Cuba: cambio de rumbo III – Por Jaime Benson, Catedrático de Economía UPR

Cuba: cambio de rumbo III, II, I

Es poco probable que las potenciales oportunidades que se generen a nivel local en las industrias de banca
United States Cuba

EL VOCERO / Archivo
Por Columnistas, EL VOCERO

Por Jaime Benson, Catedrático de Economía UPR

Destaqué en la primera parte de esta columna que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba no implican un desmantelamiento inmediato o por el futuro previsible del embargo comercial estadounidense hacia Cuba. Pues tal acción es un prerrogativa del Congreso de mayoría republicana y las declaraciones del liderato congresional republicano han sido claras en que no considerarán ninguna iniciativa al respecto hasta que no haya un cambio de régimen en La Habana.

No obstante, dicha posición inflexible de “todo o nada”  del liderato congresional republicano respecto a Cuba, no es compartida por la mayoría de la opinión pública nacional. Particularmente en lo que respecta a la posibilidad de utilizar el desmantelamiento gradual como arma de presión para irle arrancando pedazo a pedazo importantes concesiones democráticas y económicas a la dictadura militar castrista. Por lo que es de esperarse que las presiones, sobre todo de la creciente e influyente opinión pública hispana (especialmente de los cubano-americanos más jóvenes) a favor de ir levantando gradualmente el embargo a cambio de la liberalización política y económica de Cuba, rinda frutos y propicie en los próximos 3 a 6 años un comienzo del levantamiento del embargo comercial.

Ante dicho futuro posible escenario se ha vuelto a reavivar el llamado por parte de distintos economistas y lideres empresariales de que es necesario que tanto el gobierno como el sector privado vayan preparándose para los múltiples retos y oportunidades que tal apertura comercial tendría sobre Puerto Rico.  Llamado pertinente  sobre todo ante el gran reto que representa la apertura de Cuba al comercio y las inversiones estadounidense a nuestra previsible aún deprimida y agonizante economía, más allá de las hipotéticas y aún por definirse oportunidades que pueda representar la misma.

El mayor reto lo enfrentaría nuestra debilitada industria de turismo, ante los problemas que el alto costo de luz y  del agua,  así como el deterioro de nuestras autopistas y carreteras, y el  creciente deterioro en el trato y los servicios a los turistas; representan para la misma. Se argumenta que nuestra industria turística no se verá seriamente afectada ya que atiende fundamentalmente el nicho de turistas nacionales de alto poder adquisitivo, mientras que cuando Cuba se abra a nuestro turismo nacional lo haría en el segmento de turistas estadounidenses de bajo y mediano poder adquisitivo. El anterior análisis, obvia que si bien Cuba cuenta con facilidades y está en condiciones de ampliar su oferta turística para el segmento de visitantes de alto poder adquisitivo a precios más competitivos que los nuestros y que la novedad que representaría su apertura nos restaría una porción considerable del mismo. A Puerto Rico por el contrario se le haría muy difícil bajo su presente situación crediticia,  fiscal, económica y jurídico-política ampliar y mejorar su oferta turística al nicho representado por los visitantes de bajo y mediano poder adquisitivo.

Así también, enfrentaríamos serios retos, en las industrias farmacéutica, de biotecnología, de la salud y educación. Es poco probable que las potenciales oportunidades que se generen a nivel local en las industrias de banca,  publicidad mercadotécnica, procesamiento y distribución de alimentos, construcción y servicios profesionales entre otras, compensen con creces las perdidas considerables resultantes en las industrias que enfrentarían los mayores retos. Tenemos que robarle el tiro a Cuba y adelantarnos a la novedad que conllevará su apertura comercial, logrando nuestra admisión como el 51 estado de la Unión americana. La novedad, certeza y estabilidad jurídica y política resultante propiciaría un boom en el influjo de inversiones directas privadas que reforzadas por un mayor influjo proporcional  de fondos federales nos pondría en óptimas condiciones de enfrentar los no poco considerables retos que implicaría la apertura comercial de Cuba.  A la vez, proporcionaría a Estados Unidos de una mayor legitimidad y prestigio democráticos, incrementando su efectividad para propiciar una transición hacia la democracia en Cuba y estrechar sus lazos , así como incrementar su influencia en América Latina.

Cuba: cambio de rumbo III, II, I

 

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