El triple campeón ha perdido buena parte de lo que logró en el cuadrilátero por invertir y tomar prestado con valores de Puerto Rico, a instancias de su asesor
La caída en los bonos de Puerto Rico y de los llamados fondos mutuos locales, que en los pasados meses ha dejado en precario a miles de individuos en la Isla, ahora al parecer, ha estremecido a una de las glorias boxísticas de Puerto Rico: Félix “Tito” Trinidad.
Ayer, el triple campeón mundial y su padre, Juan Félix Trinidad Rodríguez, radicaron una petición de interdicto preliminar en el Tribunal de Justicia para que Popular Securities desista de cobrarle unos $2.9 millones. Esto por entender que la mala asesoría de su asesor financiero, José “Pepe” Ramos, les llevó a perder unos $63 millones, o casi la totalidad del único ingreso que el púgil devengó durante sus años en el cuadrilátero y con el que esperaba vivir y sostener a su familia el resto de su vida.
Según la petición de interdicto, los Trinidad, a instancias de Ramos, invirtieron buena parte de sus ingresos en bonos y fondos mutuos locales. También les instó a tomar prestado utilizando esas inversiones como colateral.
Ramos, por su parte, aseguró que los señalamientos en corte son “totalmente falsos”.
“Yo me reafirmo en mi compromiso con mis clientes y en mi inocencia de esas acusaciones”, dijo Ramos a Primera Hora. El asesor labora para Poular Securities.
“Siempre he respetado las leyes y regulaciones de esta industria y siempre he trabajado para mis clientes y he hecho lo mejor para ellos”, agregó.
En el reclamo, los Trinidad alegan que, en distintas ocasiones, y a veces, sin su conocimiento, Ramos efectuó inversiones contrarias al perfil conservador del exboxeador, lo que implica prácticas de poco riesgo.
Se alega también que se utilizaba el dinero para fines distintos a lo que se indicaba al púgil -como comprar valores en lugar de pagar deudas- y que se le instó a utilizar las líneas de crédito que le aprobaron sin haberlas solicitado.
Cuando el valor de los bonos de Puerto Rico comenzó a caer (y con este, aquél de los fondos mutuos loales) el valor de la cartera de Trinidad comenzó a caer dejando al descubierto la línea de crédito.
La situación provocó lo que se conoce en el argot financiero como una llamada de márgenes y ahora, ante la exigencia de pagar las líneas de crédito, los Trinidad quedarían sin recursos y tras perder lo ahorrado, ahora tendrían que pagar dinero adicional.
Según la petición de interdicto, Trinidad tendría que cubrir la deficiencia de colateral más reciente en o antes del 20 de abril.
Además, la pobre gestión del patrimonio Trinidad habría provocado que este saliera de su retiro para enfrentarse a Roberto Mayorga en 2004. Con ello, Trinidad levantaría dinero para cubrir impuestos que no se pagaron al Servicio de Rentas Internas (IRS) como este creyó que sucedía.
“Pepe Ramos utilizó la cuenta de Tito como llave para pasar a trabajar como consultor financiero con Paine Webber/UBS-PR de julio del 2000 a marzo de 2007, con Wells Fargo/Wachovia Securities de marzo de 2007 a noviembre de 2010, y finalmente, con Popular Securities desde noviembre de 2010 y hasta el presente”, reza el documento.
Componenda. Los abogados de Trinidad alegan que la situación por la que atraviesa Trinidad se produjo por falsas representaciones de Ramos acerca de los riesgos que implicaba invertir en bonos y fondos de Puerto Rico.
También alegan que la situación se produjo por la falta de supervisión de Popular Securities y de las otras casas de corretaje donde trabajó Ramos y por un esquema de fraude, que se centró en vender productos de inversiones no aptos para el perfil conservador de personas como el púgil e instarles a tomar líneas de crédito que utilizaba como garantía de un producto de alto riesgo como los fondos mutuos locales, que a su vez, se caracterizan por invertir en valores de Puerto Rico tomando dinero prestado.
Reacciona Popular. Por su parte, Banco Popular dijo estar en disposición de encontrar una solución al tema.
“Como puertorriqueños, en Popular tenemos un gran afecto por el señor Félix “Tito” Trinidad y nos enorgullece que nos haya escogido como su institución financiera y casa de inversiones durante estos últimos años”, dijo Popular.
“Conocemos que el señor Trinidad ha enfrentado retos financieros y, por eso, en Popular siempre hemos estado a su lado ofreciéndole opciones de reestructuración para ayudarlo a aliviar sus dificultades económicas”, aseguró la institución. “Lamentamos que esta situación haya culminado en los tribunales, mas sin embargo, reiteramos nuestra mejor disposición a encontrar una solución mutuamente satisfactoria para ambas partes”.
Los Trinidad, por voz de sus abogados Eric Quetglas y Luis Miñana, declinaron hacer comentarios, pues hay un reclamo en los foros de rigor y pidieron que se respete su privacidad ante tan difícil situación.
Fue uno de al menos 200 casos
La querella de la familia Trinidad es solamente una de 200 casos que han sido radicados por inversionistas locales ante la Asociación para la Reglamentación de la Industria Financiera (Finra, por sus siglas en inglés).
El año pasado, a raíz de la caída en el valor de los bonos de Puerto Rico, miles de inversionistas que compraron bonos o fondos mutuos cerrados de la Isla quedaron en precario a raíz de las llamadas de márgenes.
Llegan abogados. Esta situación, que ha provocado que diversos abogados de arbitraje en Estados Unidos hayan venido a la Isla en busca de clientes, fue revelada por este diario en agosto de 2013.
La avalancha de casos ha provocado que Finra tenga que reclutar árbitros de otros estados para examinar las querellas.
más de 500. Fuentes de El Nuevo Día aseguran que el número de perjudicados por esta situación y, por ende, de querellas ante Finra pudiera exceder los 500 casos este año.
En paralelo, este diario reportó hace unas semanas que la fiscalía federal y el Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) indagan la forma en que se vendieron los fondos mutuos cerrados en la Isla.
Esta pesquisa surge luego de que los activos de estos instrumentos cayeron en unos $6,500 millones en menos de un año.
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