Eric Rojas / EL VOCERO

Por Máximo Cerame-Vivas

Un concepto fundamental de la ecología es el de Capacidad Acarreadora. Capacidad Acarreadora es lo que un ambiente dado puede mantener en cuanto a organismos de una especie respecta. Cuántos árboles por hectárea, cuántos peces por galón de agua en un acuario, cuántos atunes por milla cúbica de agua de mar en el océano, o cuántos dinoflagelados por centímetro cúbico de agua de mar, por ejemplo.

Hace un número de años surgió una iniciativa conjunta entre UNESCO y el Departamento de Estado del gobierno federal a la que se le llamó “Man and the Biosphere”. Una de las encomiendas de esta iniciativa fue el determinar cuál era la Capacidad Acarreadora de países islas en cuanto a sus poblaciones humanas respecta. Esta encomienda tuvo investigadores examinando islas del Atlántico y otro grupo examinando islas del Pacífico. Las bases para el cómputo eran clima, tamaño de la isla, agua disponible, suelos, flora y fauna, y recursos agrícolas, entre otros.

Se calculó que la Capacidad Acarreadora de la isla de Puerto Rico era de unas 340,000 personas, o el equivalente a su población de 1840: menos de 100 habitantes por milla cuadrada. Hoy la densidad poblacional de Puerto Rico excede los mil habitantes por milla cuadrada: excedemos por diez veces nuestra Capacidad Acarreadora.

Puerto Rico tiene que importar todos sus energéticos (combustibles) y de 85% a 92% de su alimento. Si por alguna razón dejáramos de importar nuestros alimentos, nuestros abastos nos darían para más de una semana, pero para menos de un mes. Al mes nos empezaríamos a morir de hambre todos.

Pues, ¿Sabe qué? Ya empezamos a dejar de importar nuestros alimentos. Lo que necesitamos para comer ya no cabe en los barcos que nos quedan para transportarlo a la isla. ¿Ha visto usted comedia más ridícula y más trágica que esa? Con todos nuestros afanes de inversiones con ínfulas de millonarios, desarrollo industrial no-transparente, generación de energía eléctrica con combustibles caros, anacrónicos y foráneos, con edificios grandes incompatibles con nuestro clima, y con prepotencias bancarias avaladas en el extranjero, a los boricuas se nos olvidó que hay que comer. Somos unos millonarios “wanabee’s” a quienes se nos había olvidado lo que era el crujir de las tripas por falta de comida. Claro, a todos se les da para comer, aún a familias que en tres generaciones no hayan dado un tajo para ganárselo, pero sin explicarles que ese mantengo es maná del cielo efímero, temporero y artificial.

Puerto Rico está en los albores de descubrir que ha agotado, por mucho, su Capacidad Acarreadora y que, aunque tenga mantengo para comprar comida, no va a haber comida que comprar porque no llegó. Se quedó en el muelle al otro lado del charco por que no hay suficientes barquitos para traerla aquí. ¡Macho, eso sí que es previsión administrativa de un gobierno que piensa primero que nada en el bienestar de su pueblo!

Sin chavos para pagar la deuda, sin reforma contributiva que remedie nuestra ridícula situación fiscal, sin crédito para comprar combustible, sin ley que nos permita irnos a una quiebra, sin mentes capaces de pensar allá arriba, y ahora sin comida por no haber planificado nuestras necesidades conforme a nuestra Capacidad Acarreadora, sólo nos falta el carimbo que queme en cada una de nuestras espaldas el Lamento Borincano. Temo que las yolas empezarán a navegar en dirección contraria.

Advertencia: Los gobiernos pueden ser perjudiciales para la salud. No sólo nos pueden arruinar. También nos pueden matar de hambre.