De todos los perdedores que cobró en su proceso de aprobación la nefasta crudita—el que más perdió fue el Pueblo de Puerto Rico.

A Juan del Pueblo le espera uno de dos posibles escenarios: 1) la crudita como se aprobó, que le va a estrujar más el bolsillo y hundir aún más nuestra economía y aun así no va a ser suficiente para arreglar ni la Autoridad de Carreteras y el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) o 2) la crudita como se aprobó más otro nuevo impuesto para allegar al gobierno aún más dinero para que pueda seguir gastando.

Según declaraciones escritas del BGF el martes, tal cual aprobado por la Legislatura, el proyecto no sería suficiente para lograr allegar al fisco la cantidad que el equipo fiscal había estimado originalmente que podría coger prestado contra el ingreso que representa el nuevo impuesto.

Para que estemos claros, aquí no se trata de que el dinero adicional que va a salir del bolsillo de Juan del Pueblo con este aumento al impuesto sobre el petróleo y sus derivados se vaya a usar para pagar el salario de los choferes de la AMA, ni arreglar carreteras, ni nada que se parezca.

Lo que va a hacer el gobierno con los chavos de la crudita es coger más dinero prestado; casi $3,000 millones eran sus proyecciones originales. Con las limitaciones impuestas por el Senado, es posible que lo más que pueda coger prestado el BGF sean $1,700 millones. O sea, a usted el impuesto le va a estrujar el bolsillo igual, pero lo que se le va a poder sacar con el nuevo préstamos va a ser mucho menos. Otra vez, el Pueblo pierde.

Aun así, al cierre de esta edición todo indicaba que el Gobernador García Padilla estamparía su firma en el proyecto aprobado por la Legislatura. Aún tiene tiempo de recapacitar.

La crudita es un impuesto nefasto, que tendrá un efecto devastador en nuestra aún deprimida economía. Esto es una repetición de la patente nacional. Se les advirtió una y otra vez que no debían aprobarla porque iba a ser funesta para los negocios, grandes y pequeños, que son los que crean empleos. No hicieron caso. En su desespero por recaudar dinero donde no lo hay para poder seguir gastando, la aprobaron. Los resultados no se hicieron esperar. Y poco menos de un año, ya está planteado que la van a quitar.

Ahora el equipo fiscal se presenta igualmente desesperado por allegar más y más dinero al fisco. No siendo suficiente con la crudita tal cual aprobada, ya nos han anunciado que “el gobernador se mantendrá en diálogo continuo con nuestro equipo legislativo para perfeccionar esta legislación”. Suena a una manera elegante de decir que nos van a espetar otro impuesto para “cuadrar” lo que el BGF dice que falta. Pero no se habla nada de recortar el gasto, que es en lo que debería estar enfocada la administración.

Aun si el Gobernador firma el proyecto tal cual se aprobó, la administración le debe al Pueblo una explicación de cuáles son los pasos a seguir y de dónde piensan sacar el dinero que el BGF dice que necesita.
Esperemos que no sea un nuevo impuesto.