Alejandro García Padilla entró  al salón informal de La Fortaleza pasado el mediodía del jueves, tras regresar de un evento oficial en Aguadilla. Luego de saludarnos comentó que llegó a tiempo a nuestra entrevista porque viajó en helicóptero, y  se sentó a la mesa a almorzar ya que en la mañana no tuvo tiempo para desayunar. El menú de ese día en la mansión ejecutiva incluía  arroz blanco, habichuelas, pavo en salsa de guayaba, papas majadas,  mazorca y ensalada. Comió de todo.

No ha sido una semana fácil para el gobernador. Días antes había presentado a la Legislatura el proyecto para imponer un alza sobre el arbitrio al petróleo que enfrenta la objeción de legisladores populares y de amplios sectores del país. Ese mismo día  se publicó la última tirada de  La Encuesta de El Nuevo Día, que ha reflejado el desgaste acelerado de la administración de García Padilla a dos años de las elecciones. En medio de la complicada coyuntura económica de Puerto Rico,  y sin proyectar preocupación alguna por su futuro político,   el gobernador reflexionó sobre los primeros 22 meses de su gestión y aseguró que revalidará en  2016.  

¿Usted y su gobierno están en el lugar en el  que proyectaba estar en este momento?

— Hay áreas donde no tanto como yo quisiera, aunque hemos tenido adelantos. Un ejemplo es el desempleo. En el cuatrienio anterior, el promedio de desempleo era de 16.5% y llegó a estar en 18%. Ahora mismo, estamos en 14%. Ha bajado, pero queremos que baje más. En el crimen, queremos que baje más, pero ha bajado más rápido de lo que esperábamos. Son las dos áreas principales. Recordarás que antes de las elecciones tú me preguntabas de qué se trataban las elecciones y yo te decía: de combartir el crimen y combatir el desempleo. En ambas áreas hemos tenido adelantos, en unas más que otras.

¿Cuál usted considera que ha sido su mayor logro en estos primeros 22 meses de su administración?

—A mí no me gusta hablar de logros todavía; son adelantos. Por ejemplo, el que Puerto Rico es hoy día la jurisdicción de todos los Estados Unidos donde más rápido está bajando el crimen. Tenemos una reducción de 32% en asesinatos versus el 2012. Eso es bien importante. En el empleo hemos logrado detener la hemorragia de las fábricas cerrando. Turismo está galopando “alante”.  Hemos revivido la agricultura, la manufactura está dando señales también de revivir, pero falta mucho.

¿Cuál ha sido su mayor frustración a este momento?

— Que no hemos logrado comunicar la ruina en que nos dejaron el país; el desastre tan brutal que nos dejaron y la necesidad ante ese desastre de enderezar el barco como lo estamos haciendo. No comunicar eso, nos hace daño.

En ese sentido, ¿está contemplando cambios en la manera en que conduce su administración?

— Siempre mi gobierno trata de atemperarse a las realidades que vamos encontrando. Y eso es muy importante. Por ejemplo, al principio, el iniciar una reducción profunda en el crimen necesitaba de unos planes como la activación de la Guardia Nacional para atender el problema en las costas. Pero habiendo implantado ya  planes en la Policía,  no era necesaria la activación de la Guardia Nacional en las costas. El plan anticrimen, el plan para crear  empleos, se van atemperando a las nuevas realidades. Hemos logrado que el turismo depegue, hemos logrado que la manufactura se reactive, hemos logrado reactivar la agricultura. Una vez reactivada, necesitan que los planes se acomoden a esa realidad de una economía que empieza a dar señales de vida otra vez.

En términos del aprecio del público. ¿está usted donde quisiera estar?

— Todos los políticos quieren tener mejores números. Pero es fútil procurar analizar un resultado electoral con dos años de anticipación. Uno puede analizar percepciones, pero analizar resultados electorales, a dos años de las elecciones no lo hace nadie que sabe de política. ¿Por qué? Porque es demasiado tiempo de anticipación. Bill Clinton en 1994 parecía que no iba a ser reelegido, al igual que Pedro Rosselló en el 1994, parecía que no era reeligible. Dieciocho meses antes de las elecciones las encuestas decían que yo iba por veintipico de porciento y resulta que gané por .7 %. O sea, que anticipar con tanto tiempo un resultado electoral es un ejercicio en futilidad.

En este momento, ¿está descartado que usted no va a correr en las próximas elecciones?

— Absolutamente, yo voy a aspirar y voy a ganar.  Eso está decidido: voy a aspirar y voy a ganar.

El gobernador Alejandro García Padilla y la presidenta del Banco Gubernamental de Fomento (BGF), Melba Acosta, le han dicho a los legisladores de la mayoría popular que, de no aprobarse el alza al impuesto sobre el petróleo, se empañaría la imagen de Puerto Rico ante los bonistas y afectaría a la Autoridad de Carreteras y Transporte (ACT), de acuerdo con legisladores entrevistados.

Pero estos argumentos no parecen convencer a un grupo de legisladores populares que han dicho que no avalarán el alza al arbitrio, entre otras cosas, porque quieren ver y analizar con calma la propuesta reforma contributiva que prometió el Ejecutivo.

“Aquí hay elementos de desconfianza. Esto (el alza en el arbitrio) se estaba hablando hace más de dos meses y ahora vienen a traer el proyecto a última hora, en la última semana de sesión. Si ahora vienen a traer el proyecto de reforma contributiva a la trágala, de antemano tengo que decir: ‘otra vez’. Ellos tuvieron dos meses para esto”, sentenció, por su parte, el representante de la mayoría popular Javer Aponte Dalmau, quien también se opone al aumento.

Preocupaciones entre legisladores por el impuesto sobre el petróleo

Mientras que otros legisladores entienden que la medida es necesaria para ayudar a la Autoridad de Carreteras y Transporte

El alza en el impuesto al crudo es una medida propuesta por el gobernador Alejandro García Padilla que fue enviada a la Legislatura el 30 de octubre. Busca imponer un alza impuesto al combustible para reestructurar la deuda de $2,200 millones de la ACT con el BGF, de manera que este último recupere liquidez. De aprobarse la medida, entraría en vigor en marzo próximo.

“Lo que nos han dicho es que la situación de la ACT es tal que si no se paga la deuda, los bonistas van a entender que no se quiere pagar y eso llevaría a una debacle a la ACT porque habría que cerrar”, dijo Torres.

Pero los legisladores quieren atar la aprobación del nuevo impuesto a la reforma contributiva. “Creo que debemos trabajar el asunto de la reforma en unión a esto. Quiero analizar el impacto de la reforma contributiva y saber si aumenta el nivel de captación porque entonces sería innecesario aprobar esta medida”, dijo el representante José Vargas Ferrer.

“Mi posición es inamovible si no viene la reforma”, destacó, por su parte, el representante Luis Raúl Torres, uno de esos legisladores que condiciona su voto.

A juicio del representante Manuel Natal, quien también se opone al nuevo alza en el arbitrio, la gente entiende su oposición. “Tengo la preocupación de cómo se impacta la clase trabajadora”, dijo.

El senador José R. Nadal Power, quien preside la Comisión Hacienda y Finanzas Públicas del Senado que trabajaría la medida si es aprobada en la Cámara, también condicionó su aval. La ACT debe autoevaluarse y presentar un plan para no tener que volver a pedir dinero al BGF, manifestó. “La ACT debe tomar acciones para evitar que su situación empeore y estemos en la misma situación en par de años”, indicó.

Sin embargo, para los legisladores que avalan la aprobación del impuesto al combustible lo importante es se salve a la ACT y la liquidez del BGF. Por ejemplo, el vicepresidente cameral, Roberto Ruiz de Poras dijo que nadie quiere un nuevo impuesto, pero “con la situación precaria del país no tenemos otra salida”.

Mientras, el presidente de la Comisión de Hacienda y Presupuesto de la Cámara, Rafael ‘Tatito’ Hernández de algún lado tiene que salir el dinero para lidiar con la deuda de la ACT. Dijo que si no sale del alza al arbitrio, habría que sacarlo del Fondo General.