“El problema de los colonialistas es precisamente que no tienen futuro: podrán retrasar el cambio pero, -reality check- al fin y al cambio, el cambio viene”

No hay peor sordo que el que no quiere oír; y, no hay peor perdedor que el que no quiere aceptar la derrota. Por eso, los estadistas y penepés tenemos que aceptar, aunque nos duela, que el PPD ganó las pasadas elecciones, por pocos votos, pero por muchas candidaturas.  Por cuatro años ellos tendrán el deber de gobernar a Puerto Rico y –reality check– sólo podemos desearles éxito en sus funciones pues no hacerlo sería desear que Puerto Rico se destruya. A nosotros nos toca fiscalizarlos. Para ver que lo hagan bien.

Pero los populares y otros defensores de la colonia tienen igualmente que aceptar que perdieron el plebiscito del 6 de noviembre. No pueden continuar en la negación profunda en que se han sumido pensando que mediante una interpretación tergiversada de los resultados plebiscitarios podrán borrar los números fríos que están plasmados en las certificaciones oficiales de la Comisión Estatal de Elecciones., números que claramente muestran como gran ganador al NO a la colonia en la primera pregunta de la consulta plebiscitaria y a la ESTADIDAD en la segunda pregunta. Toda la tergiversación de los líderes del PPD no lograrán borrarlos y –reality check– desde ahora y hasta siempre los resultados del plebiscito del 2012 indicarán ese triunfo.

El problema de los colonialistas es precisamente que no tienen futuro: podrán retrasar el cambio pero, -reality check- al fin y al cambio, el cambio viene.  Su estrategia inmovilista se basa en tergiversar los resultados, causar confusión, derrotar el mandato del pueblo, descarrilar el futuro; y, de esa manera, mantener a los puertorriqueños en una condición de inferioridad frente al resto de los ciudadanos americanos.  Pero, si antes eso fue posible, en el futuro no lo será, precisamente por los resultados del plebiscito. Veamos.

Reality check– ¿si la estadidad no ganó, cuál opción entonces debe considerarse ganadora? ¿La independencia? Obviamente no. Esa fue rechazada de manera contundente como lo ha sido desde 1960, por más de 50 años y, otra vez, –reality check­– como lo será en el futuro.  La independencia no tuvo pasado y no tiene futuro.  Deberíamos entonces entender que ganó la república neocolonial disfrazada de libre asociación apodada ELA Soberano.  Tampoco es posible decir eso ya que el ELA soberano perdió malamente frente a la estadidad sacando alrededor de la mitad de los votos que obtuvo ésta.  ¿Quién tendrá el descaro, a base de esos resultados, de reclamar que el Congreso le imponga esa opción neocolonial al Pueblo de Puerto Rico?  Y, por otro lado, ¿por qué se va a ver movido el Congreso a renunciar a su soberanía sobre la Isla a base de esos resultados?  Calcule, además, si le conviene al sector privado americano poner en peligro su inversión y negocios en Puerto Rico –reality check.  Mire, pensar que el Congreso nos impondrá la independencia o la republica asociada a base de los resultados del plebiscito demuestra un estado avanzado de deterioro mental.

Ahh… nos dicen, pero la estadidad tampoco ganó… porque hay que contar los sobre cuatrocientos mil incautos que dejaron sus papeletas en blanco. Esas hay que contarlas, nos dicen, a favor de la ELA. Falso, Nunca en la historia electoral de Puerto Rico, comenzando con la abstención del Partido Federal de Muñoz Rivera en el 1900, se han contado los votos abstenidos. La regla siempre ha sido que el que se abstiene, ya sea ausentándose de las urnas o dejando la papelea en blanco, pierde el voto, no cuenta, punto.  Recuerden a los populares que ahora desean cambiar esa regla cómo, al interpretar los resultados del plebiscito de 1967, ustedes se rehusaron a tomar en cuenta los reclamos del Frente Anti-plebiscitario que formaron el PER, el PIP, el MPI y otros grupos.  Si los abstenidos hubieran contado como votantes en esa ocasión, el ELA hubiera sacado menos del 50% de los votos, invalidando la colonia desde entonces.  Interesantemente, eso es que siempre han alegado los cubanos fidelista en la ONU, y, allá han ido los líderes populares a defender que los que se abstuvieron en el 67 no se podían contar.  Hoy, sin embargo, pretenden que los abstenidos cuenten.

Poco les importa a los líderes populares la verdad, los principios establecidos o la consistencia con sus alegaciones pasada, y, menos aún les importa respetar el mandato del pueblo. Su amor desbocado por la condición colonial es inmenso e incontenible. La quieren salvar trancando el juego; alegando indecisión dónde no la hay; nulificando el resultado electoral; haciendo victorioso por confiscación al status quo aún cuando esa fue la gran perderá, la opción que recibió el repudio de casi un millón de electores.  Reality check— eso ya no será posible…