Durante el pasado fin de semana el Partido Nuevo Progresista llevó a cabo en un hotel de la capital una muy exitosa convención anual. Asistieron a ella miles de personas que abarrotaron las dos alas del hotel. Hubo momentos en que frente a los salones donde se llevaban a cabo las reuniones, talleres y seminarios apenas se podía caminar debido a la masa compacta de gente. Me llamó la atención el entusiasmo y la cantidad de juventud presente. De igual manera el que no se suscitara ningún incidente que lamentar a pesar de que había allí por lo menos dos fuerzas en pujante lucha por la candidatura a la gobernación. Con este acto- a dos años plazo de las elecciones- no hay dudas de que el PNP inició la campaña electoral.
Esta convención contrasta con la que celebrara el PPD durante el pasado mes de julio. Aquella careció de asistencia, de entusiasmo… más bien parecía un velorio.
Para los observadores de la dinámica política está claro que en ausencia de alternativas, el PNP aparenta encaminarse hacia una primaria por la candidatura a la gobernación. A mi juicio esto es un grave error. Creo que debe haber un intento genuino de buscar y lograr un entendido entre los posibles candidatos para que aspiren a distintas posiciones en la papeleta electoral. Ese intento se debe llevar a cabo por tres figuras que han diferido en el pasado pero que los une la voluntad de hacer de Puerto Rico el estado 51, me refiero a Carlos Romero Barceló, Hernan Padilla y Luis Fortuño. Una o varias reuniones de estas tres figuras con los posibles candidatos podrían conseguir un amigable entendido que evitase una primaria.
Creo en el mecanismo de primarias para dilucidar las candidaturas en una democracia pero la primaria que en este caso se anticipa, a mi juicio no tendrá las características de ser un ejercicio democrático justo y objetivo. Me explico. El PPD -tratando de sacarle provecho político a esa situación- va a legislar para que las primarias se lleven a cabo lo más atropelladamente posible cerca de las elecciones generales… digamos 4 o 5 meses antes de las próximas elecciones. Eso representará un serio problema para los candidatos pues tendrán que levantar grandes sumas de dinero para la primaria, para luego en un plazo de 5 meses levantar el dinero necesario – millones – para una campaña por la gobernación. Además tendrán que en ese corto tiempo propiciar el ambiente adecuado para que sanen las heridas que inevitablemente ocurren en eventos primaristas.
Existen varias opciones para evitar esto. En primer lugar llevar a cabo a mediados del 2015 una primaria interna sufragada por los propios candidatos, con el compromiso de que el que salga triunfador será apoyado por los demás y por el pleno de la institución. Otra opción sería llevar a ca
bo una encuesta científica, diseñada y ejecutada por una empresa encuestadora de intachable reputación y prestigio internacional con sede fuera de Puerto Rico.
Esta empresa se seleccionaría con el aval de los candidatos. De la misma forma el cuestionario y metodología serian aprobadas por los candidatos. Quien resulte con el mayor respaldo en la encuesta sería el candidato a la posición y mediante un compromiso escrito y juramentado contaría con el apoyo de los otros. No tengo dudas de que un candidato a la gobernación así seleccionado, junto a los otros y con el respaldo institucional habrá de derrotar contundentemente a cualquier candidato que tenga el PPD en la papeleta.
El pueblo está consciente del colapso del actual estatus político y del consiguiente caos económico, fiscal, social y administrativo que nos tiene sumidos en una desesperanza colectiva nunca antes experimentada. Está consciente también de que la única opción real para salir de esta crisis es la estadidad, eligiendo un gobierno que la respalde y la consiga. No pongan la estadidad en precario por ambiciones electorales personales.
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