El próximo 4 de noviembre, o sea, en 55 días, se celebrarán en Estados Unidos elecciones congresionales de medio término. Esto para elegir, como pasa cada dos años, los 435 miembros de la Cámara de Representantes federal y una tercera parte de los 100 senadores que componen el Senado federal en representación de los estados.

Republicanos y demócratas arrecian esfuerzos para inclinar a su favor el balance de poder en Washington. Expertos coinciden que como consecuencia de los traspiés de la Administración Obama tanto a nivel doméstico como internacional, su desgaste y bajos niveles de aceptación y el deseo de cambio de los electores, el Partido Republicano capitaliza y se posiciona para controlar ambas cámaras del Congreso. Esto manteniendo el dominio de la Cámara de Representantes que tiene desde el 2011 y logrando la mayoría en el Senado controlado por los demócratas desde el 2007.

Prácticamente se da por sentado que los republicanos retendrán el control de la Cámara y que pueden ampliar su mayoría ganando nuevos escaños. En cuanto el Senado, el control republicano dependerá de una ganancia neta de seis nuevos escaños. De hecho, analistas proyectan que los republicanos ganarían de seguro nuevos escaños en Montana, South Dakota y West Virginia, por lo que se concentran en proteger incumbentes y en ganar al menos otros tres escaños en estados como Alaska, Arkansas, Luisiana, North Carolina, Iowa y Colorado.

Si los republicanos dominan ambas cámaras del Congreso, el Presidente Obama tendrá el gran reto de conectar e interactuar productivamente con el nuevo liderato congresional, habilidad que no ha demostrado dominar. Esto como hicieron en su momento presidentes como Reagan y Clinton, quienes a pesar de tener una o ambas cámaras del Congreso dominadas por un partido distinto al suyo, ejercieron su liderazgo para sobrellevar diferencias y lograr la aprobación de medidas trascendentales para la Nación, recibiendo a su vez el apoyo del pueblo por su desempeño. De no poder lograrlo, los dos últimos años del mandato de Obama serán difíciles y poco logrará para adelantar sus propuestas.

El cambio en el balance de poder en Washington tendrá implicaciones también en los asuntos y las medidas para beneficiar a la Isla pendientes en el Congreso, que incluyen nuestro mandato del plebiscito de 2012. De hecho el curso de este mandato dependerá en gran medida de cómo quede el liderato de los comités con jurisdicción en el Congreso y de cómo nuestro liderato local trabaje para adelantarlo en el nuevo escenario.

En el caso del Comité de Recursos Naturales de la Cámara se mencionan como posibles presidentes a los congresistas Louie Gohmert (Texas), Rob Bishop (Utah) y hasta Don Young (Alaska) quien tendría que solicitar dispensa para dirigir el comité por un término adicional al límite de tres términos auto-impuesto internamente por los republicanos. En cuanto la presidencia del Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado, está en línea la Senadora Lisa Murkowski (Alaska), quien conoce bien el caso de Puerto Rico. También se menciona al Senador John Barrasso (Wyoming).

Estas elecciones de medio término serán intensas y generarán mucha discusión y debate, principalmente la batalla por el control del Senado. Como en política nada está escrito y se tiene que esperar hasta que se cuenten los votos, habrá que ver que eventos domésticos o internacionales, movidas estratégicas y sorpresas emergen e influyen el resultado final. Mientras tanto, nuestro liderato local debe preparase para cualquier escenario, para adelantar medidas en beneficio de Puerto Rico, y muy en especial, nuestro mandato del plebiscito de 2012.