EL VOCERO / Archivo

Con el 2015, la colonia entró en su noveno año en quiebra. Esto ya no es recesión ni depresión, es sencillamente quiebra. La quiebra de una colonia que no da para más. Continuar alargando la colonia es la condena de este pueblo al desastre total y permanente.

En estos tiempos modernos, los países que caen en problemas económicos cíclicos salen adelante en tres o cinco años. El único que entró a los infiernos de Dantes en 2006 y no ha salido, es el ELA. La crisis colonial parece no tener fin y se pone peor. Es que en realidad la crisis del ELA no se trata de un problema económico cíclico o rutinario. Esos los tuvimos muchas veces pero los resolvían con préstamos. Lo que realmente estamos enfrentando es la quiebra definitiva de un sistema colonial que colapsó social, política y económicamente. Una colonia que durante 60 años hizo evoluciones para aparentar vivir el estilo de vida de un estado de la Unión, pero sin tener los mismos derechos ni los mismos beneficios económicos de un estado. Las evoluciones, se acabaron. Se acabó el fiao sobre el fiao. Eso es lo que realmente está ocurriendo.

Estudios recientes confirman que el ELA es la jurisdicción de los Estados Unidos con el costo de vida más alto, pero donde se pagan los salarios más bajos. Somos la jurisdicción americana con el sistema contributivo más abusivo. Esta colonia es la segunda jurisdicción donde la gasolina es más cara. Solo nos supera California porque allí le imponen su equivalente al IVU. Ahora, con ‘la crudita’ y ‘la crudita plus’ que se legislará, la gasolina en el ELA será la más cara en todos los Estados Unidos. Somos de los que más cara pagamos la electricidad y por ahí viene un aumento tarifario. El desempleo sigue por las nubes y se pondrá peor después de la temporada navideña. Las quiebras continúan aumentando, principalmente de pequeños y medianos comerciantes.

Las inversiones de adentro y de afuera son cada vez menos. En diciembre un informe de Fitch Ratings reveló que los aumentos de este gobierno en los impuestos y en los servicios públicos prolongarían la crisis económica. Por su parte, Moody’s advierte el desplome y la insolvencia del Banco Gubernamental de Fomento. Entre marzo y septiembre de 2014, en solo siete meses, las agencias de este desgobierno se devoraron el 60% de la menguada liquidez del BGF, rompiendo todos los récords históricos de préstamos impagables. La mitad de los municipios están a punto de no poder pagar sus nóminas. Las agencias estatales cada día resuelven menos pero cuestan más.  En fin, el Índice de Actividad Económica (IAE) de esta colonia cayó en terreno negativo desde que este desgobierno llegó al poder y por ahí sigue sin frenos en su ruta al desastre.

Si caótica es la situación de Puerto Rico, también es notable la actitud de mucha gente. Por un lado, tenemos a algunos economistas en el pleno ejercicio de las molineras fantasías quijotescas. Unos alegan que esto mejorará pronto y otros dicen que dentro de dos años. Umjú! Por supuesto, todos con afiliación y contratos colonialistas.

Por otro lado, tenemos a organizaciones empresariales y profesionales que ven el deterioro cada vez mayor, pero ninguno presenta alternativas concretas ni realistas. También saben que la colonia no tiene salvación. Casi no hablan, pero cuando se ven obligados a hacerlo entonces se refugian en declamaciones casi espiritualistas de que debemos mejorar la productividad, convertirnos en mejores exportadores, unirnos como pueblo y todas las demás parábolas que dice aquel que no tiene una piedra firme donde sentarse. Estos, a lo más que aspiran es a ‘salvase quien pueda’. A velar cómo la crisis los toca menos, frente a un desgobierno incompetente e improvisador que de hoy para mañana les impone una nueva contribución. La mayoría de estas organizaciones están presididas por comensales de la mesa de influencias políticas dentro del Partido Popular y el régimen colonial.

Las llamadas ‘fuerzas vivas’ ya no existen. Ya no protestan, no marchan ni alborotan. Casi todas están encabezadas por carga maletas del régimen colonial, disfrazados de académicos, ambientalistas y líderes comunitarios. Andan por ahí lamentándose entre ellos, pero sin retar los abusos de este desgobierno. Solamente les entra la fragancia agitadora cuando hay un gobierno PNP; y en combo con algunos periodistas y medios que les sirven de megáfonos.

La izquierda melonera tampoco se escucha. Algunos están muy ocupados con sus negocios con la dictadura chavista de Venezuela y con los que pueden conseguir en el régimen colonial. Todos son empresarios de la venta de influencias bajo el chantaje de que si no le dan tal o cual negocio a sus clientes empresarios, entonces no adoban la pava en las elecciones. Algunos se van al Siglo XX y otros restaurantes a cabildear los guisos de sus empresarios con el gobierno. También se dedican a filosofar de lo fastidiados que están el Partido Popular y la colonia, pero siempre hablando bajito.

En la legislatura están los tronadores de las soluciones que nunca llegan. Van a arreglar esto y aquello, pero nada. Pura habladuría para aplausos momentáneos y para tratar de distanciarse del desgobierno del que son responsables y coprotagonistas. Quien los escucha, creería que algo resuelven. Viven del aguaje.

Mientras Puerto Rico se desploma de mal en peor, la solución está de frente a nosotros,,, la estadidad. Puerto Rico ya dio –libre y democráticamente- un mandato en las urnas: No a la colonia y Sí a la estadidad. Este régimen colonial se ha hecho de la vista larga y así provoca que en Washington DC también. Si los de aquí no se mueven para hacer valer ese mandato, entonces por qué allá deben hacerlo. Los derechos no se piden, se exigen con acción y militancia. La estadidad no depende de Washington sino de cuánto empujemos y presionemos los puertorriqueños. Esa es la historia de los 37 territorios coloniales que lograron la estadidad. Empujaron y abrieron la puerta. De eso se trata.

En su mensaje de situación del estado en abril de 2014, García Padilla le dijo a este pueblo que en agosto de ese mismo año presentaría legislación para atender el asunto del estatus político. Nada ocurrió. Otra farsa más del Partido Popular y su gobernador. Después de todo, en ese mismo mensaje fue donde dijo que las finanzas estaban cuadradas, que no se impondrían más contribuciones para pagar préstamos y todas las demás mentiras que lanzó. Ha hecho todo lo contrario.

Es evidente que las encuestas internas del Partido Popular, coinciden con todas las demás. La Estadidad ha ganado mucho más apoyo, incluyendo el de muchos populares. El pueblo se ha dado cuenta que este desgobierno popular es solamente el agravante de la quiebra colonial. Tenemos dirigiendo la nave a la peor tripulación y en el peor momento. Pero el problema de Puerto Rico es mucho más que este desgobierno, es la colonia. La solución, es la estadidad.

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