En las pasadas semanas el liderato del Partido Popular (PPD), encabezado por el Gobernador García Padilla, ha comenzado a filtrar información sobre aspectos de una nueva Reforma Contributiva, o lo que ellos han denominado un nuevo sistema contributivo para Puerto Rico.
Habiendo experimentado por los pasados casi dos años el desgobierno de esta administración, es fácil comprender por qué el puertorriqueño promedio, en especial el que trabaja, ve con muy poca credibilidad y marcada desconfianza cualquier anuncio que haga el PPD cuando de contribuciones se trata. Y es esa la realidad ya que su record habla por sí solo.
En los pasados dos años nos han impuesto más de $1,500 millones en impuestos adicionales a los que trabajamos y producimos. Aprobaron una “patente nacional” que ha destrozado nuestra economía y reducido el nivel de empleo en Puerto Rico a niveles nunca antes vistos. Es decir, la gente ha sentido en carne propia los efectos del ‘Desgobierno de la Gente’, tan diferente del que nos prometió García Padilla en la campaña.
Sin subestimar el estado en que se encuentra nuestra economía, pienso que todavía existe oportunidad para que la administración actual trate de enderezar el barco y busque al menos mitigar los efectos que sus propias decisiones han tenido en la vida cotidiana del puertorriqueño. Hay momentos en que no es necesario ‘reinventar la rueda’. Hay que buscar la forma práctica para obtener resultados positivos, y en ocasiones lo más práctico puede ser revertir una mala decisión tomada.
Como muchos recordarán, desde los procesos de transición gubernamental luego de las elecciones del 2012 y al inicio del mandato de García Padilla, el gobernador fue claro en que dejaría sin efecto la reforma contributiva que se había aprobado en el pasado cuatrienio bajo el Partido Nuevo Progresista (PNP). Y así fue, sencillamente la eliminó.
Sin duda alguna, el ambiente y la perspectiva económica que se vive en Puerto Rico dejan claro que esa decisión del gobernador fue errónea y tuvo consecuencias catastróficas para el bolsillo del que trabaja y quiere echar pa’lante en Puerto Rico. Los objetivos principales de esa reforma que eliminaron sin contemplación alguna, eran que la gente trabajadora tuviese más dinero en su bolsillo y que el sector productivo de la Isla tuviese la capacidad de generar empleos.
La Ley Núm. del 1 de enero de 2011, que creó la Reforma Contributiva bajo Luis Fortuño y el PNP, estableció los procesos y parámetros para lograr conceder alivios contributivos a los individuos y corporaciones, fomentar el desarrollo económico y la creación de empleos, simplificar el sistema contributivo y reducir la evasión contributiva. Es decir, se propuso atender con la Reforma del 2011 los cuatro problemas estructurales más significativos de nuestro sistema contributivo: 1) el carácter confiscatorio de las contribuciones 2) eliminar impedimentos al desarrollo económico; 3) corregir un sistema contributivo complejo e ineficiente y 4) combatir la evasión contributiva.
Me parece que el momento en que estamos es uno decisivo para nuestro futuro y requiere del liderato político la valentía de hacer lo correcto. El proceso que finalizó con la aprobación de la Reforma Contributiva del 2011 fue uno pensado, correcto y responsable. El gobernador García Padilla tiene la opción de rescatar lo que echó a un lado en un momento e implementarlo. Así lograría el apoyo no solo del PNP sino de todo el Pueblo en los esfuerzos de proveer a Puerto Rico con un sistema contributivo justo y responsable.
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