNP, por su parte, ofrece quebrar el ELA e ir a exigir la Estadidad. Para ello necesita un mandato mayoritario. En cuatro años estabilizaron las finanzas públicas, viraron la economía de la picada a la recuperación, bajaron contribuciones, entregaron 210 mil tarjetas de salud adicionales y restablecieron la confianza del empresariado en el ordenamiento del Derecho y la frágil economía.

El PNP cree en reducir gastos de gobierno, en bajar contribuciones y en la responsabilidad fiscal. Pero por encima y sobre todo, su equipo está atado con la resolución final del estatus. El PNP es el único partido pro americano. El único que defiende la enseñanza del inglés, el único que ha ejecutado y cree en las fuentes renovables de energía.

Esa en esencia es la encrucijada. El martes, Puerto Rico se juega su destino futuro en el primer plebiscito electoral de su historia. La mayoría de la gente no tiene idea de lo cerca que estamos de romper las distorsiones de la cortina del espejo colonial…