La ola de la izquierda roja

NR – Los que sólo saben criticar y destruir aliados a los izquierdistas ganaron por su prédica quimérica. Son los mismos que crearon el desastre. Sería milagroso esperar peras al olmo. Son los enemigos de la Libre Empresa, los que agigantan el gobierno y los que ya se repartieron todos los fondos públicos entre unos poquitos, por eso llevan Medio Siglo sin obras.  Grecia, Italia, Gran Bretaña, España, Japón, Francia, Portugal, México, Serbia, Georgia, en fin, en este huracán de tijerazos, despidos y altas tasas de desempleo, no hay puerto seguro, ni barco que quede a flote. Quebraran todo lo que les faltaba de quebrar, es que es lo único que saben.

La ola de la izquierda roja

8 de noviembre de 2012 – OpiniónPolíticaPuerto Rico – 

“Los que se prestan a jugar el juego de la administración colonial, están condenados a morir y a ser derrotados bajo sus reglas”

EL VOCERO / Ingrid Torres

La mañana después de un evento electoral las cosas se ven mucho más claras que en la densidad de la niebla creada por el tiroteo cruzado de los partidos políticos, reclamando triunfos y derrotas antes de que los números dicten.

Las cosas son como son y no como uno quisiera que fuesen. El martes 6-N, el PNP cogió la pela más asquerosa de su historia. Irónicamente, su ideología anticolonialista pudo más que sus políticos de turno. Y no es que el PPD, adicto a las coaliciones con la izquierda vegetariana, hubiese copado el evento. Sin duda alguna, el martes hubo aquí dos contundentes votos castigo: Luis Fortuño y el PNP recibieron la repulsa del electorado, incluyendo de electores estadistas. Por otro lado, el Estado Libre Asociado colonial, recibió por primera vez en su historia, el repudio mayoritario de 54% de los votos, desautorizándolo para siempre como opción viable.

El 2012 se une al vía crucis de 10 de 12 elecciones, en las cuales el electorado castiga y releva al administrador incumbente para dar paso a otro peor, que cuatro años después volverá a ser llevado a los golpes de paleta: 68, 72, 76, 80, 84, 92, 00, 04, 08 y 12. Volvimos a caer en la trampa del pamper embarra’o. Cada cuatro años tiramos al trasto al muchacho y dejamos puesto el embarre del culero colonial. Sustituimos el infante por otro más impúber y le dejamos al nuevo bebé el viejo culero colonial para embarrarnos más en la peste. Esa es la maldición de este pueblo y asignatura pendiente para otros tiempos.

Las razones para esta derrota las anticipé en mis análisis post referéndum de la fianza. En esta etapa de depresión global, no hay gobierno incumbente que aguante el embate de la ira de los frustrados contribuyentes. La economía determinó el resultado. La crisis de la deuda fiscal, los déficits billonarios, los recortes de gastos, los despidos y aumentos impositivos, han creado el caos y recortado la durabilidad de los gobiernos a nivel mundial. En el último año no ha habido partido de gobierno que no haya caído. Los enfurecidos electorados no entienden la urgente necesidad de recortar y han procedido a no dejar títere con cabeza. Grecia, Italia, Gran Bretaña, España, Japón, Francia, Portugal, México, Serbia, Georgia, en fin, en este huracán de tijerazos, despidos y altas tasas de desempleo, no hay puerto seguro, ni barco que quede a flote.

Fortuño y el PNP no fueron la excepción. La debacle económica por supuesto, no empezó en el 2009 con el turno de guardia estadista. Es de todos sabido, que la crisis económica tiene más de seis años y que desde antes de cerrarse el gobierno en el 2006, ya el desempleo despuntaba y la deuda pública se disparaba. Es irónico que aquellos que dejaron la colonia en la prángana, sean hoy los que se beneficien de las consecuencias de su propia ineptitud que los acompañará por media década más.

Fortuño se vio obligado a despedir o a retirar cerca de 20 mil personas. El desempleo nunca bajó de 13%. Como resultado, el narcotráfico, la criminalidad y las narcobandas se dispararon. Los sindicatos Populares hicieron su agosto y le disiparon la ventaja de 225 mil votos y el 12% obtenido en el 2008. Las revueltas callejeras, los disturbios universitarios y las confrontaciones gremiales de los primeros dos años, abrieron las heridas que nunca sanaron y que viabilizaron el retorno del partido colonial.

El PNP también fracasó en explicar adecuadamente y en concentrar su campaña en los efectos devastadores de la colonia y la urgente necesidad de elegir un equipo de gobierno que pudiera implantar el mandato plebiscitario. El equipo Fortuño optó por concentrar sus viciosos ataques en Alejandro García Padilla y en la obra administrativa, cubriendo al mínimo el mensaje anticolonialista. El resultado contradictorio era anticipable. Una mayoría contundente de 54% votó contra la relación colonial, pero una pluralidad armada por el PPD y su coalición de izquierda, convirtió en inoficioso ese claro repudio al ELA. Irónicamente, con sus más de 940 mil votos, el ‘No’ recibió cerca de 80 mil votos más que cada uno de los candidatos a gobernación. Ese inequívoco ‘No’ fue armado también por una coalición de penepés con soberanistas e independentistas de izquierda. La izquierda fue crítica en lograr ambos votos castigo.
Es menester entonces, romper uno de los mitos de la noche electoral. Si bien es cierto que la Estadidad prevaleció con 802,000 votos o el 62% en la segunda pregunta plebiscitaria, no es menos cierto también que ese voto es diluido cuando se suman los 437 mil votos del ELA soberano, más los 470 mil votos dejados en blanco, más los 75 mil votos independentistas y se tiene un total de más de 980 mil personas que no votaron por la Estadidad. Claro está, la mayoría de los que dejaron el voto en blanco fueron Populares leales, que siguieron las instrucciones de su partido de no votar en la segunda parte de la papeleta, por lo que nunca se sabrá cuántos de esos votos se dirigirían a la Estadidad o a las otras fórmulas, si en un referéndum fueran obligados a decidir.

Contrario a los que piensan que este país se está tornando más proamericano, soy de los que creo que es al revés. Los números de ‘la noche de los dos gobernadores’, confirman el agarre, el empuje, el poder y la penetración de las agendas de la izquierda separatista en esta sociedad. Desde que Rafael Hernández Colón formó la coalición popular socialista en 1978, el llamado ‘voto melón’, encamado no en los partidos independentistas, sino dentro del seno del Partido Popular, ha venido dictando la agenda de la discusión pública y determinando resultados electorales, particularmente cuando los penepés están en el poder y en plebiscitos en que el País se acerca a romper monte. Ese maridaje contubérnico con la hábil izquierda infiltrada en las instituciones más influyentes del País, ha logrado extender la vida inútil de la Pava por 30 años, trastocar los avances estadistas y alterar el curso de la historia en los eventos electorales de 1980, 1984, 1988, 1993, 1994 y 1998. Desde el amancebamiento con Sila Calderón en el año 2000, la izquierda vegetariana ha logrado impactar significativamente las elecciones del 2000, 2004 y 2012, los referéndums de la Marina en Vieques, la unicameralidad y la fianza y ahora el plebiscito electoral del año 2012. El separatismo popular volvió a reinar solo. Aportó al castigo contundente del voto ‘No’, neutralizó el voto estadista, sacó del poder al gobierno estadista y dirigirá la Pava a la constituyente de estatus del 2014.

El ejemplo más espectacular de esa formidable mogolla es el triunfo de Yulín sobre el aparentemente imbatible Jorge Santini en San Juan. Con todo y su prolífica obra, a Santini se lo limpiaron. Con tácticas de guerrilla comunistarista y con una inyección de más de $1 millón en publicidad aportada por las uniones de izquierda en las últimas cuatro semanas, la izquierda capturó la joya de la corona en contratos municipales: la Ciudad Capital. Al igual que lo hicieron en Caguas y en los años 80 con Churumba en Ponce, la penetración de esas estructuras municipales promete atrincherarse a largo plazo y es un modelo de organización y movilización política que el PNP no tiene ni perra idea de cómo duplicar o contrarrestar. Ciertamente, un triunfo de 5 mil votos llevándose un distrito senatorial por el medio, no deja de ser espectacular.
Las aportaciones de la izquierda a la reconquista de San Juan palidecen cuando valoramos la capitalización de ese sector al triunfo de la Pava. Sin el Flautista de Hamelín del acceso al poder que ofrece un PPD –cada año más dependiente de las alianzas con el separatismo– el ‘meloneo’ no tendría mucha importancia. No es que los independentistas han desaparecido. Lo que pasa es que por cada voto nacionalista que tiene el PIP y los partidos emergentes, hay dos que terminan en las arcas del Partido Popular. Esa masa que flota elección tras elección entre el abstencionismo y el populetismo, pudiera llegar a unos 150 mil votos. Por eso fue que los llamados partidos emergentes no tuvieron éxito en seducirlos. Porque la tentación del llamado ‘voto útil’ era demasiado seductora para dejar pasar por ese sector.

Lo que me trae de nuevo a la derrota más grande que ha sufrido el PNP en su historia. No necesariamente por los números, sino más bien por el impacto retrasador. Es muy fácil echarle la culpa de la derrota al separatismo popular que desde hace 30 años vota igual. Pero lo cierto es, que el PNP se derrotó a sí mismo. Después de los percances de los primeros dos años, insistieron en Fortuño; insistieron en coaligar y activar un voto castigo con el referéndum de la fianza. Peor aun, no renovaron su explotada plantilla. No supieron leer la calle.
Los votos íntegros lo dicen todo. En cuatro años la Palma hizo sal y agua una ventaja de 225 mil votos y de más de 12%. Esa es la ‘esgolizada’ de gobierno alguno más estrepitosa en la historia. Los penepés derrotaron al PNP. En las elecciones del 2008 Fortuño recibió la friolera de 988 mil votos íntegros y más de 992 mil votos bajo la insignia. Este año esa cifra menguó a unos 845 mil; un déficit de 145 mil votos íntegros perdidos de una elección a otra. Los resultados del referéndum lo anticiparon. Parte de esa ecuación puede explicarse por la emigración de electores estadistas que se exiliaron durante el cuatrienio a Estados Unidos. Pero eso no es todo. La peor sangría PNP ocurrió en lugares urbanos de clase media y de profesionales que la Palma debió ganar cómodamente: San Juan, Trujillo Alto, Carolina, Caguas. En Guaynabo y Bayamón sus ventajas fueron considerablemente reducidas. La victoria de Yulín en San Juan, tiene que ser más preocupante para la Palma porque perdió los residenciales pobres.

De hecho, con una victoria de menos de 20 mil votos, el PPD maximizó su utilidad para arrebatarle a la Palma cerca de 20 alcaldías, dominar seis distritos senatoriales y la mayoría de las bancas camerales. Lo único que no pudo hacer AGP fue rescatar al peripatético Rafael Cox Alomar, que de seguro será ascendido a dirigir la embajada puertorriqueña de PRAFAA, para hacerle la vida de cuadritos a Pedro Pierluisi, el sobreviviente heredero forzoso.

La repulsa al PNP implica que este pueblo no entiende, ni tolera recortes presupuestarios, despidos de empleados de gobierno, alzas tarifarias de servicios públicos, alzas en matrículas y las políticas del conservadurismo fiscal que combaten la recesión, pero que destruyen incumbentes. La clase media se revolcó contra los administradores de turno. Como diría la peruana, que pase el próximo.

Da lo mismo demócrata liberal como Rosselló o republicano conservador como Fortuño. Da lo mismo gobierno bueno que malo. Los gobiernos del PNP son fungibles y no duran más de cuatro años. El sistema está diseñado así. La formidable coalición de izquierda Popular, sumado al embate de la oligarquía mediática colonial que se encarga de hacerlos trizas en cuatro años, han sido por 30 años una muralla infranqueable al avance de la Estadidad. Quedó probado que esa prempaganda y propaganda no se combate ni aun con $10 millones para anuncios.

En cierto sentido, la aparatosa derrota indiscriminada es una lección que el PNP no va ni querrá aprender. Los que se prestan a jugar el juego de la administración colonial, están condenados a morir y a ser derrotados bajo sus reglas. El Régimen tiene retrancas que evitan el cambio y está diseñado para nunca cambiar. Irónicamente, sin el plebiscito, sin la motivación de la Estadidad, la pela de Fortuño hubiese sido todavía mayor. El martes el Pueblo recompensó la descolonización y la Estadidad y castigó el PNP colonial. Las lealtades que perduran no son las de los votos prestados, sino las del ideal compartido. La pela de los alcaldes, legisladores y gobernantes de la Palma, es una lección de lo que les pasa cuando juegan al desgobierno de los puestecitos. El público solo sintonizó el mensaje ideológico y derrotó su política tradicional. Con la ola roja se fue toda una generación del 90 que se desarrolló bajo las alas de Pedro Rosselló. Fortuño, Rivera Schatz, Jennifer González, Santini, Ángel Cintrón, McClintock, Norma Burgos y otros, pasan a las páginas de la historia. Muchos de ellos buenos talentos que mordieron el polvo bajo las reglas de su propio juego electorero colonial.

La lección no es solamente de una mera renovación por caras nuevas, sino también de un realineamiento en el pensamiento colonizado del PNP. Ese partido tiene que entender, que mientras sean menos del 50% puramente estadista, no van a poder romper monte. La Palma debe limitar los términos a dos, eliminar sus políticos profesionales y estar dispuestos a decirle al País que no voten por ellos para administrar la colonia, sino para desmantelarla y ejecutar el mandato inapelable de las urnas que el electorado dio en este plebiscito y que Alejandro García Padilla y su flamante coalición de izquierda rehúsan acatar. No es pura casualidad que dentro del sector estadista los únicos que salieron airosos fueron dos jóvenes con estilos no tradicionales y enfoques liberales: Pedro Pierluisi y Ricardo Rosselló Nevares. Pierluisi es más partidista que ideológico y Rosselló más ideológico que partidista. Ese drama sucesoral apenas comienza.

El que gana a base de votos presta’os, pierde cuando se los retiran.
Lo advertí en mis columnas del año 2011 y en las columnas después de la fianza. Esos análisis entonces cayeron muy mal, pero hoy nos vienen de perilla…

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