Alegan trato desigual en policía de Carolina

Por Istra Pacheco02/03/2014 |

En el municipio de Carolina parece que quien tiene padrino, se bautiza. Tres guardias municipales denunciaron que los expulsaron de esa fuerza, a pesar de que presentaron pruebas exculpatorias. Mientras, un teniente imputado de violencia doméstica se mantiene en el cargo tras recibir una multa leve.

¿Favoritismo? Juzgue usted.

El teniente Johnny Cruz González fue arrestado el 13 de octubre de 2013, por un incidente con su ex compañera consensual con quien tiene un hijo.

Según la querella, el teniente insultó a la mujer y amenazó con “romperle la cara” si la veía con alguien más.

En el municipio lo suspendieron sumariamente. Pero casi dos meses después regresó a su cargo y se le devolvió su arma de reglamento.

El problema es que agentes con imputaciones similares fueron despedidos con la terrible carga que implica eso: no pueden volver a trabajar con ningún municipio, agencia estatal o corporación pública, ni siquiera como conserjes.

Actualmente Cruz sigue ligado a su víctima en el ámbito laboral, quien también trabaja en el Municipio de Carolina y con quien comenzó una relación antes de separarse de su esposa.

“El municipio está creando un ambiente donde se está mezclando gasolina con fuego. Si Cruz tiene un arrebato y ahí mismo le sopla un tiro a ella, es una situación que tú tienes que tratar de evitar”, dijo Manny Suárez, representante legal de los tres despedidos.

En el Municipio no pueden decir que Cruz no volverá a tener un incidente con la mujer porque ni siquiera le han hecho una evaluación psicológica antes de permitirle regresar al cargo, como están obligados, dijeron fuentes dentro del Municipio.

Detalles contradictorios

El 24 de diciembre de 2009, a Ricardo Lozada lo suspendieron “a las millas” luego de que se le imputaran actos de violencia doméstica.

“En menos de un mes fui suspendido de empleo y sueldo… No se suponía que me quitaran el sueldo, por reglamento… De hecho, un juez municipal ordenó que en lo que se veía la parte criminal, lo que procedía era la suspensión de empleo nada más y me tenían que devolver el sueldo retroactivo. Pero al día de hoy todavía estoy esperando que me paguen”, declaró Ricardo.

Dijo que en su expediente apenas tenía una querella por haber perdido una libreta de boletos y otra por un problema con un ciudadano en el 2006. En ese incidente estuvo involucrado un sobrino del capitán de la Policía municipal Rubén Moyeno.

Ese sobrino trabajó un año con grillete en el retén y luego se le restituyó en sus tareas habituales. Sin embargo, Ricardo, que no tenía un patrón de mala conducta en el empleo ni quejas, fue a parar a la calle, aseguró.

Con Luis Hernández sucedió algo similar: tenía un caso de violencia doméstica sometido por su ex pareja. En el juicio se pasó prueba y lo declararon no culpable.

Más adelante, en la vista informal administrativa, su ex compañera presentó una declaración jurada ante la Oficina de Asuntos Internos Municipales diciendo que había exagerado en la querella que formuló contra Luis. Haya sido o no la carta un síntoma del Síndrome de Mujer Maltratada, posteriormente a Luis se le concedió una orden de protección. Era su ex compañera quien no se le podía acercar.

Aún así -y a diferencia de Cruz-, a Luis lo botaron por haber estado imputado.

Dos años antes el agente enfrentó una querella administrativa por supuestamente faltar sin autorización aunque el retén dejó por escrito una anotación de que Luis llamó para excusarse. Fuera de eso, asegura que no tenía nada más en el expediente.

“Después que me botaron no consigo trabajo y pues mi deuda con Asume se trepó… Mi mamá que tenía cáncer cuando explotó todo esto se puso peor y se le regó… Es una doble intención de castigarte porque ahora no tengo dinero para mantener a mis hijos”, aseguró.

“En la Policía municipal de Carolina los pasos se evalúan distinto dependiendo de la persona. A mí alguien me dijo que (el gerente de seguridad, Juan) Ortiz Crespo no me quería ahí… Él controla todo ahí. Y quien no se deje manipular, el que no quiera ser su monigote, va pa’fuera. El que hace lo que él dice sin preguntar, no tiene problemas”, alegó.

El caso de Eric Bosh es más dramático. No tenía una sola queja en su expediente administrativo y era líder de un equipo anticrimen dentro de la Policía municipal. Un día, mientras estaba en Estados Unidos, recibió una llamada en que le contaban que un agente municipal estaba golpeando a una persona arrestada, dentro de la celda.

“Por la descripción que me dan, sé inmediatamente de quién me están hablando y yo llamo directamente a ese policía y le digo ‘tú sabes hacer tu trabajo’”, contó.

Cuando Eric regresó al país se topó con que ese agente había presentado un memo contra él diciendo que intentó proteger al arrestado.

“Yo tenía un testigo, que era otro policía, que (estaba en ese) arresto. Él estaba dispuesto a testificar de que estaba golpeando a la persona y con todo y eso me sacan de la Policía”, lamentó.

“Ese policía… Omar Tejada, tiene 16 querellas incluyendo una por apropiación ilegal” por golpear, quitarle el dinero y celulares a unos jóvenes que arrestó, dijo Eric.

A su juicio, el hecho de que no lo refirieron al Negociado de Investigaciones Especiales (NIE) “dice mucho… que actué bien”.

Irónicamente, mientras se encontraba el incidente bajo investigación administrativa recibió una segunda medalla de reconocimiento por su labor. El agente Tejada sigue en su cargo a pesar de las querellas en su expediente y de que el NIE lo tiene bajo la mirilla por un incidente en que se cree disparó por la espalda a un arrestado, dijo Eric.

Hoy día Eric continúa acudiendo a los tribunales para declarar por varios arrestos que logró como policía municipal, aunque tras la suspensión puede negarse a hacerlo, pero “es mi deber”, aseguró.