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‘Perreta: Enfado, por lo general, producido en los niños.

En estos días ha estado en la palestra pública el asunto relacionado con el impuesto al vino y los alegados señalamientos en la prensa sobre quién está detrás de que los consumidores tengamos que pagar por un impuesto más.

En www.doctorshoper.com, como parte de nuestra función periodística, nos dimos la tarea de investigar qué hay detrás de este nuevo impuesto en detrimento de los consumidores. Lo que encontramos fue lo que hemos denominado como La perreta del vino, alegadamente por parte del ex convicto federal, señalado por la prensa, como privilegiado donante del partido de Gobierno y principal ejecutivo de la empresa Panamerican Beverages Inc., (PBI) José González Freyre. Hay que recordar que durante el sonado caso federal, González Freyre se habría declarado culpable de ofrecer declaraciones falsas a agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) y al Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos (IRS, por sus siglas en ingles).

Fuentes que prefirieron mantenerse anónimas indican que la Perreta de González Freyre, supuestamente, se debe a una venganza comercial que tiene contra la empresa CC1 Beers, Inc. Según nuestras fuentes, el panorama es el siguiente: Panamerican Beverages, Inc. crea y manufactura la línea de cocteles bajo el nombre de Gasolina y le otorga la distribución de la misma a CC1. Según mi opinión, que coincide con expertos en el mercado de licores entrevistados por www.doctorshoper.com, la empresa CC1 realizó una labor extraordinaria y colocó a Gasolina como una fuerza a considerar en el mercado bebidas alcohólicas en Puerto Rico. Alegadamente, PBI decide lanzar una extensión de línea de la marca Gasolina bajo el nombre de Gasolina Sangriiia, pero decide no darle la a distribución a CC1. La empresa PBI decide hacerlo directamente, ya que el trabajo difícil -que fue introducir el producto Gasolina al mercado- ya lo había hecho con éxito CC1.

CC1, en reclamo de sus derechos, acude a los tribunales impugnando dicha distribución y amparándose en la Ley 75 que protege a los distribuidores en Puerto Rico de prácticas injustas y predatorias por parte de los manufactureros. Luego de varios años de litigio y apelaciones CC1 prevalece y Panamerican Beverages Inc., por orden del tribunal tiene que compensar a la empresa CC1 por la alegada violación contractual cobijada bajo la ley 75. Según nuestras fuentes, la compensación fue por unos cuantos millones de dólares. Como parte del acuerdo, CC1 le devuelve la distribución de Gasolina a PBI eliminando todo vínculo comercial entre ambas empresas.

Al José González Freyre y la empresa PBI ser derrotados en el tribunal por CC1, en mi opinión le dio una “perreta” como de costumbre, y al no querer quedarse ‘dao’, ha enfilado sus cañones en venganza contra CC1.

Según nuestras fuentes, alegadamente, el primer cañonazo lo emprendió a través de la promoción del impuesto a los refrescos a través de la Cámara de Representante, conocido como el “Refrescazo”, ya que el producto principal de la empresa CC1 es Coca Cola. La suspicacia sobre a quién realmente beneficia la referida medida se da luego de que González Freyre, en calidad de presidente de PBI, acudiera durante un fin de semana a una vista pública en la Legislatura para favorecer el P. de la C. 1844.

En dicha vista pública, el empresario manifestó que el propuesto impuesto “ayudaría a la industria porque no todos los fabricantes de bebidas azucaradas van a hacer los cambios que aplicarían bajo esta ley. Al otro día de aprobado este arbitrio, hago productos con menos contenido de azúcar porque tenemos la flexibilidad en la producción. Eso nos da una ventaja sobre la competencia”. Algo que Coca Cola no podría hacer debido a su fórmula patentizada.

Además, señaló que las empresas no producían productos con menos azúcar porque el proceso de elaboración seria uno más costoso.

En mi opinión, solo había que ver los anuncios a favor del impuesto y cualquiera se daba cuenta de la alegada “perreta”. El mero hecho de utilizar una lata roja semejando a la de Coca Cola en el arte del anuncio sonaba como mucha casualidad. Por qué en el anuncio no se utilizó una lata de color azul o ¿Pepsi no es refresco?. O es que como el distribuidor ahora de Gasolina es Pepsi y PBI no lo quieren perjudicar. Al refrescazo no ser considerado por la Legislatura, viene otra “perreta” y el segundo cañonazo, el impuesto al vino.

Según conocedores de la industria entrevistados por www.doctorshoper.com, el impuesto al vino viene como consecuencia de que CC1 en poco tiempo, a través de una agresiva estrategia de mercadeo, un producto de calidad y buen precio, ha metido en cuanto lugar se vende bebidas alcohólicas, la sangría Capriccio. El éxito de Capriccio ha minado cualquier avance que haya hecho PBI con la sangría Gasolina. Hay que ir a cualquier supermercado y ver grandes exhibidores de botellones de casi dos litros de sangría Capricio. Es de mi opinión que al ver que CC1 le está comiendo los dulces y al PBI no saber competir si no va “montao”, utiliza su poder económico y sus tentáculos políticos para tomar ventajas, y por consecuencia, empujarles a los consumidores un nuevo impuesto al vino y a la vez tratar de detener los avances exitosos de Capriccio.

También es de mi opinión que tanto Malgor & Co., y Trigo y Co. son víctimas accidentales de las “perretas” de José González, ya que su pugna es contra CC1.

No podemos olvidar la “perreta” que le dio en 2008, cuando en aquella ocasión le informó al senador novoprogresista Orlando Parga que detendría la entrega de un pedido de 30 vagones de arroz para comedores escolares, hasta tanto la Comisión de Asuntos Federales y del Consumidor -que presidia Parga-, completara una pesquisa en su contra. Esta estaba relacionada con un monopolio en el mercado de arroz en la isla en detrimento de los niños que acudían a alimentarse a dichos comedores. Deteniendo la entrega cuando la compañía contratante para suplirle el arroz en aquella ocasión era José Santiago Inc., y no él que solo era un mero suplidor de la empresa distribuidora.

El autor de este artículo también tiene vasta experiencia relacionadas con las perretas por parte del ex convicto federal José González Freyre, ya que desde hace más de seis años hemos estado bajo el constante acoso judicial a través de dos demandadas radicadas en contra nuestra. En mi opinión, dichas demandas lo que pretende es sofocarnos económicamente además de cuartar nuestra libertad de prensa. Pero más aun, nuestra defensa a través de los señalamientos hechos en beneficio de los consumidores.

El utilizar su poder económico a través de su alegado poder político es un acto de anarquía que atenta contra los principios básicos de una democracia y libre empresa. Es ahora que él quiere que todos paguen el impuesto. ¿Por qué no hizo ese mismo planteamiento cuando lanzó hace varios años su bebida Gasolina? Nos imaginamos que para no perjudicar a su distribuidor en aquel entonces CC1.

El utilizar las conexiones políticas para castrar a sus competidores deja mucho de qué hablar de una persona que se vanagloria de figura pública que representa a sus empresas en los medios de ser un alegado paladín de los postulados de un libre mercado. Pero no nos podemos olvidar de los gatilleros de la Legislatura que a cambio de donativos y taquillitas están dispuestos a complacer a cualquiera que venga con sus perretas. El mero hecho de proponer que si la venta excede 200,000 galones pagaría impuestos, lo que busca PBI es que nadie pueda crecer en un libre mercado. Los consumidores no podemos continuar siendo víctimas de más impuestos, y peor aún por perretas de un comerciante para perjudicar a otros comerciantes. Ni un impuesto más.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.