“Me Voy. España es ingobernable”, dicen que le dijo a un amigo Amadeo de Saboya a punto de leerle su abdicación a los diputados en 1873. Importado tras la Primera República, se hartó de levantamientos militares y alzamientos regionales. Y yo me pregunto, ¿es Puerto Rico ingobernable? Para gobernar tenemos que coger prestado. Pero como no hay quien nos preste (por lo menos a intereses decentes), la única forma sería la de que cayéramos en las manos de los usureros internacionales del ‘2 pa’ 4’.

Pero los actuales acreedores no aceptarían eso, porque entonces les sería más difícil cobrar lo que ya les debemos. Siempre podrían apoderarse de Hacienda, pero como Hacienda no recauda lo suficiente, ni de tributos, ni de impuestos, ni de arbitrios, parece no haber salida para los acreedores que no sea la de irse apoderando poco a poco de la distintas agencias gubernamentales.

Llevamos 70 años con la malamaña de meter gente en la nómina pública. Eso, con la multiplicidad de reglamentos y leyes que estrangulan a los negocios, a los negocitos y a la gente corriente, hacen que el pueblo haya sacado del gobierno a los tres últimos gobernadores. Y ahora el PNP corre el riesgo de ganar las elecciones. Claro, para perder las siguientes.

Aquí, hace falta alguien que no le eche la culpa a la pasada administración, sino que haga lo que hay que hacer. Aunque pierda luego, para después terminar en el exilio o en el ostracismo.

¿Y qué es lo que hay que hacer? Los ‘líderes’ lo saben, pero no se atreven ni a decirlo ni a hacerlo. Y, el pueblo también lo sabe: abrir a la competencia los monstruos soviéticos del gobierno y luego vender lo que quede; abolir las leyes y reglamentos asfixiantes; eliminar docenas de miles de puestos públicos; derogar la Ley 45 de sindicación de las agencias del ejecutivo; enmendar la Constitución para eliminar las uniones de las corporaciones públicas y dejar sin efecto los convenios colectivos.

Todo esto lo hicieron hace dos años el gobernador y la legislatura de Wisconsin, y los tribunales los respaldaron. Además, salieron reelectos por una enormidad de votos. En Puerto Rico nadie derramaría ni una lágrima ni por la UTIER, ni por la AEE, ni por la AC, ni por la AAA, ni por el resto del abecedario gubernamental. Y el pueblo sabe que las uniones son el enemigo. Ese mismo pueblo respaldaría a la Guardia Nacional y a la Policía en caso de que las uniones se declararon en huelga. Asimismo, respaldarían al Gobernador que active la Guardia Nacional y movilice a la Policía para proteger a los ciudadanos y a la propiedad pública, como los hizo R.H.C. en 1974.

Claro, los cobardes siempre tienen la alternativa de salir corriendo de la Legislatura y dejarle a las turbas el control del hemiciclo. Los cobardes también tendrían la de seguir capitulando ante la tiranía de las uniones. Y el pueblo tiene la de seguir huyendo de la isla. No por miedo, sino por necesidad.

Si el gobierno (el que sea) no hace lo que hay que hacer, los acreedores seguirán nombrando procónsules para administrar las agencias y las corporaciones públicas. Entonces se completaría el proceso que comenzó con la toma del poder llevada a cabo por los acreedores de la AEE al nombrar a la Sra. Donahue.

En cuanto al resto del cascarón llamado “gobierno”, recordemos lo que hace poco propuso un congresista genérico: “Que el congreso nombre una junta para administrar a Puerto Rico.” Pero eso no hace falta que se haga formalmente. Como decimos, los acreedores ya comenzaron el proceso. Poco a poco se van posesionando de las agencias. Primero, la AEE, luego Retiro, luego la AAA, y luego las etcéteras.

Puede ser que Puerto Rico ya sea ingobernable. Ya el Gobierno es una especie de ‘Sesame Street’ y la oposición, el ‘Muppet Show’. Y Puerto Rico? Mal, gracias.