Por Colaborador EL VOCERO – 4:00 am
Representante Carlos J Vargas Ferrer
Un plebiscito estadidad ‘si’ o ‘no’ siempre ha estado en el tintero público. Pero, la pregunta ahora es, ¿por qué un miembro del ala soberanista del PPD materializa esa idea en un proyecto de ley? La contestación es sencilla. Tengo un interés genuino en atender el asunto del estatus y percibo, con algunas excepciones, que figuras dentro de los partidos principales tienen la intención de seguir insertando celadas procesales y sustantivas en su discusión para alcanzar lo que han logrado hasta ahora, el inmovilismo.
No tapemos el cielo con la mano. La estadidad ha crecido desde el 1967. Los resultados plebiscitarios desde el 1967 al 1993, destacan esa realidad. En el plebiscito de 1967, obtuvo un 39% y en el de 1993 un 46.3%. Eso representa un crecimiento 7.3% en 26 años. Mientras que el ELA actual ha perdido terreno en igual espacio de tiempo. En el 1967 obtuvo un 60.4% y en el 1993 un 48.6%, lo que representa un decrecimiento de 11.8%.
El plebiscito de 1998, fue más bien un ejercicio de poder entre los partidos principales y el resultado provocó más confusión que claridad. Ganó la columna de ninguna de las anteriores con un 50.3%, ante una movida estratégica del PPD, alegando que la definición del ELA en ese plebiscito no identificaba el concepto que el partido defendía. La estadidad, por su parte, obtuvo un 46.5%, lo que representó un leve crecimiento de apenas un 0.2%.
En el 2012, se celebra un cuarto plebiscito. Este, contrario a los anteriores, contenía dos preguntas. La primera era si se estaba o no de acuerdo con el estatus actual. La segunda indicaba que independientemente se estuviera o no de acuerdo con el estatus actual, se tenía que elegir entre la Estadidad, ELA Soberano o la Independencia. De los resultados obtenidos, el único que tiene algo de certeza, es la contestación de la primera pregunta donde más de 50% indicó no estar de acuerdo con el estatus actual. El resultado de la segunda pregunta es cuestionable porque, si en la primera contestación el elector manifestaba estar de acuerdo con el estatus actual, o sea el ELA, no podía dársele la alternativa de votar por otras fórmulas de estatus. A mi juicio, al permitirse ese curso de acción, le permitió al elector configurar un voto por más de una alternativa de estatus o se le llevó a dejar las en blanco por no tener opción que les representara, lo que desembocó en resultados confusos.
Toda esta trayectoria evidencia que no llegaremos a ninguna parte mientras continuemos enfrentando alternativas de estatus en una misma papeleta. De ahí debemos pasar a una pregunta más directa, estadidad si o no. ¿Por qué? Para saber si el mito de la estadidad, como alternativa no colonial y territorial, es o no la preferida por el pueblo. De igual modo, al ser un proceso sencillo evitamos las interpretaciones acomodaticias de los partidos sobre los resultados. En fin, para ver, como dicen por ahí, si el gas pela.
Si la estadidad resultara triunfante, todos tendríamos que aceptar el resultado democrático. Claro, le corresponderá a los que la promueven ir con el resultado al Congreso para pedir la anexión. Pero, lo tendrán que hacer con el informe del GAO en sus manos que detalla los efectos y costos de la estadidad para PR. Así como también, tendrán que llevar los informes del BGF y la Reserva Federal que evidencian el alto nivel de endeudamiento y las proyecciones económicas poco halagadoras de nuestro país. Ahora bien, si aún con la crisis fiscal, económica, social y política del ELA, la estadidad no sale favorecida, sus promotores tendrán que aceptar la derrota y el estancamiento del estadoismo. Y ante el ya evidenciado rechazo del ELA actual, las únicas vías de desarrollo para PR en materia de estatus lo serían un ELA no territorial, ni colonial o la Independencia, siendo ésta última la de menor aceptación electoral. Con eso en mente propongo estadidad ‘si’ o ‘no’.
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