Vicepresidente de Operaciones de Subway Puerto Rico

La acumulación de la gran deuda del gobierno de Puerto Rico a través de las décadas se ha debido a diferentes razones, pero una de las razones básicas y fundamentales es que el Gobierno adoptó un modelo económico basado en ser el motor generador de crecimiento económico en el país.

El Gobierno por diseño no es un ente productivo; por lo tanto depende de la implantación de contribuciones, o generación de deuda, para adquirir capital de inversión publica. Sin embargo, la economía está en la actualidad casi paralizada porque el Gobierno no tiene más capacidad de deuda para invertir en obra pública, y por otro lado tiene al sector privado estrangulado con altas contribuciones y regulación excesiva.

El Gobierno debe cambiar su paradigma; cambiar de ser un ente regulador y obstaculizador, al de ser un facilitador, brindando el combustible y las herramientas necesarias para que la empresa privada sea la que reactive el “motor económico”.

Nos encontramos ante una coyuntura histórica para el futuro desarrollo social y económico en nuestro país. Como empresarios que muchos puertorriqueños somos, generadores de empleos y de riqueza en la sociedad, el modelo alterno a seguir es uno que le de un papel más protagónico al sector privado.

Pero no lo podemos hacer en un vacío; es necesario mejorar las condiciones de inversión en nuestra isla. A mediano plazo, es necesario que el gobierno modifique su estructura y su rol en la economía, disminuyendo el tamaño del Gobierno. Esto tomará tiempo, será doloroso, pero es necesario. De esta manera se ayuda a balancear el presupuesto, se atiende la deuda, y se permite reducir la carga impositiva sobre los comercios y los individuos. Esto libera capital productivo disponible, fomentando así la creación de empleos.

Se deben revisar los múltiples reglamentos que afectan nuestros negocios, y cuestionar la regulación excesiva que tanto complica nuestra habilidad de ser productivos. Es necesario mejorar la competitividad del país ante los mercados globales, reduciendo los costos de hacer negocio. Esto incluye la reducción de costos energéticos, y la modificación de leyes laborales para contrastar mejor con quienes competimos en la región, en la búsqueda de capital y generación de empleos.

Más de lo mismo no nos brindará diferentes resultados. Es ahora el momento idóneo para dejar atrás los modelos obsoletos, y que nos den la oportunidad a la empresa privada para tomar el liderato en la reconstrucción de nuestro país.