Aunque la cantidad de puertorriqueños emigrantes a Estados Unidos continúa subiendo, quiénes se marchan del país y sus condiciones socioeconómicas son distintas a las de boricua que en décadas pasadas dejaba la Isla, indicaron dos entrevistados.

Un historiador y una demógrafa concurrieron en que el emigrante de estos tiempos tiene más escolaridad, y por ende, un empleo de mayor rango que el de la década del 40, 50 y 60.

“Todos los análisis apuntan a que es un profesional de alta escolaridad, de ingresos medios o altos y que tiene un empleo”, dijo el historiador y analista político, Néstor Duprey.

Precisó que el emigrante se va en ocasiones aunque tenga empleo en Puerto Rico “porque le pagan mejor en Estados Unidos”. Incluso, habló de los puertorriqueños que en ocasiones se marchan en busca de mejores y más beneficios para sus hijos quienes pertenecen a la corriente de educación especial.

De hecho, un informe reciente del Centro de Investigación Pew, con sede en Washington, revela que 38% de los emigrantes mencionan aspectos familiares como la motivación principal para abandonar Puerto Rico.

“Es la llamada fuga de talento. La naturaleza de la emigración actual representa para el país un costo social mucho más alto porque son personas que -en la mayoría de ellos- el país ha hecho una inversión en su educación, de la que luego (el país) no se beneficia”, sostuvo Duprey sobre el impacto de la emigración actual.

Para la década del 40, 50 y 60 el puertorriqueño que se iba era uno con pocos o ningún estudio. “Trabajadores básicamente agrícolas que se vieron desplazados por la industrialización y el descenso vertiginoso de la industria de la caña”, apuntó Duprey.

Ese mismo desplazamiento lo sufrieron recientemente los empleados de las farmacéuticas que se han ido del país por el cierre de sus centros de trabajo o su traslado a Estados Unidos, comentó Duprey.

El emigrante de ahora tiene una mayor escolaridad y un trabajo más sofisticado. Pero no son los únicos cambios en el perfil del emigrante puertorriqueño. También se van a un lugar distinto. La demógrafa Judith Rodríguez recordó que décadas atrás los puertorriqueños se marchaban mayormente al estado de Nueva York.

Duprey dijo que ahora se están yendo a estados sureños como Texas y Florida.

“Porque las oportunidades de empleo están ahora mismo en el sur. Es donde la comunidad hispana está teniendo un crecimiento vertiginoso lo que hace que haya una demanda mayor de profesionales hispanos con dominio del español y del inglés. Cosa que coloca al puertorriqueño en una ventaja competitiva y hace que las empresas, ubicadas en estos estados, miren con interés el reclutamiento de puertorriqueños como enfermeras, médicos y maestros, entre otros profesionales”, manifestó el historiador.

Otra diferencia recae sobre la postura del gobierno frente a la emigración.

Rodríguez manifestó que en el pasado el gobierno avalaba -aunque de manera implícita-  la salida de los puertorriqueños.

“Había un empuje del gobierno. El que se iba era un trabajador de la tierra, de bajo nivel educativo. Muchos no sabían hablar inglés. La política del gobierno no era una explícita aunque lo avalaba por los niveles de natalidad que eran altos. Es el más alto que se haya registrado durante el siglo pasado y lo que va de este (siglo). Había una tasa de crecimiento de 2.7% y no había actividad económica para toda la gente”, dijo.

Ahora esa tasa de creimiento poblacional está en 0.24%.

“La tasa de crecimiento de 1950-1960 fue bien baja como resultado de la gran emigración. Mientras que la tasa de crecimiento natural fue bien alta. De no haber ocurrido esa gran emigración, Puerto Rico hubiese experimentado una tasa de crecimiento alta. De haber continuado con una tasa de 2.7%, la población de ese momento se hubiese duplicado en 26 años”, afirmó.

La presente administración gubernamental busca medidas para detener el éxodo masivo de puertorriqueños a Estados Unidos.

El número de puertorriqueños en Estados Unidos alcanzó 4.9 millones en 2012. Los puertorriqueños son el segundo grupo hispano más grande, tras los mexicanos y por encima de los cubanos y los salvadoreños.

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