Ya el PPD decidió que AGP No Volverá en el 2016

EL VOCERO / Archivo

Ya no hay excusa. Estamos a mitad del cuatrienio y hemos saboreado el gobierno errático del PPD bajo Alejandro García Padilla, que no ha evidenciado mayor capacidad que los anteriores.  La oposición se afila con candidatos que tampoco ofrecen destrezas en administración pública para presentar soluciones que no sea la esperanza de un salto en el vacío. La promesa del gobernador García Padilla de la “gente primero”, como contrapeso a los despidos de empleados públicos durante el cuatrienio anterior bajo el PNP, se ha materializado de una forma distorsionada.  Para proteger los empleos públicos, solo ha sabido aumentar impuestos en todos los bolsillos que ha logrado identificar; como si los mismos empleados públicos no  tuviesen que pagarlos.  Sus empleos dependen de entregar de su caudal salarial, pensiones, y bonificaciones. Para mantenerlos en el servicio público, al sector privado se le aumenta toda suerte de imposición para “el bien común”; sin recibir reciprocidad por este esfuerzo.

El afán de prestar servicios de primera al público debería hacerse patente, para convencernos que hace falta retenerles.  La seguridad pública debiese estar fortalecida, derrumbando el estado de sitio en que se sobrevive atemorizado(as). A pesar de una alegada reducción por 200 asesinatos en comparación con el 2013, todavía persiste el terror de la violencia.  Ya se registró el primer caso de femicidio en lo que va de 2015. Se desconoce la cifra real de agresiones sexuales, puesto que no se evalúa la efectividad de los centros de ayuda a las sobrevivientes en fortalecerlas para informar sus casos a al sistema de injusticia criminal.  Está por verse si el gobernador García Padilla vetará la reforma del código penal que baja las penas drásticamente a los delitos de violencia contra la persona, sin medir las consecuencias.

Por otra parte, los servicios educativos debiesen estar calando en el desarrollo intelectual de servidores públicos que ofrezcan con brillantez soluciones para cambiar el paradigma. Las vías públicas debiesen estar embreadas, con el alumbrado al día, y las alcantarillas limpias para evitar inundaciones cuando llueve.  Las filas largas en los Centros de Servicio al Conductor, la Autoridad de Energía Eléctrica y Autoridad de Acueductos y Alcantarillados debe moverse a la velocidad del rayo, por el entusiasmo de la productividad de los(as) empleados públicos.  En el ámbito de la salud, los recursos humanos deben estar atentos con lo último en la tecnología para aliviar el dolor humano y prolongar la calidad de vida de todos(as) por igual. La limpieza y pulcritud de las instalaciones deben respirar la asepsia esperada.

Todos sabemos que esto no es la realidad.  El agobio no se terminó con el año viejo.  No importa los despojos del cierre de año, al comienzo del 2015 persiste el mismo panorama con el telón de fondo intacto.  La deuda pública se alega ronda cerca de 73 billones de dólares.  La precariedad financiera se convierte en la soga con la que se amarra el nudo para ahorcarnos en nuestra insolvencia.  En una jeringonza casi ininteligible públicamente se traen piezas del rompecabezas financiero que no cuadran, porque desafían la lógica matemática básica. Si se critica las administraciones previas por haber tomado dinero prestado trayéndonos a este abismo financiero, ¿pagar la deuda con nueva deuda con una tasa de interés más alta, es la forma prudente de salir de la deuda?   El estruendo para justificar ‘la crudita remozada’ restituyendo aumentos periódicos de 1.5% para darle ‘liquidez’ al Banco Gubernamental de Fomento, ¿es para escudar que están tomando dinero prestado adicional de cara a las elecciones del 2016?  No nos dejemos engañar.   ¿Cuántos contratistas mantendrán en la nómina, como inversionistas para sus campañas electorales, a expensas de las necesidades básicas de seguridad, salud y educación?

Al día de hoy no se han procesado en los foros pertinentes a los(as) responsables de esta debacle financiera.  Tampoco han agilizado mecanismos para exigirle a los EEUU de Norte América que se haga responsable por la llamada ‘deuda odiosa’ de su colonia, tal como éstos le exigieron a España con la deuda pública que arrastraba Cuba al cabo de la Guerra Hispanoamericana. Incumplieron con su deber de fiscalización.  A sabiendas que las migajas con las que pagaban su ‘alquiler’ por las bases militares en Puerto Rico se los tragaba la avaricia de la corrupción a quienes ‘les permitían’ jugar con la ilusión como si estuviesen a cargo de su destino, en términos generales se han hecho de la vista larga.  Los contados casos que fiscalía federal ha procesado no cubre el campo completo. ¡Hay que romper el círculo vicioso!