Sin igualdad nos hundimos – Por: Hernán Padilla

{En 1898 Puerto Rico era el Puerto Pobre, más pobre que Haití. Pero algunos ilusionistas emocionalistas Neo-Comunistas/Chavistas quieren que volvamos a ese pasado. Que nos unamos a Cuba o Venezuela? Eso es lo que tú quieres dejarle como Herencia a tus hijos y nietos?}
17 de marzo de 2014

Sin igualdad nos hundimos

Hernán Padilla

TRIBUNA INVITADA

D espués de su encuesta, El Nuevo Día publicó un interesante artículo que invita a una reflexión ponderada sobre la crisis política y socioeconómica que aqueja a Puerto Rico. Que la encuesta revelara desasosiego y desesperanza en el pueblo no es sorpresa; tampoco, la inferencia de que existe una “aparente falta de voluntad de la sociedad para salir de los problemas tras el colapso del modelo económico y social”.

Hernán Padilla

Hernán Padilla

El economista Gustavo Vélez considera que “la emigración de los boricuas a los 50 estados alivia la presión social que causan los problemas fiscales”. Señala que casi la mitad de la población depende de ayudas federales, que reciben independientemente de la quiebra del gobierno local.

Algunas de las recomendaciones allí expuestas tienen mérito, pero no pueden adelantarse en un vacío politico-ideológico. Entre otras se apuntan recobrar la esperanza y reforzar el valor de la dignidad del trabajo; formular un nuevo modelo económico que estimule la producción local y la inversión externa; revisar los programas de beneficencia para que estimulen la productividad; rendir cuentas y asumir responsabilidad por los desaciertos que se cometan; incentivar a los empresarios locales y atraer inversión para aumentar la productividad; reestructurar el Gobierno para que sea más eficiente, y establecer una política pública que atienda los desafíos demográficos.

Ante el evidente descontento del pueblo por el colapso social, político y económico del ELA territorial, el gobernador designó un grupo de trabajo para atender sólo cuatro problemas específicos: la economía informal, la emigración del talento joven, el envejecimiento de la población y la baja tasa de participación laboral. No obstante, tales asuntos son realmente manifestaciones del verdadero reto que enfrentamos.

Tan baja es la expectativa sobre dicho comité, que le ha encomendado producir recomendaciones para su próximo mensaje de Estado. En otras palabras, un comité más entre otros tantos, cuyo solo propósito ayudarlo a redactar su mensaje.

Sobre esta gestión, un columnista de este periódico comentó: “El resultado del trabajo de ese comité está casi seguramente abocado al fracaso, porque todo el mundo sabe que cualquier plan serio toma más de los tres años”.

Concurro con el articulista en “que esos cuatro problemas no son el problema en sí, sino síntomas de desafíos más complicados que hasta ahora nadie en posición de hacer algo ha querido afrontar”. Entre otros, señala el estatus colonial que nos impide desarrollar un plan económico coherente.

El titular de El Nuevo Día “Nos unimos o nos hundimos”, nos obliga a destacar otras verdades que no pueden ignorarse. Ni la encuesta, ni los panelistas, consideraron el estatus del territorio, tal como lo señala el columnista aludido, ni el gobernador nombró representación proporcional de los electores en el grupo de trabajo.

No pueden enajenar al otro Puerto Rico. Tienen que aceptar que Alejandro García Padilla fue elegido por un margen minúsculo. Tampoco pueden ignorar que el 54% revocó el consentimiento al ELA, que el 61% favoreció la estadidad y que el 93% atesora su ciudadanía americana. Al pretender soslayar esa realidad política, excluyen al segmento mayoritario de la población.

El experimento político de seis décadas de subdesarrollo colonial fracasó. Por tanto, mientras mantengan a Puerto Rico bajo el actual modelo politico-económico, la Isla seguirá hundiéndose irrevocablemente. Es preciso que cuenten con nosotros en el esfuerzo común para rescatar Puerto Rico del precipicio fiscal y el colapso social, político y económico. Para comenzar, hay que garantizarle a los puertorriqueños en la Isla los mismos derechos y oportunidades que tienen nuestros conciudadanos en los 50 estados. Tal como ocurrió con Hawai, la seguridad y la estabilidad política de ser estado atraerá inversionistas y desarrollo económico. La estadidad asegurará igualdad de derechos, progreso y oportunidades económicas. Unámonos pues, como ciudadanos americanos en camino a la estadidad. Sin igualdad nos hundimos y sin estadidad no hay igualdad como ciudadanos americanos.

17 de marzo de 2014

Discrimen

Edwin Cuperes Vélez

DiscrimenA la hora de repartir culpas los primeros en enfrentar el látigo de los analistas de la crisis financiera del país son los residentes de los residenciales públicos.

Olvidemos a los negros y de los homosexuales: el residente del caserío paga todas las culpas y es tildado de forajido, vago, vividor del mantengo y pana del dueño del punto, lo que implicaría valores morales retorcidos. Por el único “pecado” de no poseer el bien de una casita ni el empleo regular que le ayude a pagarla, quien procura un techo del Estado para abrigar a su familia adquiere de pronto el asco con que en los tiempos de Cristo se reservaba a los leprosos.

Los argumentos de estos críticos son, sin embargo, puras falacias. Una de las mentiras más repetidas es que el requisito para vivir en un caserío es andar en los profundos abismos de la pobreza. Ignoran éstos que en las políticas de admisión de la Administración de Vivienda Pública se determina como objetivo: “Obtener una mezcla de familias con diferentes niveles de ingresos, tratando de atraer y retener familias con ingresos altos y procurando la desconcentración de la pobreza”, además de “evitar altas concentraciones de familias con bajos niveles socio-económicos”, y “procurar mantener un grupo de residentes en cada desarrollo, compuesto de familias con un extenso rango de ingresos”.

Con los beneficiarios del PAN también han ripostado. Hay que estar colgado en matemáticas para asumir que con apenas $130 dólares -que es lo que recibe cada beneficiario- se pueda calzar, vestirse, transportarse, pagar agua y luz y adicionar alguna felicidad a tanta desdicha. Eso sin contar con que el día en que los americanos corten este millonario flujo de fondos federales, la quiebra de Puerto Rico mostrara su horripilante rostro de miseria.

Ya lo dijo Desmond Tutú: “Siempre que el sistema económico va mal, surge el racismo”. Racismo, discrimen, echarle la culpa al indefenso, calumniar al inocente.

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