Me mintieron. Todos los maestros y todas las maestras que me dijeron en la escuela que Puerto Rico era una democracia me mintieron. Puerto Rico no es una democracia.

Si entiendo bien el concepto, la democracia es la forma de gobierno donde el pueblo, libre y voluntariamente, escoge sus gobernantes por medio del voto directo. Si esa es la definición correcta de una democracia, entonces Puerto Rico no es una democracia.

Enfrentamos esta dura realidad directamente unos días atrás, a raíz de las elecciones de mediados de término en los Estados Unidos. La derrota de los candidatos demócratas fue estrepitosa. No sólo perdieron el Senado, sino que los republicanos ampliaron su ventaja en la Cámara de Representantes y dominaron la mayor parte de las contiendas para escoger gobernadores.

Uno de los primeros puntos en la agenda republicana es la eliminación del programa de salud conocido como “Obamacare”. Aunque esto ha estado en la agenda por buen tiempo, a partir de enero del 2015 la mayoría republicana tiene probabilidades muy altas de lograr el objetivo que buscan. Dada su abundante mayoría, es muy probable que los republicanos puedan ratificar el voto por encima del veto presidencial.

Claro está, estas decisiones serán tomadas por personas que, en su inmensa mayoría, tienen poco o nada que ver con Puerto Rico. El futuro del sistema de salud estadounidense está en manos del Presidente y de quienes votan en el Congreso y en el Senado. Y aquellas personas que vivimos Puerto Rico, a pesar de ser “ciudadanas” no tenemos el derecho a votar por el Presidente, como tampoco tenemos representación votante en las cámaras legislativas, dado que el Comisionado Residente no tiene derecho a votar en el pleno de esos cuerpos.

Ya sé, algunos de ustedes están preguntando qué importa el sistema de salud de los Estados Unidos cuando en Puerto Rico no participamos directamente del Obamacare. Y la respuesta es sencilla. El programa de Mi Salud se alimenta de miles de millones de dólares que llegan a la Isla por concepto del Obamacare. Es decir, que si bien no participamos directamente del programa, lo hacemos de manera indirecta.

Me pregunto, ¿qué pasaría en nuestra Isla si eliminan el Obamacare y de repente el programa Mi Salud se queda sin fondos a mitad del 2015? ¿Cuán profundo sería el caos en nuestros hospitales? ¿Se dispararía el crimen si la gente no tiene acceso a tratamientos y medicinas? ¿Aumentaría la emigración de profesionales de la salud? ¿Quebrarían varios hospitales?

Yo no sé las respuestas a estas preguntas. Usted tampoco. Y lo triste es que no podemos hacer nada para cambiar la situación a corto plazo, dado que quienes van a tomar las decisiones con sus votos durante los próximos dos años son personas a quienes ni usted ni yo hemos elegido.

Puerto Rico goza de una democracia limitada, donde tenemos el derecho de elegir a quienes deciden cómo y cuándo se ha de recoger la basura en nuestros municipios. Empero, no tenemos el derecho de escoger a quienes deciden si nuestros hijos y nuestras hijas han de ir a la guerra. Y una democracia limitada, sencillamente, no es una democracia.